«Me dan miedo los ojos… Y las patas. Una vez en el sur me encontré con una de ellas. Y me desvanecí. Me caí al suelo», explicó Elisa Zulueta sobre su fobia a las gallinas
«Una vez en el sur, cuando era deportista y joven, me encontré con una de ellas… Y me desvanecí. Me caí al suelo”, explicó Elisa Zulueta sobre su fobia a las gallinas.
La actriz, figura de teleseries como Socias y Dama y Obrero, y también dramaturga, contó la historia en un capítulo del late Pero Con Respeto emitido a mediados de mayo en Chilevisión.
Esta fue la conversación:
Julio César Rodríguez: “¿Tú le tienes fobia a los pollos?”
Elisa Zulueta: “A las gallinas”
Rodríguez: “Perdón, me dijiste gallina y no pollo… ¿Qué diferencia hay? ¿Es como una diferenciación en la fobia?”
Zulueta: “Sí, porque… Es que me da nervio hablar de esto. Te lo digo en serio. La cara del pollito no tiene las características que tiene la otra señora. A mí de la otra señora me dan miedo los ojos”
Rodríguez: “¿La cresta?”
Zulueta: “Todo eso. Y las patas. Pero me da… ¿Sabes cómo me di cuenta? Porque uno en la ciudad no está acostumbrado a las gallinas. Y estaba trotando una vez en el sur, cuando era deportista y joven, y me encontré con una de ellas”
Rodríguez: “No las nombras”
Zulueta: “Me encontré con ella”
Rodríguez: “La fobia es rotunda, no las nombras”
Zulueta: “Las gallinas. Sí puedo nombrarlas. Y me desvanecí. Me caí al suelo”
Rodríguez: “¿Porque te miró?”
Zulueta: “Sí. Y después llegaron más y estaba como… Y ahí corrí, pero a una velocidad… Corrí no sé cuánto. Seis kilómetros. Fue heavy”
Rodríguez: “¿Tú comes pollo?”
Zulueta: “No. ¿Estás loco? No. Me da nervios”
Rodríguez: “¿No comes carnes?”
Zulueta: “Nunca comí. Ni cuando chica”
Rodríguez: “Eres vegetariana desde chiquitita”
Zulueta: “Le decía a mi mamá que yo le quería agradecer a ella, sobre todo que no me haya obligado, porque yo realmente no podía comer carne.
«Mi mamá una vez corrió el mueble del living y encontró puras bolas de carne que yo comía, mi mamá se daba vuelta y las tiraba para atrás. Y de repente encontró como una verdadera ciudad.
“Y de verdad para el Día de la Madre yo le agradecí, le dije ‘gracias por no insistir en algo que a todas luces era una cosa muy traumática para mí’. Y era la época del doctor Monckeberg y la obesidad en Chile, y la leche, los lácteos, la carne. Había que alimentarse bien.
“Y mi mamá me dice que ella no tiene mucha conciencia de lo que hizo, pero tampoco iba a insistir en algo que no estaba resultando. Y desde ahí nunca comí carne. Me preocupo, me pongo mis B12, vitaminas, la Neurobionta, todas las cosas”.