Educada en lo más alto de la alta sociedad, creció con nanny inglesa y vacaciones a bordo del Queen Elizabeth: los orígenes de Mary Rose Mac-Gill, la útima socialité chilena
«Yo nunca he roteado a nadie. Jamás. Ahora, otra cosa es lo que yo piense», comentaba con picardía y ese acento medio inglés Mary Rose Mac-Gill, la gran dama de la sociedad chilena, reina durante décadas de las páginas sociales, figura de la más alta high society que, gracias a su simpatía y carisma y cierta sencillez, se convirtió en una gestora cultural de mayor relevancia y alcanzó fama y popularidad. Tanta, que terminó haciendo un comercial de televisión, invitada a matinales y programas de conversación, desfilando por la alfombra roja de la Gala del Festival de Viña y actuando como ella misma en la teleserie Pituca Sin Lucas.
La «socialté» que odiaba que la llamaran así falleció a los 90 años y trabajó hasta el fin de sus días por la cultura. Era directora de la Fundación Cultural de Providencia, allí, en la comuna donde ella misma estuvo en la inauguración del Teatro Oriente, hace más de 80 años. La entidad es presidida por su amiga la alcaldesa Evelyn Matthei. Mary Rose la adoraba. Hablaban por teléfono y se apoyaban.
Mac-Gill tenía educación de lady, modales sin peros y un look de pelo rubio que cada día de su vida lució de peluquería, con el nivel de vaporosidad justo. Siempre vestida como para posar para el ¡Hola! o el Town & Country, en conjuntos de la boutique click de Vitacura que destellan elegancia sin nunca, jamás de los jamases, traspasar el límite hacia la vulgaridad.
Era hija del escocés Henry Mac-Gill, quien se instaló en Chile y se casó con Alicia Herrera Arístegui. Fue hija única. Estudió en colegio inglés y con nanny venida desde Inglaterra. Pasaba las vacaciones junto a sus padres en viajes Europa en primera clase a bordo de los trasantlánticos Queen Mary o Queen Elizabeth, en periplos donde se cenaba con vestido largo y smoking los hombres y era común toparse con estrellas de Hollywood. Ella contaba su encuentro con una joven Audrey Hepburn, la protagonista de Desayuno En Tiffany y Mi Bella Dama.
A los 17 años ya destacaba por su belleza y sus ojos color piscina. Se casó dos veces. Primero con el abogado y político Julio Bernardo Subercaseaux, padre de sus hijos. Se separó y nunca habló de ello porque así era ella: tenía esa resera que ya no queda en las figuras públicas. Después contrajo nupcias con Jorge Jarpa, hermano del ex ministro de Pinochet Sergio Onofre.
Estudió Periodismo pero no término. Mary Rose contó que la presionaron para que participara en un paro y ella se negó y se fue. Pero vocación tenía: hablaba con elocuencia de todos los temas. Desde las normas de etiqueta a la política -era de derecha-. Desde el largo que debía tener una pollera hasta el última puesta en escena de Carmen. Y fue en esto último, la cultura y las bellas artes donde encontró su vocación, trabajó e hizo un aporte reconocido por figuras de todos los ámbitos.