Glamorama
Eli de Caso y Manuel Tello en una foto de archivo tomada de la web.

Los 35 años de historia de Eli de Caso y su quinto marido: «Entremedio me había casado con otras personas y él también tuvo sus amores y tuvo dos hijos…»

Autor: Fran Varela / 29 septiembre, 2020

«Cuando lo vi dije ‘es Manuel, este es mi hombre que yo he estado esperando toda mi vida’. Así fue», afirmó Eli de Caso sobre su quinto y actual marido, el músico, sanador y maestro de Body Harmony Manuel Tello.

La semanada pasada la comunicadora de 66 años se contactó con Sigamos de Largo, late de Canal 13 donde entregó una importante reflexión sobre el reencuentro con su mamá de 92 años, quien sufre Alzheimer, a quien llevó a vivir con ella.

En tanto, y entre otros temas, contó su historia de 35 años años con su esposo, con quien se casó en 2012. Este fue el relato:

“Él es un gran compañero en mi vida. Es loco de atar igual que yo y cuando los dos estamos con la pluma parada mejor que ni nos veamos, nos podemos matar.

“Yo me siento súper apoyada por Manuel. Creo que él es un ángel que llegó a mi vida en el momento exacto, preciso y perfecto. Me ha enseñado muchas cosas y lo amo, es un hombre muy importante en mi vida.

“Nosotros fuimos novios con Manuel el año ’85 y estuvimos como dos años juntos. Estuvimos un año hablando por teléfono, ahí me presentó el proyecto Hambre, que lo que hace es eliminar el hambre en el mundo pero no a través del gramo solamente, sino que a través de la condición humana, de las decisiones que tomas. Yo me enamoré del proyecto y me enamoré entre medio de Manuel.

“Después por supuesto partí para otro lado y me desaparecí de la vida. Tal cual. Entre medio fui a Suecia a verlo, estuve un mes y medio con él. Fue una experiencia muy compleja porque yo no hablo inglés, obviamente no hablo sueco, y en pleno invierno. Él trabajaba durante el día y yo estaba en el departamento, miraba hacia fuera. Había solo dos horas de luz, el resto era todo oscuro y lleno de nieve. Yo decía ‘¿qué mierda hago aquí?’.

“Ahí me regresé, desaparecí y estuvimos muchos años sin hablarnos, sin vernos, sin nada. Y después me di cuenta que había metido las patas. Veinte años. Entre medio me había casado con otras personas y había vivido otras experiencias y él también tuvo sus amores, sus mujeres y tuvo dos hijos.

“Teníamos que pasar porque lo que teníamos que pasar para reencontrarnos. Si todo es perfecto finalmente, aunque al principio no lo entendamos y nos duela el alma. Pasaron 20 años y yo dije ‘tengo que pedirle perdón a este hombre porque me porté pésimo’. Y lo empecé a buscar a través de Televisión Nacional, lo llamaban por la señal internacional, porque estaba en Suecia. Él supo que yo lo estaba llamando y no me dio ni bola.

“Pero un día vino a Chile a celebrar sus 60 años. Y me dicen ‘¿sabes quién está en Santiago? El Tello’. ‘Mmm… Dame el teléfono por favor’. Lo llamé y logré poder conectarme con él después de más de 20 años y fue un amor a primera vista, así pero fulminante. Era como si me hubiera tomado un ácido, porque cuando lo vi dije ‘es Manuel, este es mi hombre que yo he estado esperando toda mi vida’. Así fue.

“Porque yo había crecido como mujer y como persona, me había dado cuenta de quién era yo. Tenía otra forma de verlo porque yo también había aprendido a mirarme de otra manera. Buscaba contención, buscaba refugio, buscaba una espalda que me abrazara y que me ayudara. Un papá de todas maneras. Un papá, un sicólogo, un hermano, un amigo, un cómplice, un amante, las quería todas. Pero no alcanzaba a darme cuenta de quiénes eran estas personas porque tampoco sabía quién era yo.

«Siento que era como un bombero que estaba todo el tiempo apagando incendios en mi vida. Con muchas carencias, con mucha soledad y con mucho peso sobre mí. Entonces necesitaba alguien que me ayudara.

“Me enamoraba de estos hombres porque a todos los amé, pero no me daba cuenta realmente quiénes eran porque tampoco sabía quién era yo. Con Manuel fue diferente porque lo vi como ser humano. Le vi su corazón. Le vi su alma, porque yo le mostré la mía.

“La mía no la mostré nunca antes, estaba totalmente escondida. Tenía mucho miedo a sufrir por amor. Entonces como que me escondí. Guardo mi corazón y mostraba un disfraz mío divertido, simpático, la mujer chora, genial, todo rico buena onda, pero mi corazón estaba vacío.

“Y con Manuel fue diferente porque estaba más grande, más madura, más consciente, y lo que yo quería era disfrutar la vida con un buen compañero. Ya no buscas llenar los vacíos. Lo que quieres es tener un amigo en la ruta y un compañero, tomarte de la mano con él y disfrutar, apostar por él. Eso es lo que hice con Manuel.

“Llevamos diez años juntos. Igual de repente nos peleamos. Hay momentos más altos y momentos más bajos, pero yo valoro profundamente su compañía y apuesto por él. Yo lo elijo todas las mañanas”.