José Alfredo Fuentes recuerda su separación: «El hecho de yo irme de la casa… Yo no estaba teniendo una conducta apropiada con mi mujer y mis hijos»
«Lo pasó bastante mal, fue un duro golpe que le di, que me da mucha lata haberlo dado, porque yo me casé pensando que era para toda la vida, con una mujer excepcional como ella», dice José Alfredo Fuentes sobre su esposa, Isabel Trías.
El cantante de 74 años se casó a los 24 con Trías, entonces de 20, tuvieron tres hijos y él se separó de hecho en el año 2000. Sin embargo, nunca se han divorciado y siguen juntos a su manera.
Este fue el relato de Fuentes en un capítulo de De Tú a Tú que Canal 13 emitió hace una semana:
“Hago la canción Lovely pensando en Isabel, en mi mujer, porque habla de eso. Nuestro historia comenzó una tarde en la ciudad. Yo llegué con un amigo a la casa de mi (entonces futura) cuñada y en la puerta de la casa estaba Isabel, esta niña preciosa, bonita, y así nació la historia, sin querer llegué a su casa”
Martín Cárcamo: “¿Cómo te enamoraste de tu señora?”
Fuentes: “Ahí la conocí, en la calle Carlos Antúnez, y me gustó altiro porque la encontré diferente a todas las mujeres, aparte que físicamente es muy linda, muy bonita. Cuando íbamos llegando en el auto le digo (a su amigo) ‘¿esa es la hermana de tu amiga? Uy, que está rica’.
“Y la encontré tan diferente al resto de la gente, su inocencia, su ingenuidad, su naturalidad, amorosa, tierna. Pololeamos tres años, me enamoré con todo, y ella también. Y decidí casarme, decidí formar una familia muy joven. Yo la conocí a los 21 y ella tenía 17. Nos casamos yo con 24 y ella con 20. Quería tener mi propia casa, mi propio hogar, formar una familia linda.
“Y así lo hicimos, formamos una familia maravillosa, los mejores años de mi vida. Los mejores momentos de mi vida son los tres nacimientos de Alfredo, Alejandro y Natalia. Los momentos más emocionantes, más emocionantes que cualquier festival, los nacimientos de mis hijos.
“Tengo tres hijos maravillosos. Ha habido una muy buena relación con ellos. Me he preocupado siempre de estar presente al lado de ellos en los momentos de mayor popularidad.
«Nunca fallé en una reunión de colegio, nunca falté a un cumpleaños. Me propuse siempre, aunque me ofrecieran ir a cantar al Carnegie Hall, que iba a estar con mis hijos primero antes que cualquier cosa. Y eso lo saben.
«Estoy muy orgulloso de todos ellos. Alejandro, el del medio, es profesor, hace clases en varios colegios, tiene una escuela de rock, un cabro un siete. Alfredo es un ingeniero en sonido y le va la raja en Houston, Estados Unidos.
“Y el nieto coreano, porque Afredo se casó con una chica de origen coreano, y tiene a Gabrielito, que me tiene loco, y viene otro en camino en estos días. La Natalia tiene al Dante y a la Cala. Y Alejandro es soltero, ese se enamora como el papá”
Cárcamo: “¿Cuánto duró la primera etapa de tu matrimonio?”
Fuentes: “Entre pololeo y matrimonio, 31 años. El hecho de yo irme un día de la casa, necesitaba estar solo porque estaba pasando momentos angustiantes, no me sentía bien con lo que estaba pasando, especialmente conmigo. Yo no estaba teniendo una conducta apropiada con mi mujer y mis hijos. Me sentía mal conmigo mismo.
“Y decidí hablar con Isabel y con los niños, y tomarme un tiempo, sin decir cuánto. Por supuesto no fue bien recibido. Fue una decisión bien compleja, lo pasé bastante mal, pero sentía que las cosas no estaban funcionando bien y lamentablemente el tiempo se alargó”
Cárcamo: “¿Te acuerdas de ese día cuando le dices a los niños ‘me voy a separar de la mamá’?”
Fuentes: “Sí. No di las razones, pero les dije que era necesario hacerlo, que ya lo tenía decidido y que para mí era sí o sí hacerlo, porque era importante. Lo había estado pasando mal desde hace bastante tiempo, no era yo mismo”
Cárcamo: “¿Y ella cómo lo tomó?”
Fuentes: “Mal, por supuesto. Lo pasó bastante mal, fue un duro golpe que le di, que me da mucha lata haberlo dado, porque yo me casé pensando que era para toda la vida, con una mujer excepcional como ella y con una familia tan hermosa, que era como espejo para los demás amigos que nosotros teníamos.
“En mi caso fue la falta diálogo, de confianza, de conversar más fuerte las cosas en su momento preciso, de ambos, pero especialmente yo, porque era el más grande, el más maduro, el que trabajó, el que se forjó de una manera diferente. Y me da mucha lata que haya sucedido, pero tenía que hacerlo porque me sentía pésimo, no era yo él que estaba funcionando en ese momento».