«¡Los carabineros se estaban llevando a mi marido! Yo lloraba y les decía ‘¡él es un gallo la raj…! ¡No me ha hecho nada!'», relata María José Bello sobre falsas denuncias de un vecino
«Yo pondría aquí una música de película de terror», dijo María José Bello previo a relatar los problemas que pasó con un vecino que llamaba a carabineros para denunciar al novio y padre de los dos hijos de la actriz.
La figura de 42 años conocida por teleseries como Peleles, Perdona Nuestros Pecados o Demente, contó en Podemos Hablar, en Chilevisión:
«Esto comienza así: recién en concubinato con el hombre, con el padre de mis hijos (el arquitecto y músico Mauricio Pichara). Un día llegamos a la casa tipo tres de la mañana, de un carrete, y nos bajamos. Y cachamos que estaba lleno de cucas, y que había todo un operativo.
«Cachamos que estaban en nuestro edificio. Mauri me dice ‘mi amor, espérate, me voy a bajar yo para ver qué pasa en el edificio’. Yo nerviosa, ‘obvio, me quedo acá’, le dije. Mauricio va y no vuelve. Y se demora y se demora. Lo llamo por teléfono. ‘Mi amor, no puedo hablar ahora’. ‘¡Pero espérate! ¿Es algo en nuestro departamento?’. ‘Sí, pero no puedo hablar ahora’.
«‘¡Chucha! ¡En nuestro departamento quedó la escoba!’ .Me quedé ahí, nerviosa. Era mucho rato. Entonces cerré el auto y subí. Mauricio me dice ‘¡Espérate! ¡No subas!’. Y baja y resulta que los Carabineros ¡se los estaban llevando a él! A mi marido se lo estaban llevando, porque había denuncias de que estaban asesinando a una niña en el segundo piso.
«Nosotros vivíamos en un dúplex, y que arriba estaban como ahorcando a una niña. Y escuchaban gritos. Les dije ‘¡no! ¡El y yo vivimos juntos! ¡Si tuviesen que llevarse a alguien es a mí! ¡O sea yo soy mucho peor que él!’
«Ahora es divertido, pero ahí yo realmente lloraba y les decía ‘¡él es un gallo la raja! ¡No me ha hecho nada!’. Les expliqué que veníamos llegando, que estábamos afuera, que qué habían escuchado.
«Era el vecino de al frente. Escuchó mal, era otra persona.
«Esto fue muy largo. Otro día llego, platito de té con galletitas de vino y vasito de leche para mí, porque yo era una mujer que estaba siendo agredida y lo pasaba mal.
«Pasó como tres o cuatro veces que los Carabineros llegaban así (golpeando muy fuerte la puerta). ‘¡¿Qué pasó?!’. ‘¿Está todo bien?’. ‘Sí… ¿El vecino? ¡Les juro que tengo un marido la raja! ¡Por favor!’. Era tremendo.
«El vecino estaba realmente loco, como esquizofrénico. Y esto fue muy largo, hasta que en un momento volvimos con nuestra primera guagua a la casa. En un momento fue tanto, que mi marido lo fue a enfrentar y el vecino sacó los rieles de la cama y le pegó a mi marido. Porque tenia en su cabeza que mi marido…
«Un día pillamos al caballero, como a la tres de la mañana, con un gorro porque iba corriendo al parque para salvar a una niña.
«Lo más heavy fue llevárselo del edificio, porque se transformó en una pesadilla para toda la gente que vivía ahí. Estaba fuera de sus cabales, estaba mal, que tenía alucinaciones. Era un sicótico, siempre lo mismo, a cada rato una denuncia por maltrato. Era muy heavy porque yo después estaba con guagua recién nacida, estaba agotada».