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Bárbara Rebolledo y sus mellizas, de nueve años, en una imagen de archivo tomada de la web.

Bárbara Rebolledo: «Catorce in vitro… Yo lo único que quería era ser mamá. Nunca perdí la fe. Tentaba mucho a Dios y le decía ‘no te puedes farrear la oportunidad de esta madre'»

Autor: Equipo Glamorama / 12 septiembre, 2022

“Nunca perdí la fe. Para mí no había imposibles. Además que en ese sentido también tentaba mucho a Dios, y le decía ‘yo voy a ser una súper mamá, no te puedes farrear la oportunidad de esta madre’», relató Bárbara Rebolledo sobre las catorce fecundaciones in vitro que realizó junto a su marido, el ingeniero comercial Fernando Giner, para finalmente lograr convertirse en madre de sus mellizas.

La comunicadora y ex convencional de 49 años contó su historia en el late Pero Con Respeto, emitido por Chilevisión:

«Catorce in vitro… Yo lo único que quería era ser mamá, además que la máquina no me funcionaba bien, entonces después empieza el proceso y es desgastante, es duro. Y lo peor de todo es que cuando quieres ser mamá, no puedes, y además estás con el reloj biológico en contra, son puros elementos que te juegan en contra.

“Porque no es lo mismo hacerte un tratamiento de fertilidad a los 25 años, a los 30, que a los 40. Hay una merma ovárica, que le llaman los doctores. Y además yo tenía una cantidad de complejidades importantes. Empieza esta búsqueda, este proceso, el doctor uno, dos, tres, cuatro. La cosa que sale positiva y que después ya no está.

“Es una dinámica súper angustiosa, que la vive una cantidad importante de parejas y lamentablemente los tratamientos de fertilidad son imposibles de financiar. Hay gente que vive estos procesos y no los transparenta y me parece súper válido.

“Yo sentía que estar viviendo la carga que implica, enfrentarte a los tratamientos, a que no funcione, y más encima estar tratando de dar explicaciones. Porque la gente sabe que lo único que yo quería era ser mamá, que me encantan los niños, que quería muchos hijos, entonces está la pregunta constante, en buena, y uno lo entiende.

“Entonces lo mejor es altiro decir ‘compadre, estamos en tratamiento, no se puede’. Entonces bajas la ansiedad de los demás. Y empecé a vivir puras cosas lindas, por el hecho de que mi círculo formara parte de este proceso también

«Nunca perdí la fe. Para mí no había imposibles. Además que en ese sentido también tentaba mucho a Dios, y le decía ‘yo voy a ser una súper mamá, no te puedes farrear la oportunidad de esta madre’. Y nunca me puse en otra situación. O sea, cuando me decían ‘te va a resultar’; ‘sí, yo sé’.

“De hecho, en estos tratamientos hay un sicólogo que te va acompañando y él me decía ‘mejor no venga más’. Porque hay un desgaste, hay un todo, pero yo no me quería victimizar de mí misma. No quería auto compadecerme. Tomé una actitud absolutamente distinta, que tal vez no es la media.

“Pero, por un lado, mi marido ya tenía tres hijos, sí yo me tiraba para abajo, él decía ‘bueno, yo ya…’ Es distinto, porque él ya tenía su paternidad resuelta. En el fondo, él estaba entrando en este proceso por mí y porque fuéramos familia juntos.

“Por eso mismo sentía, además, que no podía bajar la guardia. Decía ‘lo voy a lograr, obvio’. Los doctores me decían ‘ey, no tiene por dónde, entienda, no hay por dónde’. ‘No, vamos a seguir y vamos seguir’”.