«Me dijo ‘tienes que aprender a recibir…'»: cómo Marcelo de Cachureos ayudó a Roberto Nicolini tras incendio
«Dime que Dios no existe. Hasta en los peores momentos, pero siempre Dios se deja mirar», comentó Roberto Nicolini luego de contar los gestos de personas que lo ayudaron de manera importante luego de que un incendio intencional quemó por completo el restaurante que tenía y que era su principal fuente laboral, en 1999.
El actor que se convirtió en rostro clásico de los programas infantiles en las décadas de los ’80 y ’90 con Pipiripao contó en La Divina Comida:
“Ponemos un restaurante en Olmué la Ale (su ex esposa) y yo, y un grupo de cabros prisioneros de la pasta base quemaron catorce propiedades, no solamente a mí, en Olmué.
“No corrieron los seguros, entonces hipotequé mi parcela, yo plantaba rosas. Tenía una casa muy linda. Y ahí viene la parte más dolorosa, que es cuando no puedes seguir porque son tantas las deudas cuando ocurre un incendio.
“Después el banco te empieza a pisar la cola y te llenas de deudas. Un día estoy en mi cama, la tengo tan presente esa tarde, ahí me vino una conversión muy fuerte de decir ‘no es de Dios lo que pasó, pero es de Dios salir adelante’.
“Y suena el teléfono y un señor me dice ‘¿cómo estás?’. Le digo ‘¿quién habla?’. Me dijo ‘Marcelo Hernández, Cachureos’, y me dijo ‘hagamos un evento, consíguete la Quinta Vergara’.
“Se llenó la Quinta Vergara y cuando llega la liquidación yo le digo ‘Marcelo, ¿cómo lo hacemos?, ¿cómo te reparto?’. Y me dice ‘no entendiste nada. Desde el chófer de la van y todos los monos (regalaron los servicios)’.
«Y me dijo ‘tienes que aprender a recibir’. Y después me pasó, con este tema de la fe, que mi hijo estaba enojado porque yo había llevado el piano al restaurante y se había quemado.
“Yo le digo ‘¿sabes cuál es el problema? Que tú eres hijo de Dios, yo soy tu papá en la tierra. Entonces todos estos problemas directos con Dios. Dile ‘oye, rájate con lucas para mi papá en la tierra, porque el papá en la tierra está cagado’.
“Y me llaman de canal 7, Margot Kahl, y me dice ‘el utilero del programa quiere hablar contigo’. Y me dice ‘mi mamá vio el incendio en la tele y te estoy buscando desde ese tiempo, porque vio que se quemó un piano y mi mamá te quiere regalar su piano’. Dime que Dios no existe. Hasta en los peores momentos, pero siempre Dios se deja mirar”.
