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Marcela Vacarezza en una imagen tomada de la pantalla de Podemos Hablar, en Chilevisión.

«Me manosea por atrás… Me agarra, me tira contra la puerta, un gordo asqueroso, me empieza a toquetear entera»: Marcela Vacarezza recuerda el abuso que sufrió en Papudo

Autor: Equipo Glamorama / 6 septiembre, 2023

«Me agarra, me tira contra la puerta, un gordo asqueroso, me empieza a toquetear entera», relata Marcela Vacarezza sobre el abuso que sufrió a los 14 años.

La comunicadora recordó el hecho que vivió en Papudo -una historia que había compartido antes en otro programa- en Podemos Hablar, donde estuvo junto a su marido Rafael Araneda.

Estas fue su testimonio:

“Yo tenía 14 años e íbamos a Papudo toda la vida, desde que tenía cinco años hasta los 18. Y a mí me encantaba nadar, ir a la balsa, y sobre todo, cuando no quedaba nadie en la playa, entonces me llevaba mi suéter, mi libro y me quedaba hasta como las 20.30 o 21 de la noche.

“Un día estaba con mi hermano y le digo ‘quiero ir al baño’. ‘Te acompaño’. Yo tenía 14 y él 24 años. Cruzamos la calle a un lugar, quizás la gente que iba a Papudo se iba a acordar, era el guatón de los churros. Entonces entramos y mi hermano le dice ‘ella necesita un baño’.

“‘Sí, claro’, dice él. ‘Pero el baño está afuera, entonces yo voy con ella’. Yo dije ‘ya poh’. Vamos al baño, me dice ‘ahí está’. Abro la puerta y cierra la puerta atrás. Yo dije ‘concha, aquí algo pasa’. Yo andaba con bikini y con el suéter tapando un poco.

“Entonces yo siento que paso, cierra la puerta, me manosea por atrás entera, y yo le dije ‘no hay confort’, algo así. Y me agarra, me tira contra la puerta, un gordo asqueroso, me empieza a toquetear entera, y yo levanto la rodilla, le pegó medio a medio, fuerte. El weón ahí se corre, se echa para el lado y yo salgo.

“Llego y mi hermano me dice ‘¿cómo te fue?’. ‘Bien, perfecto, no pasó nada’. ¿Por qué lo cuento? Mira la tontera de uno de niña de no querer contarle a los papás, o a la familia, por el temor de que te caguen el verano, de que no te dejen salir más.

“Y no quiero que pase y ojalá que mis hijas tengan la confianza el día de mañana de poder contar algo así. O que si a alguien le pasa, cuente. Pero yo me lo guardé y me lo guardé toda la vida. Y al año siguiente seguir viendo a este viejo asqueroso, y al otro año también, y por muchos años.

“Conmigo fue una vez, pero no me cabe duda que el viejo cerdo lo había hecho con otras personas. Ahora, si no hubiera atinado y respondido como lo hice, habría llegado a otro cuento”.