«Tres tipos delante del capó y uno por cada lado, apuntándome con pistolas. Me empezaron a golpear el auto y yo pensé que me estaban baleando…», relata Ivette Vergara sobre encerrona
“Fue terrible, me marcó tanto que yo te diría que estuve casi tres meses sin salir de mi casa», afirma Ivette Vergara sobre la encerrona que sufrió en la autopista.
La comunicadora de 50 años regresó a TVN, el canal donde se hizo conocida en el programa infantil Hugo, en los años ’90. En la señal pública conducirá Famosos a Clases y el Festival del Huaso de Olmué junto a Eduardo Fuentes.
La periodista estuvo esta semana en Buenas Noches a Todos, el late de Fuentes, donde contó el hecho delictual que sufrió:
«No lo comenté, porque quedé muy en shock, entonces no estaba ni ahí con que llegara la prensa a decir ‘oye, ¿qué te pasó?’, porque fue de verdad una película.
“Yo iba a buscar a mi hija, que venía del sur con Fernando (su marido, Fernando Solabarrieta), y la voy a buscar al aeropuerto, esto fue en plena pandemia, en enero. Y cuando voy por la Costanera y está la entrada 31 hacia el aeropuerto, en esta curva, el auto que iba adelante empieza como a frenar de a poco.
“Uno piensa en cualquier cosa, pero jamás se te pasa por la cabeza que te van a hacer una encerrona. Y en milésimas de segundos frenan, se abren las cuatro puertas y tengo a tres tipos delante del capó y uno por cada lado, apuntándome con pistolas.
“Y yo lo único que hago fue esto (protegerse la cabeza) y empecé a gritar. Me empezaron a golpear el auto y yo pensé que me estaban baleando. Era tan fuerte, porque eran cinco tipos pegándole, que yo pensé que me estaban disparando.
“Pero pensaba ‘no siento nada caliente’, así como en las películas, la sangre. Abro los ojos y veo la letra R de la palanca de cambio en rojo. Dios estaba conmigo porque yo iba avanzando, cuando estos tipos frenan yo me chanto, podría haber quedado en parking.
“Y abro los ojos y la veo en la letra R, y lo único que atino, porque estaba en shock, solo gritaba, no se me pasaba nada por la mente, era solo gritar y protegerme la cabeza. Y me tiró hacia el lado y empiezo a arrancar así, en la curva. Y veo por el espejo retrovisor que los autos que venían entrando se quedaron en fila, pero nadie tocaba.
“Yo pensaba ‘nadie toca la bocina, nadie grita, nadie hace nada’. Ni siquiera un cambio de luces. Y yo me levanto y veo a los tipos que seguían apuntando, me vuelvo a tirar para el lado. Esto era de noche, en un minuto se me ocurre enderezar el auto y ahí la cago.
“Porque enderezo el auto y choqué, me imagino que con la barrera de contención, la cosa es que me quedan las cuatro ruedas en el aire. Y los tipos estaban a unos 300 metros, pero me seguían apuntando. Y empecé a balancearme en el auto, y de repente logro poner las ruedas delanteras.
“Me balanceo, acelero, y no sé cómo, siento las ruedas delanteras que se vuelven a poner en el pavimento, y ahí los tipos se vuelven a subir al auto y arrancan hacia el aeropuerto. Y en mi histerismo y nerviosismo, bajo la ventana, saco la mano y no me para nadie. De todos los autos que estaban arriba, nadie.
“Y me para un auto, un chico, entonces le digo ‘por favor acompáñame, porque me acaban de hacer una encerrona’. Y la respuesta fue ‘perdona, mi polola viene llegando, la tengo que ir a buscar’. Y yo decía ‘es que es impresionante el nivel de indiferencia en el que estamos viviendo como sociedad’.
“Entro al aeropuerto, empiezo a hacer cambio de luces, vi a una patrulla lejos, tocaba la bocina como las locas, porque estaba de verdad muy nerviosa. Me meto a la caletera, paran los carabineros, me bajo y empiezo a ver dónde estaban los hoyos de mi auto, porque para mí me habían disparado.
“Y cuando les comento esto me dicen ‘sí, si acá por lo menos dos o tres veces a la semana está pasando esto camino al aeropuerto’. Entonces les digo ‘¿pero cómo si ustedes que saben que esto está ocurriendo, no hay una patrulla en la entrada del aeropuerto?’. Y la respuesta fue ‘no es nuestra jurisdicción, la comisaría del aeropuerto es para el aeropuerto’.
“Si yo hubiese sabido que esto estaba ocurriendo, le hubiese dicho a mi hija y a mi marido en ese minuto ‘está tan peligroso, que mejor tómate un transfer’. No me arriesgo.
“Estamos viviendo en un país que nadie quisiera. A mí hace un tiempo me preguntaban ‘tus hijos ya están grandes, se van a vivir afuera, el nido vacío…’, y te juro que he sentido cero nido vacío. Cero. Porque Chile está tan peligroso, que prefiero que estén fuera de mi país”.