Glamorama
Fernando Villegas y María Luis Cordero en imágenes de archivo. FOTOS: ARCHIVO AGENCIA UNO

Doctora Cordero acusa a Fernando Villegas de tratar de «agarrarme las pechugas… Es seco para manosear”

Autor: Cristián Farías Ravanal / 11 junio, 2017

Desde hace un tiempo María Luisa Cordero retomó su lugar como comentarista en los paneles televisivos. Está todos los viernes en Primer Plano y es entrevistada frecuente en otros programas. Esta semana fue invitada a Mentiras Verdaderas, donde sus dichos sobre Fernando Villegas tuvieron amplia repercusión –MIRE AQUI EL VIDEO. MINUTO 43-.

La siquiatra trató al comentarista y escritor de «idiota», de «prepotencia intelectual» y de «seco para manosear». Con respecto a este último punto, Cordero relató un supuesto incidente con Villegas, donde él habría tratado de «agarrarme las pechugas».

El tema del rostro de Tolerancia Cero surgió cuando Ignacio Franzani, conductor del late de La Red, le consultó a la siquiatra su opinión sobre la entrevista que el precandidato presidencial Manuel José Ossandón dio en el espacio político de Chilevisión. Esto fue parte de la conversación en Mentiras Verdaderas:

Ignacio Franzani: «Doctora, ¿cómo evalúa la última semana de Manuel José Ossandón?»

María Luisa Cordero: «Me parece un tema muy delicado. En el programa de radio que tengo con el periodista Sebastián Gajardo, le pedí a la familia que lo llevara a un especialista. Porque Manuel José Ossandón… Yo voté por él como senador. Porque yo trabajé en la fundación Paternitas, y él era el alcalde de Puente Alto cuando nosotros teníamos una casa de acogida en Puente Alto, de niños botados por sus madres drogadictas. Nosotros los acogíamos con la Edith Martino, que era la gran directora de la casa de acogida de Puente Alto, y Manuel José nos daba cupo en los jardines infantiles, siempre muy generoso

«Entonces dije ‘cuando se presente a senador, yo le voy a agradecer votando por él’. Pero él se hizo un bypass gástrico, entiendo. Cuando tú te haces un bypass gástrico te pasan muchas cosas, queda un trastorno fisiológico muy intenso, dejas de absorber magnesio, calcio y eso te daña el techo.

«Yo siento que Manuel José está alterado la concentración. Se le olvidó todo lo que había hecho. No se acordaba que había votado por el acuerdo de París. Tiene un trastorno de la memoria, está muy enojón, anda tratando a todo el mundo de penca, está irascible, desconcentrado. Yo le pediría a la familia que lo hagan ver por un buen especialista. El no está bien. No está bien»

Franzani: «Impresentable que no sepa el Acuerdo de París, que lucha contra el cambio climático, doctora»

Cordero: «Es que Ossandón, campechano, si él es técnico agrícola. No tengo nada contra los técnicos, pero qué le van a preguntar del Acuerdo de París, ‘no tengo idea. No sé si firmé o no firmé'»

Franzani: «Pero yo creo que algo de lo cual sí está preocupado un técnico agrícola es del cambio climático»

Cordero: «Del calentamiento global. Cuando tienes huerta poh, pero estos tienen unos terrenos pa desarrollo inmobiliario, no pá plantar lechugas poh viejo»

Franzani: «Esta semana lo noquea políticamente cree usted, doctora, o la discusión esta tan desechable que, en dos semanas más, otro candidato se manda otro chascarro y ya nos olvidamos del Acuerdo de París, del Tolerancia Cero… Cuando le dice Villegas: ‘Dígame usted de qué sabe para que de eso le preguntemos'»

Cordero: «Y él, amoroso, todo ingenuo, y reactivo, le dice: ‘¡Yo sé cocinar! ¿Qué quieres que te cocine?’. Poco menos. Simpático. ¡Pooobre! Y Villegas se jura de los siete sabios de Sion, ¡cortalá poh! Un chascón que se viene leyendo la pauta recién, ¡¿qué se cree?! ¡Sale pá allá oh! Esa cosa pontificia. Yo que Ossandón me paro y le doy un charchazo, ‘¡qué te pasa chascón!'»

Franzani: «Pero hasta ahí nomás llega la candidatura»

Cordero: «Bueno ¿y? Pero por último le das un charchazo al idiota. Acuérdate que París bien vale una misa poh viejo. ¡Esa prepotencia con que tratan a los invitados!»

Franzani: «Es como el alumno frente a un examen final de la vida»

Cordero: «¡¿Y quién es Villegas cuéntame?! Cuéntame, ¿quién es Villegas?»

Franzani: «¿Ustedes trabajaron juntos alguna vez?»

Cordero: «Yo estuve con él cuando me hice ‘conocida’ en el programa que se llamaba Domicilio Conocido. Y yo aquí a Eduardo Fuentes le conté lo que el trató de hacerme ahí, a la salida del programa»

Franzani: «¿Qué trató de hacerle?»

Cordero: «Agarrarme las pechugas»

Franzani: «¡Nooo!»

Cordero: «Y dijo ‘¡la doctora Cordero es una desquiciada!’ (remedando a Villegas). Yo le contesté ‘prefiero ser desquiciada a una pervertida’. Todas las peluqueras de aquí, las maquilladoras, me agradecieron porque yo lo desenmascaré. Es seco para manosear. ¿Y él se dedica a pontificar? ¡Por favor! Que se de baños de asiento mejor para pasar la calentura. Te lo digo en serio»

Franzani: «¿Y tú le dijiste algo ahí, en ese minuto?»

Cordero: «Le paré el carro, ‘¡¿qué te pasa desgraciao?!»

Franzani: «A ver, pero reconstruyamos la historia, tú ibas saliendo…»

Cordero: «O entrando. Entonces ‘oy, Cordero, que estai güeña, que tení güenas… (con las manos indica su escote)'»

Franzani: «Buenas bubbies, pechugis…»

Cordero asiente: «Y venía con las manos así, acercándose insinuante él. Como yo tengo un discurso desparpajado, (debe haber pensado) ‘esta debe ser seca para encamarse con ella’. Se equivoca, ¿te fijas? Porque una cosa es el discurso y otra cosa es la entrepierna y la administración de la entrepierna.

«Le paré el carro y le dije ‘¡¿qué te pasa desgraciado?! ¡Atrévete a acercarte!’. Mi mamá me enseñó a hacer el torniquete de la muerte»

Franzani: «¿Cuál ese es?»

Cordero: «Apretar el paquete hasta que el gallo se desmaye»

Franzani: «¿Y pensaste en hacérselo?»

Cordero: «Sí. Yo pensé hacérselo con las dos manos, porque parece que tiene las pelotas muy grandes, no tengo idea (gesticulando con las manos). ¡Oy me va a matar este! ¡Me va a demandar por injurias y ‘calurnias’!»

Franzani: «Pero quiero saber, en ese minuto no le aplicaste torniquete, pero le paraste el carro»

Cordero: «Le paré el carro, ‘¡¿qué te pasa?!»

Franzani: «Y ahí me dices que él chantó la moto»

Cordero: «Claro, me dijo ‘¡no poh Cordero, no te lo tomí tan en serio!’. Porque él trata de hacerse el simpaticón. Pero después todas las chiquillas de las peluquerías, de los maquillajes, ‘¡güena doctora, qué güeno que lo desenmascaró!’

«(El incidente que relata) Lo retrotrae a esta cosa de superioridad que tiene él. Las mujeres somos para él un artefacto genital, me imagino. La concepción que había en el medioevo de las mujeres. Yo hice un estudio cuando estaba en la facultad de Medicina sobre la evolución del concepto de mujer, y me encontré un diccionario del medioevo. ‘Mujer’, dos puntos, ‘véase concupiscencia’.

«La única mujer decente era la Santísima Virgen María, el resto era una manga de concupiscentes. Hemos evolucionado muchísimo. Entonces, Villegas te trata con una definición medieval de mujer. O sea, tú eres un artefacto genital y aquí estamos los hombres, los sabios de Sion.

«Es que esa prepotencia intelectual. ¡¿Qué tanta trascendencia tiene Tolerancia Cero?! Me van a matar, me van a echar de Chilevisión lo más probable. Verdad que es mi canal… Que soy desleal yo… No, pero lo que pasa es que tanta, tanta prepotencia intelectual, ¡si somos todos compatriotas hombre!

«Manuel José Ossandón hizo un tremendo programa en Puente Alto. Yo fui testigo de eso, de las escuelas, de los gimnasios, fue un genial alcalde, ¿te fijas? Entonces, ¿tanta prepotencia porque no se acordaba del Acuerdo de París? ¿Será pa tanto?».

Franzani: «No se acordaba de varias cosas»

Cordero: «Es que yo creo que no se acordaba por la cosa endocrina que le provocó el bypass gástrico. Esto pasa. Yo he tenido pacientes operados de bypass gástrico y quedan un desastre siquiátrico»

Franzani: «Doctora, pero no nos desviemos del tema. En el fondo, lo que usted me está confesando acá es que fue víctima de un acoso sexual»

Cordero: «¡Nooo! Yo no le pongo… Porque yo me defendí poh»

Franzani: «Pero una cosa es la defensa y otra cosa es el acoso en sí, ¿o no?»

Cordero: «Mira, no gastemos pólvora en jotes, como decía mi mamá. No, yo no quiero seguir hablando de este caballero. Sería ungirlo. No. A mi la primera experiencia de intento de acoso sexual fue cuando yo me venía a estudiar a Santiago en un tren desde Puerto Montt. Y de repente yo las polleritas medias cortas, los ojitos bonitos, no era la vieja arrugá que soy ahora, y entonces el conductor, que era como el presidente del tren, me pidió mi carnet.

«Yo, en un acto automático, se lo pasé. Veníamos llegando a Talca y yo digo ‘no me han devuelto mi carnet’. Y le digo al ayudante: ‘Dígale a su jefe que me mande un carnet. Porque si él no me lo manda, yo no lo voy a ir a buscar a su dormitorio para que él me manosee’. Este era mi discurso. Y yo, una cosa le había visto hacer a mi mamá una vez que entró un curao y hacía gestos obscenos, mi mamá pescó la alarma del tren, el tren se paró en Chillán y al obsceno se lo llevaron peso los pacos.

«Mi mamá hizo eso. Entonces yo dije voy a hacer lo mismo, ‘voy a parar el tren en la próxima estación y voy a armar un escándalo de aquellos’. A los dos minutos yo tenía mi carnet. Entonces, yo soy experta en pararrayos contra los acosos. Jamás le pondría acoso sexual a la embestida de este caballero, de este chascón. No, no»

Franzani: «¿Cómo lo calificaría?»

Cordero: «Yo creo que es una avivada y le salió el tiro por la culata conmigo. Porque, lo que hablábamos fuera de cámara, tú cuando andas en menesteres seductores, yo me desarrollé en un mundo predominantemente viril, es distinto. La seducción es más elegante, te echan una tallita por aquí, por allá, ¿te fijas?

«Yo a este gallo lo venía conociendo recién. Si Julio César me dijera ‘doctorísima, ¡qué tiene parado el potito!’, yo le diría ‘¡qué lindo que eres! Ven, tócalo’. Es una broma, pero esta cuestión así…»

Uno de los medios escrito que trató este asunto es La Cuarta. El diario menciona que Fernando Villegas no contestó los mensajes.