Cómo Kenita Larraín conoció a su marido: «Fui a un restaurante. Pasé al baño. Cuando salgo él está en el pasillo, en la postura típica de argentino winner, y me dice ‘salúdame que estoy cumpleaños…'»
«A mi marido lo conocí el día de su cumpleaños, el año 2013. Los dos somos Libra», recordó Kenita Larraín sobre el primer encuentro con su marido.
La comunicadora y Sergio Fabián Ader, argentino de 49 años que hace negocios en Chile, se casaron en junio de 2015 y tienen una hija de seis años.
Larraín estuvo en Buenas Noches a Todos, late de TVN donde relató:
“Siempre he sido cabra chica, me gustaba celebrar con fiestas y de disfraces. Lo pasaba increíble. Entonces fui a un restaurante (para ver la opción de hacer ahí su festejo), había una mesa que estaban celebrando un cumpleaños, y yo pasé al baño.
“Cuando salgo del baño él está en el pasillo, que era bien angosto, en la postura típica de argentino winner, y me dice ‘salúdame que estoy cumpleaños’. Yo dije ‘este que es patudo’. Pero era un patudo simpático. Quizás en otra persona si te aborda así te caería mal, pero él era muy simpático.
«Al principio yo sentí que alguien me estaba mirando. Lo vi de lejos y él me estaba mirando mucho antes de que yo fuera al baño. Sentía la mirada acá. De repente lo miro y estaba bien bronceado, con una camisa blanca, bien winner.
“Yo lo miré de lejos, porque justo al Rafa Cavada lo había conocido, nos tocó en la misma de la Teletón, de la cena que hacen de lanzamiento, entonces lo miro y digo ‘¿el Rafa?’. Estaba bastante lejos, ‘¿es o no es?’. Me quedé con la duda.
“Y ahí me dice ‘salúdame’, y justo tuve la suerte de que uno de mis compañeros que estaba en mi mesa conocía a su mesa, se pusieron a hablar, y cuando salí del baño se formó un grupo y seguimos hablando.
«Con el tiempo me dice ‘justo cuando tú pasaste al baño, cinco minutos antes había soplado las velas y había pedido por favor…’ Porque en ese momento él salía, tenía relaciones de pololeo, de andar, pero no había llegado el amor de su vida.
“Entonces pidió al universo que llegara la mujer para casarse y para ya formar un hogar y una familia. Y aparecí yo, me dice que ahí pasé al baño. Y se cumplió. Dice que nunca se imaginó que era yo obviamente.
“Hablamos un poco y me dice ‘¿me puedes dar tu teléfono y te invito a navegar?’. Se las trato de dar de lindo. Le sigo ‘ya, sí, pero mejor dame tú el tuyo y yo te llamo’. Y me dijo ‘no, no, eso ya lo conozco’.
”Es que en ese tiempo yo estaba súper perseguida, porque saludaba a alguien y te sacaban una foto o ya estás saliendo con alguien, y andaba como con los temores de no salir en la prensa. Tenía mucha exposición en ese momento.
“Me toma el teléfono, una vez más patudo simpático, se marca y me dice ‘ya tengo tu teléfono, no te preocupes’. Nos empezamos a whatsappear y él guardó esos mensajes y los leemos cada cierto tiempo, los dos haciéndonos los lindos.
“Los guardó de recuerdo y qué lindo, porque cada cierto tiempo lo leemos y nos reímos de lo que nos escribíamos en ese tiempo cuando nos estábamos conociendo. Y desde ahí nunca más nos separamos. Hubo una atracción, eso que uno llama amor a primera vista, pero que es pura energía y química”.