«Ese tipo de chistes se tiraban, el doble sentido, sexualizar a la mujer. ‘Sonríe, si eres tan bonita’, me decía la Diana Bolocco…»: cuando Vesta Lugg lloró por situación en Vértigo
«Llegué a mi casa, me metí a mi pieza, me escondí en mi cama y no salí en cuatro días», recuerda Vesta Lugg sobre su ya comentada visita a Vértigo, en Canal 13, en 2017.
En esa ocasión en el esteñar que animaban Martín Cárcamo y Diana Bolocco, la cantante de 28 años estuvo invitada junto al chef español Sergi Arola (quien era jurado de MasterChef Chile), Ernesto Belloni y Raquel Argabdoña.
Entonces Belloni comentó que Lugg estaba «como para chuparla», situación que se viralizó y criticó.
La cantante también tuvo un intercambio con Arola, el cual recordó durante el último capítulo de La Divina Comida emitido por Chilevisión, donde compartió con Luis Slimming, Mauricio Jürgensen y la ministra Maisa Rojas:
Vesta Lugg: “Tengo como dos momentos en mi carrera donde puedo decir que algo me hizo llorar. Nunca he conversado esto. Yo era chica también. Me invitan a Vértigo, me hacen esta ‘pregunta del pueblo’, y uno sabe cuando va a Vértigo que es un programa…”
Mauricio Jürgensen: “Que te van a pegar en las canillas”
Lugg: “La pregunta del pueblo era ‘¿tú crees que eres un personaje dispensable?’. Yo me acuerdo que estaba respondiendo y alguien decide interrumpirme y me dice: ‘¿Sabes qué Vesta? Déjame darte una vueltecita, cómo va a ser dispensable esta chiquilla tan bonita’.
“Y yo le digo ‘nosotros no nos conocemos, pero a mí no me gusta que me interrumpan’. Ni siquiera me acuerdo de su nombre (Sergi Arola). Y fue muy heavy y yo me acuerdo que todo el público dijo ‘¡buuu!’. Y dije ‘me van a echar primera’”
Jürgensen: “¿La gente te pifió porque no te paraste?”
Lugg: “Porque no quise pararme a darme la vueltecita. Porque yo rayé la cancha. Ese tipo de chistes se tiraban, el doble sentido, sexualizar sin su consentimiento a la mujer. ‘Sonríe, si eres tan bonita’, me decía la Diana Bolocco. Y yo como ‘¿por qué tengo que sonreír para ser válida en este espacio?’.
«Salí, me echaron primero, por supuesto. Llegué a mi casa, me metí a mi pieza, me escondí en mi cama y no salí en cuatro días, porque la gente en la calle era como ‘esta niñita que amargada’, ‘intensa’”
Jürgensen: “¿Pero sientes que las cosas han cambiado?”
Lugg: “Sí. Y agradezco mucho a las cabras chicas. Las niñas jóvenes sintieron la misma incomodidad que yo”.