José Antonio Neme: «Le dije ‘mamá, perdóname, pero a mí me gustan los hombres. Pero no te preocupes, no voy a estar con ninguno…’»
“A los doce o trece años, cuando tu sexualidad se va definiendo, dije ‘voy a ocultar esto toda mi vida, ¿para qué voy a exponerme? No necesito que me quieran ni me amen’”, fue parte del testimonio de José Antonio Neme sobre su descubrir su sexualidad, aceptarla y vivir el proceso personal y familiar que eso significó para el periodista en otra época y en un ambiente conservador.
El rostro de La Red fue estuvo en un capítulo de De Tú a Tú, espacio de entrevistas en horario estelar que conduce Martín Cárcamo en Canal 13.
Estas fueron parte de las palabras del hijo del también periodista Antonio Neme (quien se hizo conocido en Canal 13):
“Hablé con mi mamá primero. Yo había conocido a una persona, intentamos salir pero era imposible y me vino una desilusión adolescente, una cosa muy triste, porque no había resultado y le tenía aprecio. Y dije ‘no, esto no es para mí, yo no tengo ni un atractivo, no tengo ni una habilidad emocional ni física ni sexual. Nunca voy a conquistar a nadie. Sigo siendo el mismo niño del colegio’.
“Estaba muy depre y mi mamá un día entra, había un almuerzo en la casa, habían invitado a unos amigos y mi mamá entra y me dice ‘baja al comedor, están los tíos acá’. ‘Mamá, no me quiero levantar’. ‘¿Pero qué te pasa?’, me dice mi mamá. Se sienta como al borde de la cama y ahí le dije.
«Le dije ‘mamá, perdóname’. Le pedí perdón, quizás ella quería otra cosa. ‘Pero a mí me gustan los hombres, pero no te preocupes, no voy a estar con ninguno’.
“Y mamá quedó así como… Las mamás siempre sospechan, saben, yo tampoco era un niño Rambo, así que no se llevó la gran sorpresa, pero escucharlo debe haber sido duro.
“Ahí ella se para, sale y a los 15 minutos entra con mi papá. Fue muy cómico porque entra con mi papá, mi papá me da la mano, no me dice nada, se van de la casa y me dejaron solo en la pieza. Yo dije ‘¿qué hago acá?’, me quedé acostado esperando que volvieran.
“Volvieron como a la media hora y ahí vienen con ese discurso que nace desde la entrega de los padres, que tiene algo de verdad, tiene algo de mentira, tiene algo de contención, tiene algo de pudor, que te dicen ‘estamos contigo, tú eres nuestro hijo y vas a ser siempre nuestro hijo aunque seas un asesino serial’, que uno lo puede entender.
“’Bueno, gracias’, les dije. Ahí mi mamá me dijo… Oye, mis papás deben estar quedando pésimo con esto, pero fue así porque estaban también un poco shockeados yo creo, preocupados de que uno sufra. Si al final los papás quieren que uno no sufra y yo era el hijo mayor, entonces tampoco tenían una experiencia parecida.
“Mi papá guardó silencio, me dijo ‘tranquilo’, pero monosilábico. No me pegué una conversa larga con ellos, ellos tampoco tenían mucha información, mi familia era muy tradicional, muy árabe, no teníamos referentes cercanos. Entonces también entiendo a mis papás, es difícil cuando a un hijo le pasa algo, sea esto o cualquier otra cosa”.