Glamorama
Mey Santamaría en Morandé con Compañía, año 2004, y Marcelo Salas en una imagen de ese año. FOTOS: ARCHIVO COPESA

Mey Santamaría destapó el burdo chiste sobre Marcelo Salas que provocó su renuncia a Morandé

Autor: Andrés Cantuarias / Cristián Farías / 18 agosto, 2016

La primavera de 2004 fue violenta para Mey Santamaría. La modelo cubana entonces reinaba en el programa de trasnoche de Kike Morandé, que vivía sus días de gloria. Entonces Mey inició un affaire con Marcelo Salas. Pero, como siempre, el futbolista impuso absoluta privacidad a la relación. Una decisión que Santamaría mantuvo a full.

Eran los días en que la prensa de farándula realizaba paparazzeos día y noche para obtener una foto de un par de famosos. Sin embargo, el cuidado de la célebre pareja fue tal, que no hubo ni una imagen, ni una palabra de ninguno de los dos.

Pero las leyes de Morandé con Compañía eran otras. Tras el notición de prensa rosa, el programa hizo una fiesta. Recibieron a Mey con la canción Matador de Los Fabulosos Cadillacs y la llevaron de un brazo frente a los periodistas y fotógrafos que la cubana evitaba. La echaron a los leones.

La paciencia de la modelo llegó a un límite días después, cuando en el espacio quisieron obligarla a participar en un sketch haciendo referencia a Marcelo Salas. Lo que siguió fue su inmediata y bullada salida de la producción. Un escándalo que duró su buen tiempo, que le provocó crisis de pánico y del cual Mey contó su verdad en detalle en Mentiras Verdaderas –MIRE AQUI EL VIDEO DEL EPISODIO-:

Ignacio Franzani: “¿Cómo definirías a Kike Morandé? Después del retrato desde el prejuicio, hasta lo que te tocó conocer ahí, en la dura, la firme”

Mey Santamaría: “¿Cómo lo definiría? Yo lo sentí muchas veces como un papá, fíjate. Muchas veces, incluso cuando yo tiré la toalla en Morandé, justamente porque me habían pedido que me riera y festinara; que me hiciera la loca y que lo tomara todo relajado”

Franzani: “El chiste de doble sentido”

Santamaría: “Cuando yo dijera el chiste de que estaba embarazada con un ídolo de este país y yo respondí ‘yo no voy a hacer eso’. ‘¡¿Cómo que no vas a hacer eso?!’. No fue el Kike, fue otra persona. ‘¡¿Cómo no vas a hacer eso?! Tú tienes que hacer lo que digo yo, porque yo mando en este programa’.

«Yo le dije ‘tú estás muy equivocado. Puedo trabajar en lo que tú quieras, pero no voy a hacer algo que no estoy dispuesta. No estoy dispuesta a ponerme en la palestra, ya que me están dando por un caño por todos lados, a sentarme y a reírme de que estoy embarazada de Marcelo Salas. O sea, no. Yo tengo dignidad, yo me respeto, yo me quiero’, y todo.

“Me agarré, estaba vestida para el programa. Me cambié de ropa y me fui. Me empezaron a llamar todos. Agarré el teléfono y dije ‘¡chao!’. Boté el teléfono, desaparecí una semana y, cuando volví, que fue a hablar con el Kike, decía ‘pero Mey, por favor, si tú tienes que saber cómo es la televisión. Con el diario de hoy se envuelve el pescado mañana. Hay que tener cuero de chancho’. Y todas esas cosas él me decía como una forma de aliviar la angustia por la que yo estaba pasando en ese minuto. Porque me la vi muy mal.

«Estaba sola, no tenía a nadie que me apoyara, ni comunicacionalmente, ni personalmente, ni espiritualmente ¡Nada! En ese minuto me sentí sola, aislada, con cámaras por todos lados. Que los camarógrafos venían a enfocarme y me veían tan destruida, que el camarógrafo salía atrás de la cámara y me decía ‘perdona’, y volvía a enfocarme, porque yo les decía ‘por favor no me muestren. ¡Por favor!’.

«Lo pasé pésimo, pésimo, pésimo. Fue la primera gran crisis de mi vida. Fue todo ese tiempo, porque, aparte, entré en crisis de pánico. Crisis de pánico que antes yo decía ‘¿pero cómo la gente tiene crisis de pánico? Qué cosa más absurda’. Crisis de pánico, de no querer pisar la calle, porque sentía que todo el mundo me estaba mirando, diciéndome ‘¿es verdad o mentira?’.

«Encerrada en mi casa, llorando. Por suerte llegó mi hermano Jorge Luis de Cuba en ese minuto. Llegó un apoyo fundamental. También estuvo Gustavo ahí, que me recogió con cuchara. Yo la pasé mal, mal, mal. Al punto que pensé en irme del país. Yo trabajo en televisión, pero salgo de acá, me quito el maquillaje, me quito el vestuario y soy una chica muy normal, muy tranquila, y que ojalá no me miren. Que ojalá no sea el tema de nadie, ni el centro de atención de nadie”.