Glamorama
Julio César Rodríguez y Monserrat Alvarez en imágenes tomadas de la pantalla de Contigo en la Mañana, Chilevisión, en abril de este año.

“¡No cuentes eso! Pobrecita. ¡No quiero saber! Que eres mala onda…”: la historia de noche romántica de Julio César Rodríguez que Monse Alvarez hubiese preferido no escuchar

Autor: C. Z. / 16 abril, 2021

«Y la agarró con un tequila. Y empezó, un golpeado, ¡pah! Y yo ‘ya, pero estamos bien, estamos listos’. Y no, ¡pah!, y me gustaba tanto… Íbamos en el auto rumbo a mi casa. Yo la vi que ya estaba mareada…»

Esta fue parte de la historia de una cita romántica que contó Julio César Rodríguez y que terminó con un detalle que Monserrat Alvarez hubiese preferido no escuchar.

Este viernes en Contigo en la Mañana los animadores realizaron una de sus secciones confesionales y relajadas y hablaron de sexo.

Este fue el referido relato del periodista de 51 años:

“Me gustaba mucho una niña,  no voy a decir su nombre. Me gustaba mucho, mucho. Y ella empezó en un momento, y lo sentí, lo hemos hablado y es verdad, como que se tenía que sentir más poderosa”

Monserrat Álvarez: “Más desinhibida. Tenía vergüenza”

Julio César Rodríguez: “Pero más que vergüenza, como más empoderada. Y la agarró con un tequila. Y empezó, un golpeado, ¡pah! Y yo ‘ya, pero estamos bien, estamos listos’. Y no, ¡pah!, y me gustaba tanto…

“Íbamos en el auto rumbo a mi casa. Yo la vi que ya estaba mareada”

Álvarez: “¡No cuentes eso! Pobrecita. ¿Y se fue?”

Rodríguez: “Y me vomitó a mí”

Álvarez: “¡Ay! ¡No quiero saber! Que eres mala onda”

Rodríguez: “Me vomitó a mí. Me dijo ‘me siento muy mal…’ Primera cita. Y yo ‘oooh’”

Álvarez: “¿Te siguió gustando?”

Rodríguez: “Sí, pero no tanto. Es que fue dramático. Igual fuimos a mi casa, pero a tomar tecito. Yo a cambiarme de ropa”

Álvarez: “Ay, me dio pena”

Rodríguez: “¿A quién no le ha pasado una cosa? Ella se sintió mal un mes”

Álvarez: “¿Y tú a ella le gustabas?”

Rodríguez: “Ni sé. Yo creo que no, por algo se curó poh (ambos ríen) Yo creo que me encontró feo y me vomitó. Me quiso decir algo subliminalmente. ‘Tú eres guácala… ¡Gua!’. Una cosa así…

«No, encantadora. Después fuimos súper amigos. Nos acordábamos de esto y nos matábamos de la risa. Y ella siempre contaba la historia. Una vez que nos juntamos en un grupo ‘oye, cuando una vez salimos… Jajajá’, y todos se reían.

“Y yo como ‘jajajá…’ Además que había puesto todas las fichas ahí y las otras citas las había dejado. Estaba súper choreado. Maldito tequila. Es criminal. Tenía mi zunga de leopardo, zunga elefantita. La guardé con la etiqueta. Es que pasan esas cosas».