Glamorama

La historia de amor de Antonella Ríos y el cerrajero: «Ahora me arregla la chapa gratis, me hace manija, me echa aceitito donde me falta…»

Autor: Fran Varela / 9 noviembre, 2020

«Es el cerrajero y me arregla la chapa de vez en cuando, me arregla la llave, me hace manija, me echa aceitito donde me falta. Estoy cero kilómetro”, dice Antonella Ríos en tono lúdico sobre su historia de amor con el cerrajero que llegó por primera vez a su hogar, en plena pandemia, para solucionar el problema con una cerradura.

La actriz de 46 años se conectó con Pijama Party, el espacio que Diana Bolocco y Martín Cárcamo emiten en vivo por instagram.

Ríos se refirió a temas diversos como el trastorno de ansiedad que sufre desde niña, a cómo mantiene su figura y al término de su trabajo en la radio, entre otros.

En tanto, este fue su relato sobre su nueva pareja:

Antonella Ríos: “Te voy a confesar algo, conocí a alguien… Hace mucho tiempo, al principio de la pandemia, a mí se me quedó una llave atascada en la cerradura de la puerta de mi casa y llamé a un cerrajero. Y ese cerrajero bueno, ahora me arregla la chapa gratis constantemente, salgo con él y lo pasamos estupendo y todo”

Martín Cárcamo: “¿Me estás webiando?”

Diana Bolocco: “No te creo que saliste con el cerrajero, eso es como el argumento de una película porno”

Ríos: “Claro. Es el cerrajero y me arregla la chapa de vez en cuando, me arregla la llave, me hace manija, me echa aceitito donde me falta. Estoy cero kilómetro”

Cárcamo: “No te puedo creer lo que me estás diciendo”

Ríos: “Te juro que es verdad”

Bolocco: “¿Y qué tal la llave del cerrajero?”

Ríos: “La llave maestra le dicen (ríe)”

Bolocco: “¡Abre todas las puertas!”

Ríos: “Sí. Y nada hacía presagiar, porque yo lo veo y le digo… Lo que pasa es que una vez vino a arreglarme la puerta y se fue. Listo. Yo tampoco soy tan fácil, la primera vez calmao. Después vino de nuevo y se fue, pero por alguna razón se me cerraban las puertas, se me perdían las llaves, algo pasaba en el universo que se llevaba los calcetines y las llaves.

«En este caso las llaves me importaban un poco más que los calcetines y llamaba al cerrajero una y otra vez. Y venía, venía y venía, hasta que se terminó quedando fijo, punto fijo”

Bolocco: “¿No será que él te escondía las llaves? Porque igual sospechosa la weá”

Ríos: “Espérate… Mi puerta se quedó cerrada una vez, menos mal que tengo una ventana para salir, y yo ‘oye, ¿puedes venir?’, y venía con sus cosas, me arreglaba la cuestión. Bueno, el resto es historia, pero es verdad”

Cárcamo: “El llega, hace el primer arreglo, ¿en qué minuto tú cachaste que enganchaste con él? ¿Cómo fue?”

Ríos: “No, la primera vez fue como cliente – cerrajero, entonces casi fue como ‘hasta luego, gracias. Me salvaste la vida’ y no sé qué”

Bolocco: “¿Pero te gustó altiro o no?”

Ríos: “No, no me gustó altiro, pero subí una historia y unos amigos míos me decían ‘mmm, iguals’, unos amigos gays que les gustaba él. Y yo ‘no lo había visto con esos ojos’ y de repente ¡pah!, se me cierra la otra puerta. ‘Oye, ¿puedes venir?’, y venía altiro, pero al toque.

“Y la tercera vez me contó algo de su vida y yo enganché de eso, del contenido más que el que fuera cerrajero. Porque la llave maestra igual uno la puede encontrar en otros lados, pero esta llave maestra en ningún otro lado”

Cárcamo: “¿Y cómo ha sido esta experiencia? Porque no estás pololeando, estás pinchando, ¿una cosa así o no?”

Ríos: “Quiero ser libre. Es un amigo más que amigo”

Bolocco: “¿Cada cuánto tiempo va a engrasar la chapa de la puerta”

Ríos: “Una vez a la semana y me deja el lunes pero con la pila puesta. Fin de semana y el lunes ando pero como Fitipaldi (ríe)”

Cárcamo: “¿Te puedo hacer una pregunta súper súper directa? Porque dependiendo de la pega uno tiene sus fortalezas y sus debilidades en el momento del amor. Por ejemplo un comunicador tiene el don, no sé si todos, pero espero yo tener algo de ese don, de que puedo decir palabras bonitas, sexies, provocadoras. Para un cerrajero que sus manos son su instrumento de trabajo ¿hay una diferencia real?”

Ríos: “¡Sí! De verdad. Yo cuando estoy con él siento que se leyó las instrucciones (ríe). Estoy hablando en serio, yo tengo 46 años, como el año 1 se perdieron las instrucciones, caducaron, se perdieron. Pero él como que sabe el punto exacto cuando explota al amar”

Cárcamo: “¡Noo!”

Bolocco: “No te creo lo que estás contando. Me voy a tirar por el balcón para abajo. No. La cagó”

Ríos: “Lo peor de todo es que no estoy mintiendo, todo esto es verdad. De hecho, Martín creo que lo sigue”

Cárcamo: “¡¿Yo?! ¡¿Lo sigo?!”

Ríos: “Parece,  él te sigue, no estoy segura, pero ahí voy a averiguar”

Cárcamo: “Por favor mándamelo por interno, por último en el peor de los casos no lo llamo para arreglar, lo llamo para tomar clases (ríe)”

Ríos: “Él es bien especial, porque yo soy bien peleadora y él me dijo que no engancha”

Bolocco: “Antonella, ¿tú crees que él nos puede estar viendo ahora?”

Ríos: “Ojalá que no (ríe). Me da vergüenza, porque primero dije que no era mi pololo, entonces todo mal”

Bolocco: “Antonella, lo has dejado en las nubes. No digamos el nombre porque te lo van a quitar”

Ríos: “Y yo soy súper celosa porque además es más joven que yo y lo conocí cuando estaba en el Bailando”

Bolocco: “Ya, pero a ti te encantan los más jóvenes que tú”

Ríos: “Sí poh, cero kilómetros”.