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Anita Alvarado en una imagen tomada de la pantalla de Buenas Noches a Todos, en TVN, en 2022.

«Sentí que me estaba muriendo… Dije ‘Dios mío, tú sabes que nadie va a amar a mis hijos más que yo'», manifiesta Anita Alvarado sobre su internación y cirugía

Autor: Equipo Glamorama / 12 octubre, 2022

«En un lapsus, mientras me estaban operando, yo reaccioné y dije ‘ya Dios mío’”, fue parte del relato de Anita Alvarado sobre su internación y cirugía debido a diversas complicaciones, en agosto de este año.

Quien se hizo conocida como «la geisha chilena» a inicios de la década del 2000 y se convirtió en personajes de programas de entretención, estuvo en un capítulo de Buenas Noches a Todos, en TVN, donde detalló cómo sucedieron las cosas:

Eduardo Fuentes, conductor del programa: “En un momento nos enteramos que estuviste muy mal de salud, quiero que me cuentes cómo te diste cuenta, ¿qué tuviste y cómo te fuiste dando cuenta?”

Anita Alvarado: “Yo soy asintomática. Pero me empezó a doler el estómago un día equis en la noche, yo dije ‘que raro, no puedo dormir ni a la derecha, ni a la izquierda’. Pasa eso y digo ‘esto no es normal, porque yo nunca siento dolor’. De hecho, hago deportes extremos y ejercicios extremos.

“Le digo a uno de los niños que trabaja conmigo ‘¿me puedes llevar a la clínica?’. Voy a la clínica, estoy ahí sentada. Llega un doctor equis y me dice ‘te vamos a dejar hospitalizada, porque te falta medio litro de sangre’.

“Yo le digo ‘¡¿qué?! Sí yo vengo por un dolor de estómago’. ‘Es que tienes una anemia…’ Después me meten a una maquinita donde me ven un quiste, era del porte de la mano, diez centímetros.

“Me tienen que hacer una endoscopía y una colonoscopía, y para eso sí que soy cobarde, para la anestesia. De hecho, he tenido a la mayoría de mis hijos sin anestesia. Me toca un doctor que es oncólogo, me dice ‘Anita, es esto y esto, tengo que operarte’.

“Además, el día anterior me tendría que haber llegado la menstruación, y mira Dios que es grande, no me llegó, porque sino me hubiese dado un paro cardíaco, porque ya me faltaba medio litro de sangre, que lo boté no sé por dónde. Y me dijo ‘te voy a operar inmediatamente… A los tres días usted va a caminar’”

Fuentes: “¿El doctor te dio un diagnóstico de lo que tenías?”

Alvarado: “Un quiste. Tenía herida la boca del estómago, como úlceras. Claro, el nivel de estrés, de que mis hijos estén allá, de que no importa la edad que tengan, yo quiero estar presente en la vida de mis hijos, que si se enfermaron y yo no estoy ahí. Soy exagerada”

Fuentes: “Pregunto, ¿ese dolor que sentías en el estómago tiene relación con lo que estabas viviendo o fue una alerta?”

Alvarado: “Fue una alerta, porque además yo tengo hipotiroidismo. La semana antes había ido a esquiar con mi hijo chico y era ‘que raro, siento un calambre aquí’. Me dice ‘¿pero nunca tuviste un síntoma?’. ‘No. Yo veía televisión y de repente me mareaba’. ‘Pero con eso nada más tú tenías que haber consultado’”

Fuentes: “¿Alcanzaste a tener miedo de morir y dejar a tus hijos?”

Alvarado: “No tuve miedo, me entregué. Llegó un momento en que sentí que mi vida estaba bien con Dios. Es que algo pasó entre la operación y…”

Fuentes: “Pero antes, cuando te dicen ‘si te hubiera llegado la regla, hubieras tenido un infarto’”

Alvarado: “No me dio miedo ahí”

Fuentes: “¿No pensaste en tus hijos?”

Alvarado: “Sí, pero yo era fuerte, ‘nada me va a pasar, porque Dios está conmigo’, y todo eso. ¿Sabes cuándo yo sentí que me moría? Fue en un lapsus mientras me estaban operando, que yo reaccioné, no sé en qué momento, yo sé que estaba ahí y dije ‘ya Dios mío’”

Fuentes: “¿Tuviste conciencia, pese a estar sedada en medio de la cirugía?”

Alvarado: “Sí, porque a mí hay que ponerme muy poca anestesia, debido a que tengo la presión muy baja, demasiado baja. Entonces en un momento yo sentí que me estaba muriendo. Yo creo que el cuerpo humano o el pensamiento, el espíritu, o tus crianzas, yo dije ‘Dios mío tú sabes que nadie va a amar a mis hijos más que yo’.

“Porque eso sí lo creo, en la tierra, aquí, nadie va a amar más a mis hijos que yo, aunque digan que el papá, la abuelita, la tía. Mentira. La madre, nadie los iba a amar con esa intensidad más que yo. ‘Pero Dios mío estoy lista para irme’. Así. Te prometo”.