«Mi hija hermosa. Es todo. Me siento muy orgulloso de mi hija…»: la emoción de Jean Philippe Cretton
«Mi hija hermosa», fueron de las primeras palabras de Jean Philippe Cretton cuando en Buenas Noches a Todos le pasaron una foto de Moana, su hija de ocho años junto a su ex pareja, la diseñadora especializada en fotografía María Paz Igualt.
El comunicador se emocionó de inmediato hasta las lágrimas en el late de TVN:
«A raíz de todo lo que acabo de contar (en el programa Cretton se refirió a su lucha contra la depresión), yo no sé qué hubiese pasado si ella no hubiese nacido. Es lo que me hace decir ‘hay que seguir’. Es todo. Muchas veces ella es más sabia que yo mismo, se pone a mi lado y me da un consejo que yo… Que me caga. Me quedo mirando y digo ‘tiene ocho años’.
“Y me siento muy orgulloso de mi hija. Perdón… (Llora) Tiene que ver con una sensibilidad casi sanguínea. Mi hija es muchas veces una maestra también.
«Cuando ella era chica yo sentía que el gran valor es que yo volvía a ser niño. Tirarme al piso, jugar, inventar cosas como lo hacía yo cuando estaba chico. Y ahora que yo he estado más débil, mi hija ha estado estoica al lado, heavy. Te sientes tú el niño. Es muy raro. Esta es mi belleza máxima.
“Una vez Sergio Lagos me dijo ‘hay que hacer mucho la pega al principio con los niños, porque como las mamás tienen el vínculo del vientre, nosotros como hombres hacemos el vínculo desde otras cosas’. Y me quedó súper grabado. Con Sergio no somos amigos que hablemos todos los días, pero en un encuentro me lo dijo.
“Apenas nació la Mon, el primer día, yo les dije a las chiquillas que le iban a cambiar el pañal. ‘Déjenme hacerlo a mí, quiero hacerlo altiro, quiero aprender’. Hago así y la Mon me tira una caca verde hasta acá. Me cagué de la risa y dije ‘esta relación’, ya sentí como una cuestión… Que yo tengo con mi hija hoy día.
«Somos muy cómplices. La relación es muy compañeros en el delito. Vamos planeando algo, lo hacemos juntos, nos comunicamos a veces solamente mirándonos. Y esa cuestión me tocó la fibra de la manera que nos pasa a los que somos papás.
“Yo lo definí cuando ella nació como la gran muerte del ego. Ya no se piensa en uno, en lo que uno quiere hacer o no, sino en cómo lo que yo pueda hacer va a afectar esta pequeña vida que depende de mí a partir de ahora. Solo espero que cuando mi hija sea grande tengamos esta misma relación y logre cachar todo lo que ha hecho por mí”.