Amores eternos y tormentosos
Hay reconciliación para Cata Pulido y Felipe Erlandsen; acercamiento entre Carola de Moras y el ingeniero Mauricio Sanz. Paz y amor entre las parejas de la televisión, menos para Julio César Rodríguez y Laurita Prieto, la relación más tormentosa del espectáculo.
Tuvieron problemas desde que empezaron, hace casi tres años. Una seguidilla de crisis donde la estupenda uruguaya ex Yingo sube la voz, llega a echar humo y se lanza contra el pobre “JC”, que toma un par de cosas y huye del hogar que armaron.
Laurita llora y patalea. Hay amenazas sentimentales y drama, hasta que viene la reconciliación y el galán de Primer Plano vuelve y todo de nuevo. Aunque ya estaban en camas separadas.
Han pedido ayuda a amigos y profesionales para salir adelante. Han tratando de mantener cada pelea alejada de las crónicas. “Pero es un pololeo tóxico”, cuenta un amigo de la rubia regia casi 20 años menor que el animador cuarentón.
Ella está muy mal tras el último quiebre. “Por fin terminaron estas fiestas de mie… Esa obligación de festejar, de ser feliz”, tuiteó el viernes Prieto, después de unas tristes celebraciones, más desesperanzada que nunca.
En cambio Cata Pulido reconquistó al instructor de snowboard y productor de eventos Felipe Erlandsen. Se conocían desde hace seis años, cuando en 2005 comenzaron el romance. Anunciaron matrimonio para diciembre de 2011. Se canceló la boda y terminaron.
Entonces Erlandsen tuvo un explosivo affaire express con Javiera Acevedo y ahora lo culparon de filtrar las selfies desnuda que la rubia supuestamente se tomó para enviárselas a él. “¡Nunca haría algo así!”, respondió el productor que encuentra apoyo y cobijo en Pulido, archienemiga de Javiera.
La novia eterna y fiel siguió en contacto con el instructor. Nunca habló mal de él. Jamás dejó de quererlo y hace un tiempo volvieron.
Como Carola de Moras y Mauricio Sanz, que llevan tres años de ires y venires. Se distanciaron de nuevo, pero ahora colegas de la guapa de Chilevisión aseguran que anda sonriente y chispeante, con la cara llena de ilusión. Otra vez.
