Alfredo Castro: «Pregúntense cuánto se repartían los ejecutivos de TVN, cuántos programas malos se hicieron gracias a nuestras teleseries…»
«Esos diez años de TVN fueron los más gloriosos de la tv chilena desde el punto de vista creativo”, dice Alfredo Castro refiriéndose a la época dorada de la teleseries con las producciones de Vicente Sabatini en TVN.
El actor de de 65 años estuvo en Iorana, La Fiera, Romané, Pampa Ilusión, El Circo de Las Montini y otras de las exitosas y clásicas telenovelas del director, donde trabajó con talentos como Claudia di Girolamo, Héctor Noguera, Delfina Guzmán, José Sosa y muchos otros.
Castro participó, hace más de un mes, en el podcast Impacto en el Rostro, donde recordó y reflexionó sobre esos días y otros temas relacionados con la cultura, la pandemia y el estallido social.
Estas fueron parte de sus palabras:
“Voy a citar a la Diamela Eltit, porque tiene una mirada que es re interesante, ella dice ‘esto no empezó el 18 de octubre, esto empezó en marzo con la marcha del feminismo’. Nunca lo había pensado y, si lo piensas bien, estoy súper de acuerdo con eso, esa marcha fue la más numerosa que hubo en Chile. Entonces yo siento que ahí empezó el germen de la protesta más radical, más transversal, y después vino el 18 de octubre y ya fue increíble.
“Me acuerdo haber participado ese día en un conversatorio, se hizo uno en Avenida Italia sobre teatro, y yo me di cuenta de algo, porque de ahí partimos a la marcha. Me acuerdo haber llegado por Seminario, Providencia, Plaza de la Dignidad, y me emocioné tanto, pero también sentí que yo no debía estar ahí.
“Yo creo y siento hasta el momento haber sido un tipo bien comprometido con muchas causas importantes en mi vida, la primera es el teatro. Y también de haber sido un tipo bien integrador y que ha hecho su camino desde el territorio que le pertenece. Y hay cosas que uno no puede negar.
“Yo nací en una clase media y no puedo hacerme el pobre, encuentro que eso es lo más horrible que un ser humano puede hacer. Ser abajista es tan asqueroso como ser arribista. Entonces yo tengo que asumir mi pertenencia.
“También sé que trabajé en televisión muchos años, que fui dueño de muchos privilegios, que gané un sueldo muy bueno. Ahora, yo siempre digo, pregúntense cuánto ganaron los canales de televisión, cuánto se repartían los ejecutivos de TVN con nuestro trabajo, cuántos programas muy malos se hicieron gracias a nuestras teleseries.
“Trabajamos de 7 de la mañana a 8 de la noche, ganamos bien, no lo voy a negar, pero también trabajamos aprendiendo romané, haciendo circo, viajando fuera de Santiago, que fue maravilloso. Pero de verdad que los ejecutivos y los canales ganaban una plata impensada para estos días.
“Entonces encuentro que está bien la crítica, obviamente que yo estoy por un país mucho más igualitario y la desigualdad me parece espantosa. Pero también hay que poner a veces las cosas en lugares.
“La Delfina Guzmán me contó el otro día, yo la llamo cada cierto tiempo, y me contó que vio Tengo Miedo Torero, que se emocionó mucho, ‘pero te voy a contar un cuento que tengo con el weón de Lemebel. Me encuentro con esta mierda’, me dice, ‘en Matucana. Y me mira como con su nariz respingada y yo le digo ‘lindo, te admiro tanto, he leído todos tus libros’, y me dijo ‘ay, vieja momia’, no sé qué.
“¿Y sabes lo que le contestó? ‘Mira, yo nací momia, igual que tú nacista maricón, entonces no nos saquemos la suerte entre gitanos. Yo no puedo renegar de mi momiaje, ¿qué quieres que le haga, que me mate? Así como tú tampoco puedes renunciar a tu mariconería’.
“Y yo lo encontré súper interesante, porque hay cosas en el arte, en la creación, que hay un mundo solidario, más bien de pertenencia, de juntarse. Yo creo que hay una discriminación que no debería existir. Yo nunca sentí que Juan (Radrigán) me discriminara o me mirara en menos, yo mucho menos con él, nunca he sentido de parte de mis compañeros discriminaciones.
“La gente es bruta de repente, pero es un tema importante, piensa que siempre estamos hablando de qué es mejor. Yo veo en estas cuestiones de Facebook o Instagram que pasan todo el día: ‘El mejor actor, ¿quién es?’, ‘la mejor teleserie’, ‘la mejor obra’. Paren con el mejor y la mejor. No hay mejores ni peores, hay gente que hace lo que le gusta, que hace lo que puede.
“Deberíamos parar un poco. Yo creo que el 18 de octubre también es una invitación a eso, a también pensar que ‘sí, ok, igualemos la cancha, borremos las desigualdades, pero también en el pensamiento, en el ejercicio del oficio’. Porque nuestro oficio está en otro lugar”.