«Me estaba volviendo loco, iba todos los días al cementerio. Me levantaba a las cuatro de la mañana para ir al cementerio…»: la gran pena del fallecido humorista Ernesto Ruiz, «El Tufo»
«Mi hijo menor falleció trágicamente cuando tenía 19 años… Horrible. Una cosa espantosa», dijo Ernesto Ruiz en un programa de Mega hace nueve años. El humorista que se hizo famoso con su personaje «El Tufo» falleció a los 84 años con el dolor de la tragedia aún presente.
El hijo de Ruiz murió en 1988 en un accidente automovilístico mientras manejaba el auto que su padre hace poco le había regalado. El comediante habló en oportunidades del tema.
En una ocasión, en una entrevista con Alfredo Lamadrid, este le preguntó si sentía que había hecho algo mal con su hijo. Ruiz respondió:
«Tal vez. Pero siempre fui bueno con él en otro aspecto. Me decía ‘oiga, papito, una ‘lamparita’… Era una clave. Una ‘lamparita’ era alumbrarlo con su billete, fuera de lo que yo le daba habitualmente.
«Tal vez (fue un error haberle comprado auto)… Me dijo ‘papá, al cabezón (su hermano) le compró auto ¿y como voy yo?’. ‘No te preocupes, después del Festival te compro’, le dije. Y así lo hice… Es algo triste para mí. Que prefiero que la tristeza se quede conmigo y no trascienda a otras personas».
Posteriormente, en un capítulo de Secreto a Voces, en Mega, relató:
«Sufrí mucho y mi señora igual. Nos costó reponernos. Me llevaron a un siquiatra. Es una amalgama de pena y reír (por su labor como humorista). Entonces ya han pasado los años… Mira, imagínate, de 1988 que falleció el niño, después del Festival. Fue un golpe fuerte cuando estaba en un muy buen momento artístico.
«La vida sigue. Es terrible pensar que esto es así, que él ya no está más, y ya no está más. Muy triste, muy lamentable. Es más triste para los que lo sufren.
«Realmente era mi niño regalón. Todos dicen que todos los hijos se quieren igual. Yo pienso también. Pero yo por él tenía una inclinación favorable porque era muy parecido a mí, palomilla. Casualmente con la plata que gané en el Festival de Viña 1987 le compré el auto. Así es que bueno… Así es la vida.
«Pero yo me estaba volviendo loco, iba todos los días al cementerio. Me levantaba a las cuatro de la mañana para ir al cementerio. Era una cosa terrible».