«Yo también soy bien gil… Si él me venía pidiendo equis plata, yo se la iba a dar. Además de mantenerlo, pagar el arriendo, agua, luz, gas, comida»: Daniela Castro acusa de estafa a pololo chef
«Yo le decía ‘¿por qué no vendes pan? Eres chef, vende pan’. ‘¿Es que cómo voy a vender pan?’», es parte del relato de Daniela Castro sobre el tema platas con su ex pololo.
La ganadora del primer concurso de cocina MasterChef Chile y el chef Maximiliano Rivera, primo de Martín Cárcamo, comenzaron a pololear previo a la pandemia y se separaron durante el primer trimestre de 2022.
El partió a Europa y ella lo ha denunciado por supuesta estafa y por gestionar un crédito a nombre de la productora de Castro, el cuál ha tenido que seguir pagando ella, afirma.
En una entrevista en el late de TVN Buenas Noches a Todos relató:
“Es que no fue una vez, son varias. Yo también soy bien gil, porque ahí está el ejemplo: si él me venía pidiendo equis plata, yo se la iba a dar, pero yo no me iba a gastar equis plata en mí. No sé, un millón. Yo prefería usar ese millón para ayudarlo, que gastarlo en cosas mías. La plata que yo trabajé, que yo me gané, además de mantenerlo, pagar el arriendo, agua, luz, gas, comida.
«Es que no sé con quién estuve. Y sirvió lo que dije porque después supe que estafó a otra persona. Y obviamente como las otras personas no me creen, ahí está el problema, yo no saco nada haciendo que la gente me tire hate.
“¿Qué sacaría con mentir? Pero como hay gente que duda de mí y duda de lo que yo digo, volvió a caer una galla y también la estafó, después de mí. Obviamente él se la sacó, ‘qué mentirosa…’
“No lo voy a decir (el monto de la deuda), pero es mucho. Decidí que esto ya no iba a ser tema, doy la plata por perdida. Porque cuando una persona no tiene nada, una demanda sería gasto de plata mía para alguien que no tiene nada (ningún bien).
“Además ha sido un mal estafador, porque no ha comprado nada, entonces no tienes nada que quitarle. Y alguien que te promete pagar, como me siguió prometiendo hasta la última vez, pero desaparece, entonces es una pérdida de tiempo. De hecho, le debe a una abogada también. Le debe como a seis personas.
«El último mensaje que tengo es que llegáramos a una mediación y que sus abogados se iban a contactar conmigo. Fue una vez que yo subí una historia y al final era todo porque me estaba pidiendo que bajara la historia. Yo le dije ‘no la voy a bajar’. ‘Es que Dani, me estás dejando sin trabajo’. ‘¿Perdón? Yo necesito que trabajes, porque necesito que me pagues, pero si tú le debes a mucha gente…’. Además me escribieron sus ex pololas, no soy solo yo”
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Daniela Castro: “No. Yo podría hacerlo, pero como le debe a una abogada también, que le ayudó en un caso donde se agarró a combos y le sacó los dientes a una persona. Lo digo para que su familia lo sepa, porque todos quieren disfrazar que es perfecto.
“Y la abogada que yo le conseguí, a ella también le debe. Y ella me dijo ‘no vale la pena. Es un gasto de energía y de más plata con alguien que nadie te asegura que vaya a pagar’. Porque no tiene nada y porque su palabra no vale.
“Aparte es de esos que hace esto: ‘Te están escribiendo ahora, ¿te llegó el mail?’. Tú revisas. Después ya ni revisas. ‘¿Qué mail?’. ‘¿No te llegó? A ver, de nuevo’. Y con las transferencias es lo mismo. ‘Te estoy transfiriendo ahora, ¿está o no?’. Y después desaparece y no te contesta el teléfono.
“Lo que más duele es que no sabes con quién estuviste. No sé quién es. Porque me pregunto en qué se gastó la plata. Estuvimos juntos dos años, el tiempo de la pandemia, y ahí obviamente todo funcionaba perfecto porque no salíamos. Entonces no me pudo ser infiel de nuevo, porque me había sido infiel.
“Yo siempre dije que mi mayor miedo era que me fueran infiel, porque no lo entiendo, nadie te obliga a estar con una persona. Entonces me fue infiel al principio, antes de irnos a un viaje que yo pagué, y fue la primera señal. Y no fui consecuente conmigo misma, que era ‘no voy a aceptar nunca una infidelidad, no lo voy a perdonar’. Y la perdoné.
«Entonces si me hubiera escuchado y me hubiera conectado con quien quiero ser yo y con qué tipo de gente quiero al lado mío, hubiese terminado la relación ahí mismo. Y esa señal tampoco… Uno ya está en automático y creyendo todo lo que te dicen. Además vienen los llantos.
“El tema fue cuando se acabó la pandemia y se empieza a gastar más. Yo le decía ‘hay maestros al lado que se levantan a las siete de la mañana a trabajar, ¿por qué no te puedes levantar a las siete a trabajar y te levantas a las once? Por último paga las cuentas de la luz. ¿Por qué no vendes pan? Eres chef, vende pan’. ‘¿Es que cómo voy a vender pan?’.
«Y después te dice ‘¿cómo te ayudó?’, porque yo lloraba, colapsaba, porque llevaba un buque gigante. O sea, llevo una casa y además mantengo a un pelotudo que no sabe bajar la tapa del water. Lo eché de la casa una cantidad de veces enorme y me decía ‘¿dónde me voy a ir?’. Y traté de terminar. Y terminé, pero volvía, ‘es que dónde me voy’, y hacía todo por volver”.