El conmovedor relato del tercer ciudadano que rescató del fuego a Ignacio Lastra
«Le dije a Nacho ‘rueda, rueda, rueda’. Lo empecé a hacer rodar. No apagaba. Llegó una persona con un extinguidor». Esto es parte del conmovedor relato de Francisco Pacheco en Primer Plano.
Pacheco es un buzo de salvataje de la Armada en retiro. Tiene 41 años, casado. La fatídica noche del 31 de agosto se encontraba con unos amigos viendo fútbol por la televisión, cuando sintió el impacto del choque del auto en el que iban Ignacio Lastra y Julia Fernández por avenida Nueva Providencia.
El hombre corrió y ayudó al chileno Fabián Pinilla y el venezolano Emanuel Soto a rescatar al chico reality que se encontraba atrapado y quemándose al interior del auto, tras ayudar a escapar de las llamas a su polola brasileña.
Luego de la ejemplar labor, Pacheco desapareció. Mientras Pinilla y Soto hablaban en los medios, como una manera de despertar solidaridad en la ciudadanía cuando se dan casos como este, el buzo que hoy trabaja en una empresa de telecomunicaciones permanecía en el anonimato.
Solo el viernes en el estelar de Chilevisión hizo pública su identidad y entregó un conmovedor testimonio -a través de un contacto telefónico- que hizo llorar a Fran García-Huidobro y a Julia, quien reapareció en público tras el accidente –MIRE AQUI EL DESESPERADO LLAMADO DE JULIA FRENTE A LAS CRITICAS MALA ONDA-.
Francisco Pacheco: «Fue un momento en que atinamos a hacer lo que había que hacer, con los chiquillos que están ahí (Fabián Pinilla y Emanuel Soto estuvieron invitados a Primer Plano). Yo me encontraba con unos compañeros de trabajo, estábamos viendo el partido de Chile y nos quedamos un rato pegados viendo el partido de Brasil. Sentí el golpe. Le dije a los chiquillos ‘algo pasó, fue una explosión, un edificio o algo raro’. PACHECO, AL CENTRO:
«Caminamos a la esquina de la iglesia (de la Divina Providencia) y lo primero vi fue el auto en llamas. Corrí hacia donde estaban los chiquillos. Vi a Ignacio que venía saliendo y traté de tomarlo tipo llave de judo, porque era imposible tomarlo.
«Ahí le dije a Nacho ‘rueda, rueda, rueda’. Lo empecé a hacer rodar. No apagaba. Llegó una persona con un extinguidor. Le tiró el extinguidor encima, y a los chicos les digo que por favor me ayuden a retirar la ropa de la parte de abajo, mientras yo rasgaba las ropas del cuello hacia abajo para que no se quemara las vías respiratorias ni nada.
«Le empecé a sacar toda la ropa de arriba. Alguien, no me pregunten quién porque ya lo tenían solamente en slips, cruzó a la berma central, tomó un poco de tierra, le dejamos caer un poco de tierra en los genitales. En eso el auto explotaba. Vino una explosión más grande. Lo tomamos de las piernas, los chicos lo tomaron de las manos, lo corrimos hacia la orilla, hacia el borde.
«La ambulancia estaba detrás de nosotros, yo he visto los videos y no avanzaba por el fuego del vehículo. Pero la ambulancia apenas se dio cuenta de que vamos cruzando con el Ignacio hacia la vereda, avanzó en forma muy rápida. Nosotros lo bajamos y la ambulancia se paró al lado de nosotros y lo subieron de inmediato.
«El Nacho lo único que decía era ‘mi novia. Mi polola’. Yo me di vuelta, miré el auto y le decía ‘está bien…’ Sin saber ni siquiera si ella estaba adentro o no. Mi preocupación era él en ese momento. No se podía hacer nada más en el vehículo, absolutamente nada. Yo no sabía que Julia había salido, no tenía conocimiento de eso.
«Dejé a Nacho ahí con los chiquillos, lo subieron a una ambulancia. Me corrí a una orilla, me fumé un cigarro con mis compañeros de trabajo. Me puse a llorar por la impotencia de no haber podido hacer más, pensando que Julia todavía estaba dentro del vehículo. Como a los minutos después que se había ido la ambulancia, me corrí nuevamente hacia la micro, que todavía estaba detenida ahí, y una señora dijo ‘¡él es el joven que ayudó a sacar al chico!’
«Se acercó un guardia de Providencia, me abrazó, me dijo ‘¡gracias!’. Seguí llorando. Le dije ‘¡tengo rabia, no pude sacar a la niña!’. El guardia me abraza y me dice ‘¡si la niña salió antes!’. Y ahí fue un desahogo, una cosa muy rica sentir, y nada. Le comenté a todos a mis compañeros. Agarré un taxi y me vine para la casa. Le conté a mi señora y me iba a fregar por la hora, porque pensaba que era mentira. Prendo la televisión, y claro, justamente estaban dando el reportaje» –EL VIDEO. MINUTO 1.09.00-.