La historia de amor de toda una vida de Carla Zunino y su actual pareja: «Me pidió pololeo en quinto básico y le dije que no. Teníamos 21 y pololeamos. Cuando me separé y él también, me dice ‘juntémonos…'»
«Antes de ser mi pololo, fue mi compañero del colegio. En tercero básico. Llegamos los dos juntos al colegio. El destinó ahí nos cruzó», cuenta Carla Zunino sobre su pareja, Sebastián Donoso Yantén.
La actual relación de la periodista y el ingeniero se dio a conocer durante el verano de 2020 y, en abril de 2021, fueron padres.
Este sitio publicó en esa época la historia de Zunino y Donoso. En tanto, ahora, la figura de la noticias de TVN -quien estuvo casada con el también periodista Claudio Fariña, con quien tiene un hijo de ocho años- la relató en detalle en el late el canal público Buenas Noches a Todos:
«La primera vez que me gustó fue en cuarto básico. Yo escribía mucho. Mis diarios. Mi diario se llamaba Dulce. Y a Dulce le contaba. Si tú hoy día revisas mi diario, tengo muchas páginas dedicadas a Seba… Muchas páginas dedicadas a ese primer amor de cuarto básico.
«Inocente poh. Y él pololeaba con una chica que era amiga mía y yo me olvidaba de él y así nos llevamos. Y en quinto básico me pidió pololeo por primera vez y le dije que no. Le dije que no porque éramos muy amigos. Era raro. Me gustaba, yo le gustaba, no me gustaba… Y en la enseñanza media todos los compañeros ‘ustedes se gustan’. Éramos muy amigos.
“De repente miro fotos y digo qué cosa más loca, yo sentada arriba de las piernas, como en el recreo. Pero era como de amigos, como que nos confundíamos cada cierto tiempo”
Eduardo Fuentes, conductor del programa: “Lo mandaste a la friendzone”
Carla Zunino: “Sí, varias veces. Y él también a mí, porque después pasaba que él estaba pololeando”
Fuentes: “¿En qué momento…?”
Zunino: “Cuando salimos del colegio”
Fuentes: “Se conocieron en tercero. En quinto el pobre Seba te pide pololeo. Lo mandas a la friendzone. Todos tus amigos decían ‘oye, ya, córtenla poh, si están el uno para el otro’”
Zunino: “Era raro, porque él estaba pololeando y yo estaba pololeando, y todos nos decían ‘ustedes se aman’. ‘Es que somos súper amigos’. No coincidíamos”
Fuentes: “¿Nunca un besito?”
Zunino: “Un besito loco, como en tercero medio… Pero no prosperó eso. Y nada. Salimos de cuarto medio. Nos perdimos un poco el rastro. Nos pusimos a pololear. Él hizo su vida. Y nos encontramos en algún momento. Y flechazo. Ahí sí pololeamos.
«Siempre nos encontrábamos, porque teníamos amigos en común. Fue en un verano. Carreteábamos en casa de un amigo. Y entre la piscina y toda esa cosa…
“Y ahí nos pusimos pololear. Teníamos 21, 22, un poquito más, tal vez. Pololeamos dos años y medio. Hasta que yo empecé a hacer la práctica acá en TVN, más o menos. La práctica la empecé a los 22. Así que debo haber tenido unos 21, 20”
Fuentes: “¿Cuánto fue ese pololeo?”
Zunino: “Dos años y medio. Y terminé con él amándolo. Fue muy duro para mí. Fue muy racional”
Fuentes: “¿Y cuál fue la determinación? ¿Qué fue aquello racional que superó a los sentimientos?”
Zunino: “Estábamos en etapas distintas. Yo estaba trabajando acá. Él estaba ‘en el asado, en el carrete, en la universidad’. Se puso muy carretero y dije ‘aquí yo no voy a llegar ni a la esquina’. Y yo, tan planificada que soy, ya me estaba ganando mis lucas. No en la práctica, pero después. Quería irme de viaje. Quería conocer el mundo. Y él no me acompañaba.
“Estábamos en etapas de madurez muy distintas. Ahí terminé. Llegué a mi casa llorando a mares. Mi hermana siempre me dice ‘nunca me voy a olvidar cómo tú llorabas’. Lloraba del alma, porque sabía que estaba terminando con una persona y con un hombre que amaba. Y no solo amaba. Era mi mejor amigo. Teníamos esa ventaja: de conocernos tanto”
Fuentes: “Y las vueltas de la vida permiten y hacen que cada quién haga su propia existencia, sus caminos, y se encuentran en la madurez”
Zunino: “El hilo rojo que le dicen. Nunca había pescado con atención esa leyenda. Y cuando nos reencontramos dije ‘qué loco’.
“Cuando me separé, y él también, dimos toda una vuelta muy larga. Y un día él me dice ‘juntémonos’. Siempre fui de no juntarme con los ex pololos ni nada. Pero no había nada que perder. Fui a ese encuentro pensando que me iba a encontrar con el mismo que había dejado alguna vez.
“Y llega este hombre, mucho más maduro, más grande. ‘No, es que estoy haciendo un magíster’. Y yo ‘ah, chuta, ¿y a qué hora?’. ‘Los viernes en la tarde’. ‘¿Y no carreteas?’. ‘No, ya no’. Estaba maduro. Y ahí empezamos a reenganchar. Hasta que reenganchamos».