Glamorama
Julio César Rodríguez en una imagen de archivo de 2018 tomada de la pantalla de TVN.

«A mis niños los amarraron… Yo llegué a la casa y sentí los gritos pidiendo ayuda, porque (los ladrones) ya se habían ido», recuerda Julio César Rodríguez sobre asalto en 2016

Autor: C. Zúñiga / 17 agosto, 2021

«A mis niños los amarraron. Y para mí ha sido la peor experiencia de mi vida”, afirma Julio César Rodríguez sobre el robo que sufrió en su domicilio en enero de 2016.

Entonces el animador había ido a buscar a su mamá que venía del sur mientras sus hijos quedaron en el hogar con la nana.

Cuatro delincuentes entraron a la casa, robaron y amarraron a los niños y la asistente.

Este martes, el animador de 52 años recordó el episodio en Contigo en la Mañana luego de la noticia del la familia de Calera de Tango que sufrió un asalto similar.

En el matinal de Chilevisión, Rodríguez reflexionó sobre la resiliencia de los niños:

“Los niños son súper resilientes. Tienen una capacidad de enfrentarse, y lo trabajas y tratas bien, bien importante, porque a mis niños los amarraron. Y para mí ha sido la peor experiencia de mi vida. O sea, te digo, los peores cinco minutos de mi vida, y te digo tres, porque fueron esos.

«Yo llegué a la casa y sentí los gritos pidiendo ayuda, porque ya se habían ido. Igual agradezco a los ladrones siempre, eternamente, porque se portaron bien dentro de todo. No los maltrataron. Solo los amarraron. Los dejaron en un clóset”

Monserrat Álvarez: “¿Esto pasó en tu casa? Los niños, ¿los dos estaban en tu casa?”

Rodríguez: “Sí, los dos estaban con la nana. Yo había salido a buscar a mi mamá que venía llegando de Concepción a Santiago a mi casa. Llegamos, sentimos golpes en la puerta, porque no podían abrir la puerta de la pieza. Ahí vi que estaba el ventanal abierto y corrí. No sé cómo llegué al segundo piso, y me pasó una cuestión, no sé si lo he contado…

“Los tipos dejaron amarrada la puerta con una polera mía, una camiseta, amarraron la chapa de la puerta, el tomador, con una baranda que va hacia la escalera, para que no pudieran abrir la puerta. La dejaron súper bien amarrada.

“Uno, con la adrenalina y todo, subí, rompí y abrí. Ahí estaban ellos, amarraditos, y son los dos peores minutos de tu vida. Pero ellos muy, muy conscientes, me decían ‘estamos bien, no nos pasó nada, estamos bien’. Altiro me decían, porque entendían… De tranquilidad. Los abracé y todo.

“Como dos días después, cómo es la mente humana, trataba de romper otra camisa igual y no podía. Y en ese momento fue como romper un papel, ¡tah!, y después no me daba. Es increíble la adrenalina”

Álvarez: “La adrenalina te da más fuerza. Es impresionante”

Rodríguez: “Es impresionante. Te saca, te transforma. Ellos igual con el tiempo tuvieron ayuda. Pero solitos tuvieron una muy buena…

“Es un paso gigante para la madurez también para los niños. Pero son súper resilientes, súper fuertes, entienden las cosas. Bueno, aquí no hubo maltrato, tampoco hubo tanta violencia. Y nunca han pillado a nadie. Pero ellos logran estar bien. Yo de repente les pregunto y logran estar bien, entienden las cosas y no tienen miedo a estar solos. Han crecido. Les gusta estar solos. Yo les digo ‘voy a ir a comprar, ¿vamos todos’. ‘No, nos queremos quedar’. Y trato y no, no tienen drama.

“Quiero traspasar ese mensaje dentro de todo esperanzador, en el sentido en que los niños son resilientes, son poderosos, entienden lo que les pasa, si no los maltrataron mucho, porque otra cosa es con maltrato.

“Hemos visto casos donde han matado a menores de la nada, por disparos. Me ha tocado hacer entrevista por este trabajo con gente que está en la cárcel, donde gente que anda delinquiendo, robando, usan drogas que los borran. Pierden la empatía y el control. Se despiertan dos o tres horas después de un asalto, en su lucidez, y ya han perpetrado un hecho muy dañino, a veces que le ha costado la vida a mucha gente.

“Por eso uno siempre tiene ese miedo, ese temor, ese susto. Pero también, en situaciones donde no ha habido una violencia excesiva, los han tomado, amarrado y dejado en algún lugar donde es más fácil conversarlo y recuperarse”.