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A 10 años de la silla de ruedas: «Kenita» rompe el silencio

Autor: admin_copesa / 5 septiembre, 2015

Hace diez años, a las 06.50 de la mañana de aquel jueves 8 de septiembre de 2005, “Kenita” Larraín salió del aeropuerto en Pudahuel en silla de ruedas.

 

Estaba entera de negro, con enormes anteojos oscuros y el pantalón arremangado en su pierna derecha, en la cual tenía un enorme rasmillón. “Prefiero no hacer declaraciones, porque después me puedo arrepentir”, fueron sus únicas palabras. Luego partió a la Clínica Las Condes, donde quedó internada.

 

Así terminó uno de los episodios más bullados de la historia de la farándula chilena, que causó el fin del corto matrimonio –duró apenas cinco meses- de “Kenita” y el tenista Marcelo “Chino” Ríos. Dos días antes, la rubia modelo había sufrido un accidente frente a la casa de Giuliana Sotela (primera mujer del tenista) en San José de Costa Rica que fue relatado así por el diario La Tercera:

 

“El ex deportista y su mujer llegaron a bordo de un jeep Vitara gris metálico que habían arrendado en la empresa Dollars rent-a-car. De acuerdo al relato de personas allegadas a la pareja, ‘Marcelo se bajó a tocar el timbre, pero dejó el jeep sin el freno de mano y la puerta abierta. Kenita permanecía en el asiento del copiloto, con el cinturón de seguridad abrochado, cuando el vehículo comenzó a rodar hacia atrás por una pendiente.

 

El auto aumentó la velocidad, ella intentaba zafarse del cinturón para poder frenar y ya se encontraba en el asiento del chofer cuando salió expulsada por la puerta que Marcelo dejó abierta, debido al movimiento del jeep, que terminó impactando una cerca. Tuvieron que sacarlo con grúa desde un charco’”.

 

Ahora, que se cumple una década del suceso, Kenita rompe el silencio en esta entrevista con Glamorama.cl donde recuerda el infame accidente y relata su feliz nueva vida. Explica por qué se volvió a casar en secreto y detalla sus estudios espirituales:

 

¿Cómo ve y evalúa ahora ese episodio que generó tanto revuelo?

 

“Es impresionante cómo pasa el tiempo, no puedo creer que hayan pasado diez años. Para mí es un tema ultra superado, es la prensa el que no lo supera. Lo recuerdan una y otra vez y el tema está súper sanado desde todos los puntos de vista.

 

“Siempre he mirado mi vida con una filosofía en que todas las crisis, y donde uno lo pasa mal, son para crecer. Aunque sea un episodio doloroso para mí, es bueno como aprendizaje”.

 

¿Qué sintió al ver el fenómeno que generó la imagen de la silla de ruedas?


“Fue un momento muy complicado, porque hubo gente que hablaba sin saber. Se pusieron un título de médico. Hacían sus propios diagnósticos respecto a mi estado. Y si una institución tan seria como la Clínica Las Condes estimó que fuera a Cuidados Intermedios toda esa cantidad de días que estuve, es por algo, por las lesiones que tenía.

 

“A pesar de eso hubo personas que quisieron creer que no tenía nada o que era un chamuyo. Pero es tema de ellos, tengo súper claro lo que viví, el accidente que sufrí”.

 

¿Le dolió que se inventaran cosas?

 

“Me dolió. Han sido momentos dolorosos los que he vivido a nivel mediático, no solo en esa instancia, sino que en varias más, donde se ha hablado sin saber. Donde el inventar fue conveniente para otras personas, porque sube el rating, pero a costa de mentiras.

 

“En algún minuto lo pasé muy mal, pero hoy siento que esa responsabilidad está en quienes faltaron a la verdad. Tengo mi conciencia tranquila”.

 

¿Se refiere a lo que dijo el padre de Marcelo Ríos –quien la calificó de «mente enferma»-?

 

“No, de todos. Estoy hablando en general. Y siento que para los protagonistas es tema superado. Hay personas, familias detrás, que hoy estamos todos en otra. No le encuentro ningún sentido volver a recordar esas cosas. Si lo atesoro como parte de mi aprendizaje. Como dijo la Doctora Polo, ‘Caso Cerrado’”.

 

¿Cómo va su matrimonio?

 

“Estoy feliz. Muchos me preguntan por qué estoy tan desaparecida, y es que necesitaba este espacio. Es algo absolutamente voluntario. No solo estoy estudiando mucho, sino que comienzo una nueva vida. Necesitaba esta tranquilidad, no estar tan expuesta”.

 

¿Por qué se casó en secreto?

 

“Esta relación partió desde el principio en bajo perfil y uno trata en lo posible de mantenerlo así. Es una relación muy normal, necesitaba más tranquilidad, son etapas distintas en la vida. Para mí es mucho más fácil  que Sergio (Adler, su marido) no tenga una figuración pública, porque me permite tener más privacidad, me la facilita”.

 

¿Todo lo que vivió mediáticamente le sirvió para aprender en este matrimonio?

 

“Sí, por supuesto. Todas las experiencias hacen que hoy sea una María Eugenia distinta que la que era hace 20 años. Si fuera la misma, ¡qué horror! Sería terrible. Me siento muy distinta y me enorgullezco de eso. O sino me sentiría espantada.

 

“Una de las claves que siempre me ayuda a levantarme, desde los momentos más difíciles, y sacar fuerzas, es no quedarme pegada en el pasado, mirar qué tengo que aprender de esto y avanzar. Estoy contenta, en una nueva etapa mucho más llena y rodeada de amor, consecuencia de algo interno”.

 

¿Cree que cometió errores en el pasado?

 

“Todos los seres humanos tenemos el derecho a equivocarnos. Porque cuando uno se equivoca, con las crisis, uno aprende. En esta sociedad la gente es súper criticada cuando se equivoca, y a eso vinimos. Es un derecho del ser humano equivocarse y aprender”

 

¿En qué está ahora?

 

“Casada, feliz. Sigo estudiando numerología, constelaciones familiares y ancestrología. Llevo años en esto. Partí en 2008, en Argentina, cuando estaba en Bailando por un Sueño, de Tinelli, y me inicio en reiki. De ahí en adelante he hecho un sinnúmero de diplomados, talleres, todos relacionados con el mundo espiritual, místico. Me ayuda al autoconocimiento y a fortalecerme”.