Glamorama
Fernanda Hansen y su marido Rodrigo Rozas en una foto que la periodista compartió en su instagram @fernandahansenr en enero de 2020.

Fernanda Hansen: «Alcancé a estar mucho más tiempo con Alma… Esto es el dolor más fuerte que me ha dado la vida jamás, perder una guagüita»

Autor: Equipo Glamorama / 22 agosto, 2020

«Dije ‘¿sabes qué? Para. La vida es otra y la vida lo que te está diciendo es que eres súper afortunada, todo lo contrario a desafortunada. Eres muy afortunada porque tienes una hija y porque tengo un marido que amo por sobre todas las cosas’”, cuenta Fernanda Hansen.

La periodista de 40 años se contactó con Sigamos de Largo, donde relató su difícil proceso para volver a ser madre.

Hansen está casada con Rodrigo Rozas -que los medios han identificado como fotógrafo y publicista- y tienen una hija de cuatro años, Amalia.

La profesional contó en el late de Canal 13 que luego del nacimiento de la niña tuvo pérdidas en un año que describe como «espantoso». Este fue su relato:

“Antes de que llegara (Amalia) yo sabía que venía una niñita. No me preguntes, pero tenía esa certeza de que era una niñita. Lo tenía claro y me la imaginaba, muy heavy.

“Entonces con la segunda guagua y con lo que bien me fue en la primera, apenas supe que estaba embarazada empezamos a revisar nombres y ya era toda una ilusión, entonces fue muy triste perderla”

Maly Jorquiera, coanimadora del programa: “¿A qué semana la perdiste?”

Hansen: “En el primer trismestre, fue aborto retenido en el primer trimestre. Pasa el 80% de los casos, era la explicación, la normalización de una pérdida, independiente de la pena que uno tenga. Tú lo silencias, ‘bueno, esto le pasa a muchas mujeres, ya está’.

“Me volví a embarazar después de como nueve meses y me fui a hacer exámenes, porque había que tenerlo más controlado. Me hice los exámenes y me dijeron ‘¿sabes qué? Este viene mal también’. Porque la hormona no se estaba multiplicando como correspondía, entonces va a venir que en algún minuto va a dejar de latir o alguna cosa. Así que viene mal. Y ahí ya, una bien, dos, ya, ¿me estai?. Y como era primer trimestre y estaba súper chiquitita, eran siete o ocho semanas y no estaba bien, optamos por Misotrol con mi doctor. Sabíamos que la guagua no…

“Ahí ya dije ‘ya, córtala’. Fue un año espantoso, porque todos los doctores ‘hay que entender esta infertilidad secundaria o estos abortos recurrentes. ¿Qué es lo que está pasando? Tenemos que estudiarte’.

“Fue un año apestoso de muchos tratamientos, muchas hormonas, seguimientos ovulares, inseminaciones artificiales, no in vitro, porque como yo me quedaba embarazada, sino que facilitar el embarazo. Además ya tenía 38 o 39, básicamente me estaban diciendo ‘tú edad biológica no te favorece’.

“No sabían cuál era la razón, porque no es que las perdiera, tenía a la Amalia y mi marido tenía dos hijos más. No había ni una razón más que, en el fondo, era mi edad, la calidad de mi óvulos, había que investigar, me hicieron análisis por las trompas… Fue un año horrible.

“Traté durante un año de quedar esperando guagua, no pude y dije ‘¿sabes qué? Estoy cansada de esto. No más. Paz’. Pasaron dos meses que dije ‘no más, no quiero saber de doctores ni nada’, y la clásica ‘cuando te relajes te va a resultar’.

“Un día, claro, me di cuenta que estaba esperando guagua. No podía creerlo, dije ‘¿por qué estoy esperando guagua si…?’. Ya, quedé esperando guagua, la alegría.

“Ecografía bien, estamos bien, niñita, niñita que viene muy muy mal y se va a morir en cualquier momento. Y así fue. Entonces fue mucho más duro, porque ya alcancé a estar mucho más tiempo con Alma. Le puse Alma. Hablo y me da pena.

“Y ahí ya dije ‘ya… ¿Qué más?’. ¿Cuál es la enseñanza, qué es lo que me quiere decir el universo? Yo a veces siento que la vida tiene para qués. Debo reconocer que me asumí en la rebeldía mucho rato”

Fran García-Huidobro, animadora: “¿Contra qué la agarraste?”

Hansen: “Con la vida. ¿Qué pasa? Oye, si te he superado igual unas cuantas, y estoy feliz y soy una persona positiva. Ya poh. Sentía que la segunda mitad de la vida venía tranquila y esto es todo lo contrario a tranquilo. O sea, esto es el dolor más fuerte que me ha dado la vida jamás, perder una guagüita.

«Yo insisto, los hijos deseados son hijos desde que uno los desea y desde el primer test. Entonces fue como… Bueno, en fin. Ha pasado un año y mi gran duda era si iba a tener mi guagüita arcoiris, que le llaman a la segunda guagüita que nace después de que se te muere uno.

“Entre tanta cosa con mi marido dijimos ‘hagamos la fertilización in vitro, porque no sabemos qué pasa. Entonces vamos a hacerlo con un especialista, veamos qué pasa con tus óvulos y veamos qué pasa’. Y me saqué óvulos, cinco óvulos maravillosos que se fecundaron maravillosamente, cinco embrioncitos maravillosos, pero los cinco mal.

«Entonces ahí los doctores ya dicen ‘definitivamente esto es… No sé cómo explicarlo, pero hay alguna razón entre tú y Rodrigo que pasa esto con sus guaguitas y no pasó con Amalia’.

“Independiente de que vino un duelo de decir ‘ok, no voy a volver… No tengo más tratamiento’, tratar de encontrar la razón o lo que pasa entre Rodrigo y yo, y yo voy a cumplir 41 años. Yo soy súper porfiada igual, quiero algo y voy a por ello.

«Entonces ahí fue como el click y me atrevo a hablarlo y todo porque dije ‘¿sabes qué? Para. La vida es otra y la vida lo que te está diciendo es que eres súper afortunada, todo lo contrario a desafortunada. Eres muy afortunada porque tienes una hija y porque tengo un marido que amo por sobre todas las cosas’”.