Glamorama
Volpato es la suboficial Patricia Flores” en la teleserie Pobre Gallo, de Mega. FOTO: MEGA

La “carabinera” Paola Volpato revela los piropos hot que recibe en la calle

Autor: Carlos Zúñiga / 6 enero, 2016

Paola Volpato tiene un sinfín de personajes en su larga carrera en las teleseries chilenas. Pero el que interpreta en Pobre Gallo, la cuarta teleserie de la directora María Eugenia Rencoret en Mega, tiene un toque especial. La actriz es la “suboficial Patricia Flores”, una guapa carabinera a cargo de la seguridad de la localidad de Yerbas Buenas, en la región del Maule.

En la producción, que se estrenó anoche –MIRE AQUI LA CRITICA AL PRIMER CAPITULO-, Volpato no solo debe lidiar con la delincuencia y los problemas del pueblo maulino. También luchará por robarle el corazón a “Nicolás Pérez de Castro” (Álvaro Rudolphy), el empresario que llega a la comuna para curarse de sus problemas de vértigo. Con él protagonizará un triángulo amoroso en el que “Carola García del Río” (Ingrid Cruz), la alcaldesa del pueblo, intentará imponerse a como dé lugar.

El rol de carabinera ha sido especial para Paola. Por primera vez interpretará a una uniformada. Un personaje que le ha traído de todo. “Me doy cuenta en la reacción de la gente cuando voy a almorzar, en Mega o cuando voy a comprar al frente del canal. Todos como que se cuadran y dicen ‘oiga, lléveme preso’», cuenta a Glamorama. También revela cómo se preparó y las condiciones que Carabineros le impuso. “Lo que les molestaba era que los pasaran a llevar, que fueran irrespetuosos”, comenta.

¿Cómo se preparó para ser carabinera en la teleserie?

“Trabajamos con dos capitanes de Carabineros, que trabajan en el área de prensa, y nos enseñaron todo. No tenía idea de cómo se manejaba un carabinero. Es muy rígido, piramidal, con respecto al orden y la jerarquía. Tienen un respeto absoluto por sus superiores. Tienen que pedir permiso para todo: para mirar, para sentarse. Trabajan muchas horas al día. En la calle no pueden tomar agua, no pueden comer, no pueden fumar.

“Es una vida bastante militar y dura. Pero no solamente es eso. Hay también mucho de ayuda social, el carabinero rural sobre todo, que puede atender un parto, trabaja ayudando gente. Hay una cuestión más social. Eso es impresionante”

¿Fue difícil hacerlo?

“No fue difícil encontrarlo. Fue difícil el ponderarse en el uniforme. Pero finalmente fue agradable”

¿Le pidieron ser respetuosos para así no ridiculizar?

“Eso es lo que más le interesaba a ellos, no ser ridiculizados. Ellos hablan muchos de esto del ‘buenos días, buenas tardes’. No tenían problemas con que se hiciera humor con Carabineros. Lo que les molestaba era que los pasaran a llevar, que fueran irrespetuosos. Les preocupa el aspecto personal. Los Carabineros andan siempre impecables, siempre a disposición de la gente. Eso les interesa mucho”.

Hay un grado de respeto.

“Absolutamente. Obviamente los más cómicos, lo que hace Fernando Godoy con Andrés Velasco, se sale un poquito de la norma. Además, ellos normaron todo, porque el uniforme se parece, pero no es igual. Hubo que cambiar los logos, los colores de las cintas, los grados son al revés”.

¿Y qué siente al vestir el uniforme?

“Es extraño. Es muy cómodo como actor, porque no hay cambios de vestuario. Puedes grabar doce escenas sin tener que bajar, subir o arreglarte. Pero es rara la sensación de estar como apretado”.

¿No le da algún grado de ‘autoridad’ el estar uniformada?

“No a mí, personalmente. Pero me doy cuenta en la reacción de la gente cuando voy a almorzar, en Mega o cuando voy a comprar al frente del canal. Todos como que se cuadran y dicen ‘oiga, lléveme preso’. Hay una suerte de fantasía de que la carabinera te lleve preso y hay un cierto temor, como que la gente se intimida un poco. ‘Ay, qué guapa’, porque mi pollera es más cortita. No pueden creer. ‘Ay, lléveme preso’. En fin”.