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Liliana García en una imagen tomada de la pantalla de La Divina Comida, en Chilevisión.

«Me vine simplemente a ser mamá a este país, y después empezó todo… Fue todo muy rápido», recuerda la figura de las teleseries Liliana García

Autor: Equipo Glamorama / 23 octubre, 2022

«Me vine simplemente a ser mamá a este país, y después empezó todo… Fue todo muy rápido», recuerda la figura de las teleseries Liliana García.

La actriz uruguaya de 64 años llegó a Chile en los ’80, siguiendo a su entonces pareja, el actor Mauricio Pesutic. Aquí ha participado en cerca de 30 teleseries, entre ellas títulos clásicos como  Semidiós (la primera que hizo en el país, en 1988), Adrenalina y Rosabella, entre otras.

García estuvo en un capítulo de La Divina Comida emitido por Chilevisión hace tres semanas, donde contó:

“Yo en Uruguay tenía mi vida hecha, ya era actriz formada de teatro. Fui a un festival en España, la primera vez que se hizo el festival de Cádiz en el 86. En ese viaje conocí al padre de mi hija, empezamos una relación, yo quedé embarazada y decidimos que lo mejor era que yo me viniera para Chile.

«Me vine simplemente a ser mamá a este país, y después empezó todo. Pero inmediatamente empecé a trabajar. Fue todo muy rápido.

“Lo que pasa es que el padre de mi hija es actor y conoce al mundo de la televisión, al mundo del teatro. Y un gran director de televisión, que es Óscar Rodríguez (Los Títeres, La Madrastra, Angel Malo), me llamó un día para probarme en un personaje en una teleserie que estaba terminando, que había sido muy larga y exitosa, se llamaba Semidios.

“Luego hice una teleserie más larga que se llamaba Matilde Dedos Verdes y tenía una escena al final, que yo creo que fue eso lo que me abrió un poco la puerta, que era un monólogo donde yo le hablaba a un actor, le declaraba mi amor y terminaba llorando.

“Y pasó una cosa muy insólita: antes de entrar a escena, un camarógrafo dice ‘tenemos reunión de sindicato a las dos, y esta cabra que está empezando, con esta escena de un monólogo nos va a tener acá toda la tarde’. Escuché todo.

“Y la escena salió de una, sin ningún tipo de error. Y lloraban todos en el set. Y aplausos cerrados. Pero no me quedé con eso: terminó la escena y me acerqué al compañero de la cámara y le dije ‘tú dijiste esto, y sabes que los actores nos exponemos mucho con nuestras emociones y es muy difícil para nosotros hacer algunas cosas. Entonces si escuchamos algo así, ya nos condicionaste. Yo no te iba a tener toda la tarde y no estoy haciendo perder la vida. Tú estás trabajando y yo estoy trabajando’.

«Me pidió perdón durante cinco años».