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Raffaella di Girolamo en una foto de archivo de su Instagram @raffadigi y Claudia di Girolamo en una imagen tomada de la pantalla de Podemos Hablar, en Chilevisión.

«Yo crecí con una madre sola… Tuvo que hacerse una carrera a punta de esfuerzo conmigo al lado», cuenta la psicóloga Raffaella di Girolamo, hija de la actriz de La Fiera

Autor: Equipo Glamorama / 8 octubre, 2023

«Yo crecí con una madre sola. Se sacó la cresta conmigo, no terminó la universidad. Tuvo que hacerse una carrera a punta de esfuerzo conmigo al lado», cuenta Raffaella di Girolamo, hija mayor de Claudia di Girolamo.

La psicóloga de 45 años, quien fue panelista de Buenos Días a Todos, cambió legalmente su primer apellido por el de su madre, la actriz más importante de las teleseries nacionales, protagonistas de clásicos desde Los Títeres a La Fiera.

En el último capítulo de La Divina Comida relató sobre el tema:

Carlos Figueroa, baterista, director de la orquesta del Festival de Viña, también invitado al programa: «A lo mejor eso te lleva a dejarte el apellido de la mamá»

Raffaella di Girolamo: «Yo peleé mucho, tuve que pagar abogado… Mi mamá me tuvo con quien fue mi progenitor, quien fue mi padre hasta mis diez años. Que tengo súper buenos recuerdos con él hasta los diez años, y a los diez años pasó a ser una persona que no quería ser padre.

«Pero en esos diez años él vivía a Nueva York. Por eso yo iba a Nueva york. Tengo súper buenos recuerdos allá. Iba una vez al año un mes a Nueva York y lo pasaba increíble. Me iba a la ropa usada, me vestía, desde los seis años para arriba.

«A los diez años yo me creía muy grande y tenía que ver con eso, con que esta realidad tenía que hacerme independiente en algunos espacios. Viajar en avión de aquí para allá era un privilegio, pero era sola, era chica. De ahí, cuando se acaba ese vínculo, aparece más un vínculo con mi madre»

Figueroa: «Hoy día los apellidos son quien te represente más y eso me parece increíble».

Más tarde, la invitada habló del inicio de su época universitaria:

«La Psicología fue un cacho porque no me gustaba, ni encajaba, me iba mal. Como al tercer o cuarto año de Psicología empezamos a ver pacientes y empecé a hacer mi práctica en la cárcel de mujeres.

«Era un lugar donde pude armar cosas, teatro, danza, poesía. Toda esa cosa sensorial ahí empezó, ‘¿de dónde agarro a estas mujeres que el60 % venía del Sename, el 80 % había sido abusada?’. Y ahí viene el tema por la sexualidad».