Glamorama
Kel Calderón durante el discurso que pronunció en el funeral de su abuela, en una imagen tomada de la pantalla de YouTube.

“Mi lado de la familia está un poco quebrada y sé que te dolía…», fue parte del mensaje de Kel Calderón en el funeral de su abuela

Autor: C. F. R. / 9 mayo, 2021

“Hoy te lloro porque me siento sola, porque ya no sé a dónde voy a ir. Sé que a la gente le consuela decir que ahora tenemos un angelito que nos cuida del cielo, pero yo solo me siento tan, tan vacía sin ti. Siento que la vida se llevó mi escudo y mis zapatos y no sé cómo seguir caminando».

Este fue parte del mensaje de despedida que Kel Calderón escribió a su abuela y que leyó en el funeral de Eliana de la Fuente, realizado al mediodía de este domingo en el cementerio Parque del Recuerdo.

El funeral de la madre de Raquel Argandoña, fallecida a los 93 años, se llevó a cabo con aforo reducido y la misa se transmitió a través de la página web del cementerio, para quienes quisieron acompañar a la familia y no pudieron asistir debido a las medidas sanitarias.

Raquel Argandoña estuvo presente junto a su pololo Félix Ureta. Su hija estuvo acompañada por su pololo el odontólogo Totó Torrealba y su padre Hernán Calderón.

Nano Calderón Argandoña, hijo menor de la comunicadora de Canal 13, no asistió y durante este domingo publicó historias en su Instagram referidas a sus emprendimientos comerciales en esa red social.

Según describe el sitio Mira Lo Que Hizo, «Raquel Argandoña se mantuvo tranquila en la primera fila y cada cierto rato sólo hablaba con Ureta… Así, Argandoña no tuvo mayor interacción con su hija, que estaba deshecha un poco más atrás».

El discurso que Kel Calderón realizó en el funeral lo tenía escrito y es una gran parte del que publicó en su Instagram. En él relata vivencias con su abuela, expresa su amor y tristeza. También hace referencias al quiebre familiar que vive y a su hermano Nano. La joven se muestra desolada y uno de sus seguidores compartió en YouTube un registro.

Esta es la versión completa de sus palabras, según las publicó en Instagram:

“Ya sé que todas las despedidas son difíciles, más ahora que está muriendo tanta gente, ¿pero cómo se despide a alguien que debería estar aquí sentada? Mi abuela no estaba enferma, no olvidaba las cosas, no tenía grandes dolores. El sábado pasado hicimos un asado en su casa y nos reímos hasta que nos dolió la guata.

“Y es que mi abuela era de esa mujeres que ya no existen, las que lo saben todo pero no juzgan; solo reciben, regalonean y aconsejan. La casa de mi abuela era una zona segura entre tanta locura. En su departamento se detenía el tiempo y cualquier problema quedaba afuera. Jamás una mala cara, jamás un ‘no puedes venir’. Al contrario, siempre un plato de comida caliente, una sonrisa enorme porque la ibas a ver, siempre un consuelo.

“No puedo olvidar la primera vez que me fui de mi casa. Tenía seis años y me fui a la tuya en la Villa Frei. Cómo olvidar que no me llevé ni un calcetín, me llevé puras Barbies, y tú me recibiste y me dejaste quedarme ahí cuanto quise.

“Mi abuela vivía estupenda. Le tuvieron que sacar su esmalte de uñas rojo en la clínica. En la pandemia decidió dejarse sus canas, las lucía con orgullo, las combinaba con un labial de color fuerte que le aplicaba religiosamente Isabelita. Ellas dos fueron las mejores amigas estos últimos años. Isabelita hacía puzzles, mi abuela la molestaba. Recuerdo haber ido un día y me tocó ver cómo le encremaban las piernas y no entendía cómo una mujer de 93 años tenía mejores piernas que yo.

“Hasta el último día se tomó su cola de mono, su pisco sour, sus costillas barbecue, y reía, reía mucho, cuando no sé qué tan común es ver a un abuelo reír en estos tiempos. Ella se fue feliz, estaba agradecida y estaba contenta, vivía con una amiga con la que las horas de la cuarentena no se hacían tediosas. Yo tuve una abuela que a los 93 años me invitaba a una parrillada y me recomendaba películas de Netflix.

“Sé que en los funerales dicen que todos los muertos son buenos, pero mi abuela más que buena era una mujeraza. Matriarca de una familia grande de la cual había ramas muy difíciles.

“Yo sé que con la edad uno empieza a mirar a sus abuelos como si fuesen niños, y sé que no soy su hija, por ende mi dolor debiese ser menos fuerte, pero mi abuela para mí no era una niña a la que había que cuidar, hasta el último día fue símbolo de fuerza, de tenacidad, de lealtad y de valores bien puestos.

“Abuelita mía, te prometí que iba a asegurarme que estuvieras 100% muerta antes de que te metieran a un cajón. Ayer revisé mil veces esperando que no fuese cierto, pero ahora estoy segura. Tenemos tu cuerpo aquí pero tú ya partiste, y sé que si existe un Dios nos miras desde arriba.

“No puedo negar que mi corazón está partido en mil partes, porque la verdad es que no sé dónde estás. No tuve más tiempo, la pandemia no alcanzó a terminar para llevarte a tantos lugares que prometí llevarte.

“Como dije antes, tu casa para mí era una zona segura, vivir cerca de ti para mí era una tregua, tu casa era paz y tranquilidad y hoy siento que vivir en esas calles ya no tiene sentido, desde ayer son calles vacías, mi zona segura ya no existe.

“Finalmente quiero agradecerte, porque a tus 93 años tuviste la fuerza que yo no tuve, tuviste la garra para ser mi familia completa cuando yo no tenía una, cuando no tenía a nadie, y tú pusiste el hombro y decidiste pasar tu última Navidad conmigo para que yo no estuviese sola. No quiero ser ‘yo, yo’, pero necesito que sepan que ese era el tipo de mujer que era mi a abuela.

“Hoy te lloro porque me siento sola, porque ya no sé a dónde voy a ir. Sé que a la gente le consuela decir que ahora tenemos un angelito que nos cuida del cielo, pero yo solo me siento tan, tan vacía sin ti. Siento que la vida se llevó mi escudo y mis zapatos y no sé cómo seguir caminando. No sé si me estás mirando ahora, hace dos días pedí un ramo para que te llegara hoy, el Día de la Madre, y no lo alcanzaste a ver.

“En tu despedida quiero que sepas que no habría nada que no haría por mirarte una vez más a los ojos y verte mirándole de vuelta, hay tantas de tus historias que no alcancé a escuchar, que ganas de poder escuchar tu voz de nuevo.

“Para nadie es un secreto que mi lado de la familia está quebrado, y sé que te dolió y solo pido que donde quiera que estés puedas ver que a pesar de todo estamos todos aquí porque nos une el dolor inmenso de tu partida y que todos tus nietos te aman mucho. Y digo TODOS y tú sabes por qué te lo digo, él también te ama y también está sufriendo mucho.

“Se supone que nos teníamos que ir juntas, pero me dejaste aquí, y solo puedo pedirte que me cuides, que nos cuides a todos, y que le mandes amor a mis otros abuelos que están donde quiero que tú estés.

“Te amo”.