«Un Christian Grey versión Fruna. Va, me agarra, me tira a la alfombra. Y me empezó a decir puras cochinadas al oído…», relata Daniela Nicolás sobre dentista con el que salió
«Va, me agarra, me tira a la alfombra, se me tira encima y ahí yo apreté el poto, crucé las piernas y ‘acá Diosito sálvame’», fue parte del relato de Daniela Nicolás sobre la ocasión en que salió con un dentista.
La ex Miss Chile, actriz y panelista de Más Vivi Que Nunca estuvo hace más de una semana en un capítulo de Los 5 Mandamientos, en Canal 13.
Este fue su historia:
“Yo estaba saliendo con un hombre que se llama Felipe y él escucha que yo tenía un matrimonio muy familiar y me dice ‘me encantan los matrimonios, ¿puedo ir contigo?’. ‘Ya, ok’. Llevábamos un rato saliendo.
“La semana del matrimonio, típico que uno arrienda la van para que pase a buscar a todos, y mi hermana me dice ‘ya poh Dani, necesitamos la dirección de Felipe’. Le escribí, me dejó de contestar ese lunes y quedaban cinco días para el matrimonio. Y yo ‘Felipe, necesito la dirección’. ‘Ya. Estoy ocupado’. Y yo ‘esto no va bien’. Miércoles, nada. Jueves, nada.
“Era fin de semana largo, entonces yo estaba preocupada porque era difícil encontrar pareja un fin de semana largo. Y él ‘ok, sí, te respondo después’. O sea, tú cachas que esta cosa va para mal, pero tenía el matrimonio y me quería hacer la tonta para llevar pareja.
“Y el viernes ya le escribo ‘de verdad si no quieres ir ni un problema, pero dime’, pensando que me iba a decir ‘no, Dani, sorry’. Y me dice ‘que bueno que me dijiste, la verdad es que no’. Y caché que había vuelto con la ex. Historia de mi vida.
“Empiezo a llamar a todos mis amigos y todos ‘pucha Dani, es fin de semana largo, me voy, me avisaste a última hora’. Escribo en el grupo de mis amigas ‘chiquillas, búsquenme a alguien que sea por favor semi decente, porque es matrimonio familiar’.
“Y una amiga aparece, me manda una foto y me dice ‘este cabro es dentista, es hijo de unos amigos de mis papás, tremendo partido’. Era guapo. Conversamos por WhatsApp, me dice ‘obvio que te acompaño feliz’.
“Llega a mi casa y estupendo, con un terno azul, peinadito, llegó a saludar a mis papás y mi papá me miraba como ‘oye Daniela, bien’. Vamos al matrimonio y todos ‘oye Daniela, ¿de dónde lo sacaste?’.
“Estaba tomando un poquito más que champaña esa noche y le di un beso en la pista de baile. Lo besé al frente de toda la familia, entonces al día siguiente mi papá ‘pero Daniela, matrimonio familiar’. Y yo ‘pero papá, esto va para largo’.
“Mi amiga me escribe y me dice ‘salgamos todos a comer’. ‘Ya, bacán’. Salimos a comer con todo el grupo, nosotros muy acaramelados, muy buena onda. Iba todo bien. Yo dije ‘acá estoy’.
“Después de eso él llevó al amigo con el que vivía, y él iba con su polola, y el amigo me dice ‘¿por qué no seguimos comiendo algo en la casa?’. ‘Ya’. Tomé mal el ‘comiendo’, porque llegamos y él con su polola se fueron, y ahí caché que el comer no era necesariamente comida.
“Me puse nerviosa, me empecé a hacer como la tonta, nos sentamos en el sillón y él me besa. Pero te juro que no me tocó ni el coxis. Estábamos besándonos, sin coxis, sin nada, él se para, agarra la mesa, la mueve y me dice ‘acuéstate en la alfombra’. Te juro.
“Yo empecé a apretar el poto. ‘¿Cómo?’. ‘Acuéstate en la alfombra’, así chiflando los dedos y todo. Un Christian Grey versión Fruna. Y yo le dije ‘oye, no, tranqui’. Va, me agarra, me tira a la alfombra, se me tira encima y ahí yo apreté el poto, crucé las piernas y ‘acá Diosito sálvame’.
“Yo para la embarrá y me empezó a decir puras cochinadas al oído, pero cochinadas cerdas, que no puedes decir el primer día. De hecho yo en un minuto, ahí apretada entera, le digo ‘oye, ¿esto te funciona?’. Y me dice ‘siempre me funciona’.
“Agarré el teléfono, le mandé un mensaje a mi amiga y le dije ‘¿de dónde que este weón era cartucho?’ y se me apaga el teléfono. Y yo ‘no tengo cómo irme a mi casita’. Yo miraba el techo nomás y te juro que creo que nunca había apretado tanto el poto en mi vida. Ahí le dije que me fuera a dejar por favor.
«Me junté una vez más con él en un restaurante para preguntarle si esto efectivamente le funcionaba y que esto no podía ser con todas las mujeres, que era un poco agresivo este modus operandi. Y me dijo ‘es que siempre me funciona’, y él seguía como erótico jurando que esto le iba a funcionar”.