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Carolina de Mora y su marido, Felipe Bulnes, en imágenes tomadas de la pantalla de De Tú a Tú, en Canal 13.

«Lo veo y, te lo juro por Dios, van a pensar que estoy loca, digo ‘¿quién es?. El va a ser mi próximo marido’…»: la historia de amor de Carolina de Moras y el abogado Felipe Bulnes

Autor: Equipo Glamorama / 18 julio, 2023

«¿Cómo conociste a Felipe?», le preguntó Martín Cárcamo a Carolina de Moras en el último capítulo de De Tú a Tú emitido por Canal 13. «Webiando poh. En la fiesta de una gran amiga mía», comenzó relatando la conductora de 42 años.

De Moras y el abogado de 54 años -quien representó a Chile en el litigio con Bolivia en el Tribunal de La Haya-, se casaron en noviembre del año pasado.

Esta es su historia de amor, según contó De Moras:

“Entonces fui a esta fiesta, de repente lo veo, y te lo juro por Dios, van a pensar que estoy loca, pero lo veo y digo ‘¿quién es?. El va a ser mi próximo marido’. Pero no había cachado quién era, lo vi de lejos y vi una silueta que me gustó mucho, y dije ‘él va a ser mi próximo marido’.

“Yo me puse a bailar, tenía un par de pinches que estaban en la fiesta, yo haciéndome querer, pasándolo chancho. De repente me dicen ‘Carola, te quiero presentar a Felipe Bulnes’. Yo ‘me suena’. Trabajando en matinal poh, imagínate lo pava. Y yo ‘a este gallo lo ubico, ¿pero de dónde es?’. Aparte que en persona es muy diferente.

“Voy al bar, porque hacía sed esa noche, había que hidratarse, su buen vodka tónica. Me encuentro con él y nos ponemos a hablar. Súper simpático. Yo soy súper irónica y tengo mucho humor negro, Felipe con su inteligencia mucho más. Y empezamos a hablar, a molestar un poco. Llegaban amigas de él. Gente que aparecía.

“Y de repente nos empezaron a interrumpir demasiado y yo dije ‘acá mejor no, me voy, que estés súper bien’. Era tarde, estaba cansada y me cayó súper bien, pero eso. Hasta que me llama por teléfono, me escribe, ‘que rico conocerte y la cuestión’. Empezamos a escribirnos por mucho tiempo.

“Y yo de repente le digo un día ‘¿sabes qué? O nos tomamos un café o una copa de vino, pero mis huellas dactilares pretendo que me duren un par de años más’. Nos juntamos, me invitó a un restaurante que dijimos ‘no. Ese es muy público, vamos a este otro’. Lo llevé como a un sucucho, a lo oscurito altiro.

“Lo llevé a un restaurante más piola, por acá arriba escondido. Y yo estaba ese día cargada. ¿No te pasaba de repente cuando salías del matinal, que salías como hirviendo? Habías visto demasiadas cosas muy duras y andabas cargada, como odiando las cosas, las circunstancias, el país, los políticos. Odiabas a todo el mundo.

“Y me senté a comer con él y le boté todo. Fui la peor compañera del mundo. Él me dijo ‘que te vaya súper bien’. Obvio, si fui insoportable. Y me dio otra oportunidad. Ya, ahora sí que sí, yo le bajé un poco el perfil, salimos y ese día dije ‘me encantó, me gustó’. Entonces lo obligué a que me invitara a su casa, y me invitó poh. Pero si para qué vamos a perder el tiempo”.