El desastre en la elección de Reina de Viña que dejó a Emilia Dides llorando mientras Pamela Díaz bromeó pidiendo el anillo para Faloon y se cuestiona el triunfo de la ganadora
En vez de felicitar a Emilia Dides por haber sido elegida Reina de Viña, en paneles de televisión se cuestionó su triunfo y lanzaron alguna teoría conspirativa sobre que supuestamente la hicieron ganar porque le convenía a los organizadores. Mientras, Pamela Díaz pidió a la soberana, en su tono, medio en serio medio en broma, que «entregue el anillo» a Faloon Larraguibel.
Entonces, cuando la Miss Chile que unió como pocas veces al país en este tipo de concursos realizó su piscinazo, en vez de ser un momento para recordar con felicidad, quedó marcado por las dudas, las preguntas sobre supuesto fraude electoral y con los partidarios de Faloon tiñendo todo de una nube negra. En Hay Que Decirlo se leía que la ex Yingo era la «verdadera reina» del Festival.
Emilia terminó llorando, sufriendo ante una polémica, ataques y comentarios por algo que ni siquiera buscó.
Los realizadores de la elección pusieron a Dides en la lista de candidatas, al igual que varias figuras femeninas de Viña 2025. No fue iniciativa de la Miss Chile postularse. No fue ella quien se inscribió. No era su interés.
Faloon, en cambio, si quería. Se lanzó hace semanas con el apoyo de Hay Que Decirlo. Armó equipo y ropero, calendario de iniciativas y protagonizó todas las actividades de los organizadores y más. Llegó a la Ciudad Jardín la semana pasada para trabajar por la corona.
El desastre quedó en el recuento de votos: se dio por ganadora a Larraguibel, quien se emocionó. Pero vinieron las dudas por un sufragio a favor de la abanderada de Canal 13 que fue encontrado no en la urna oficial, sino en una tómbola para otra cosa, para participar en el sorteo de una moto. Los realizadores decidieron anular ese voto, Faloon perdió el reinado que fue suyo por algunos minutos y se declaró a Dides como nueva Reina de Viña.
Quedó la grande.
Ante la polémica, Emilia compartió el título, determinó que ambas son soberanas, guardó ella el anillo de premio y cedió la corona física a Larraguibel.
Pero los seguidores de una y otra comenzaron una guerra llena de odio y descalificaciones que no se detiene. Mucha mala onda, estrés y pena por una actividad que debía ser todo lo contrario, pura alegría, y en la que las dos protagonistas son inocentes. Son víctimas.
