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Jordi Castell y su gata Topacio en una imagen que comparte en su Instagram @jordicastell

Jordi Castell: «La Topacio fue recogida en un potrero un día con temperaturas bajo cero, y es mi gata y es tuerta, ciega, y me da lo mismo…»

Autor: Equipo Glamorama / 6 septiembre, 2022

“Yo he estado toda mi vida con perros, toda mi vida he tenido perros, desde los cuatro años que mi abuelo me regaló mi primera perra», relató Jordi Castell sobre su amor por los animales.

Así continuó el relato del comunicador de 55 años durante una conversación por Instagram con Angélica Castro:

«Hasta el día de hoy, tengo un círculo de amigos, de gente que nos vemos seguido, que nos visitamos, por suerte tengo un núcleo de contención súper fuerte, y todos tienen animales, perros o gatos.

“A mí lo que me pasa con los animales es que siento que son parte de la vida, entonces el animal va conmigo a todas partes. La vida social que hago, que es bien rica, creo que me junto con gente súper valiosa, y creo que gracias a esa gente valiosa es que construyo relaciones.

“Con la Nina siento que me saqué el premiado, porque nunca había tenido una perra tan conectada con todo, tan despierta, tan inteligente. Ayer fuimos a almorzar después de ir a votar con un amigo… Mentira, es amigo con ventaja, pero yo le digo amigo para que no me pregunten más”

Angélica Castro: “No te puedo creer, ¿estamos en onda romance?”

Castell: “Estamos en… Ahí algo está pasando. Sí”

Castro: “Por eso andabas tan contento cuando te vi en el evento y tan arregladito”

Castell: “Ese día particularmente, cuando nos encontramos, estábamos empezando a salir, ni siquiera… Es que yo creo que cuando uno empieza algo, cuando le gusta alguien de verdad, no le quieres poner nombre y no hay que apurar las cosas, que todo fluya, que sea natural, que sea orgánico.

“Pero que además me quieran a las cabras chicas poh, porque duermen conmigo en la cama, y yo no las voy a sacar de la cama porque venga un señor a decirme que… Entonces por suerte el individuo clasificó y ama a la gata y a la perra, entonces dije ‘ya, uff, estamos, listo, el primer check’.

“Y fuimos al restaurante con la Nina, obvio. Yo me pedí comida y estaré tan de patio, dime tú, pero si yo voy a un restaurant y estoy comiendo y ando con mi perra, tengo esa cosa de mamá leona que no puedo estar comiendo y ver que la perra me mira y no darle algo.

“Aquí en la casa cuando comemos, comen ellas, después como yo, o invito a gente a comer y antes les doy comida a ellas para que no pidan. Como que es parte de la educación, del lenguaje, que entiendan que… No sé, son tonteras que no he estudiado, que las he leído nomás.

“Pero con estas dos cabritas chicas hay una conexión especial, porque las recogí en condiciones, olvídate, el año pasado en Chiloé, viví todo el invierno allá. Y claro, la Topacio fue recogida en un potrero un día con temperaturas bajo cero, y es mi gata y es tuerta, ciega, y me da lo mismo, ella es una gata exquisita y es inmensamente feliz acá”.