Glamorama
Luis Jara en una foto en Miami que compartió en 2021 en su Instagram @luisjaraoficial

«Dejar mi casa después de 18 años, la casa donde se criaron tus hijos, eso fue lo más difícil…», reflexiona Luis Jara desde su nuevo hogar en Miami

Autor: C. Zúñiga / 22 septiembre, 2021

«Acá cada uno hace su cama, cada uno limpia su baño. A mí me gusta cocinar. Vivimos en un lugar que tiene una seguridad… Mi hijo en la mañana toma su bicicleta y se va al colegio en bicicleta. No quiere que lo vayamos a dejar», relata Luis Jara desde Miami.

El cantante de 55 años vendió su casa en Chicureo y se trasladó a un departamento en el condominio Commodore, en Key Biscayne, la misma zona de la ciudad de La Florida donde Don Francisco compró un departamento tras vender su casa en Miami.

Jara -quien mantiene contrato con Mega, canal de donde salió de pantalla durante el otoño de 2020- conversó con José Miguel Viñuela en el espacio Desde Mi Cocina con la Nené que se emite por Instagram.

Estas fueron parte de las palabras del ex rostro de Mucho Gusto e intérprete de Un Golpe de Suerte:

“Yo aún estoy en las filas de Mega. Pero dejar Chile, sí, obvio (fue difícil). Lo difícil que fue dejar mi casa después de 18 años. Cuando uno empieza a recorrer la casa donde se criaron tus hijos, eso fue lo más difícil, porque sabes que es un casa, que fue, que no va a ser, pero en realidad fue lo más difícil.

“Yo pienso que hoy día ningún ser humano consciente puede planificar nada, porque tenemos que vivir el aquí y el ahora. Yo estoy aquí con mi señora, mi niño en el colegio. Se ha dado todo de manera fantástica. Y mis hijos grandes están trabajando, viven por su cuenta. Vaya a saber yo lo que hacen con su tiempo libre…

“Uno agradece volver a hacer las cosas desde la casa. Acá cada uno hace su cama, cada uno limpia su baño. A mí me gusta cocinar. Vivimos en un lugar que tiene una seguridad… Mi hijo en la mañana toma su bicicleta y se va al colegio en bicicleta. No quiere que lo vayamos a dejar.

“Agarra la bicicleta y se manda a cambiar para el colegio. Y de repente nos llama, porque ahora tiene celular, y nos dice ‘mamá, papá, no voy a llegar’. ‘¿Por qué?’. ‘Porque me voy a la casa del Ibor porque me invitó a jugar pool’. Tiene trece años.

“Aquí se da para hacer deporte. Es una ciudad amigable para que la gente salga a andar en bicicleta, caminar. Con la Silvana, que estamos a punto de llegar a que nos hagan descuento en la farmacia, es un momento que ustedes también van a vivir, nosotros con mi viejita caminamos por la playa de la mano. Ella se pone un chalequito aquí, doblado, una lonchera por si se compra algo, y caminamos por la orilla del mar. Después nos lavamos las patitas.

“Después nos metemos a la cama y le digo ‘¿qué serie quiere ver, mi amor?’. ‘No sé, cualquier cosa…’ Le digo ‘viejita, ¿le traigo un tecito?’. ‘Ya’, me dice, y se lo dejo en el velador, y al otro día aparece helado”.