“Estoy feliz de haber vuelto. Yo me fui a Miami por mis hijos…», cuenta Myriam Hernández
“Estoy feliz de haber vuelto (a Chile). Yo me fui a Miami por mis hijos», contó Myriam Hernández en un live de Instagram de Giancarlo Petaccia sobre hábitos alimenticios saludables.
La cantante de 55 años habló del sistema de alimentación que lleva actualmente luego de “diez años intentando con nutriólogos y doctores que pagas mucho dinero y bajas dos o tres kilos y es insostenible”.
También se refirió a su década radicada en Estados Unidos junto a su marido Jorge Saint Jean y sus dos hijos:
«Había comenzado mi carrera desde Chile, esa era la plataforma central, y como estaba soltera no me afectaba tanto y pasaba casi nueve o diez meses del año viajando por diferentes países. Me instalaba en México o en Estados Unidos.
“Y cuando ya me casé y tuve a mi primer hijo, nunca me voy a olvidar cuando la chica que me ayudaba a cuidar a los niños, de repente viajé y me demoré como una semana, fue el viaje más largo que hice cuando ya tenía a mis hijos. Y llego y ella me tenía de sorpresa un diente que se le había caído. Y yo dije ‘¿dónde estaba yo que me perdí ese momento? Que he estado cuidando todos sus pasos, le hago masaje en sus patitas para hacerlo dormir’.
«Ahí yo le dije a Jorge ‘¿sabes qué? Nos demoramos una semana, más adelante pueden ser dos, y no quiero perderme nada de los niños’. Y ahí decidimos irnos a vivir a Miami. Porque además la compañía discográfica, que era Sony Music en ese entonces, también nos había pedido ver la posibilidad de irnos. Entonces eso fue ya lo que desencadenó la ida y la decisión.
“Primero nos íbamos por un año, para ver cómo nos sentíamos y terminamos quedándonos diez años. Donde hicimos lindos amigos, donde los niños crecieron siendo niños.
«Fíjate que a lo mejor tú lo puedes comprobar también, porque tienes a tus hijos chicos. Pero realmente uno en los colegios ve cómo les enseñan a cuidar el medio ambiente, los trabajos y las tareas en los colegios son realmente sostenidos en ayudar al otro, a cuidar, a respetar a los ancianos, no ver televisión. O si ven televisión, eran los debates, desde chiquitos, porque ya en quinto grado les hacían dar su opinión. En fin.
“Entonces crecen realmente no viendo tanta televisión. Yo cuando venía a Chile y veía a mis sobrinos, veía que mis hijos eran más niños que mis propios sobrinos o los hijos de mis amigas.
«Pero la diferencia viene a los 12 o 14 años, todo cambia. Ahí ya es como que tienes que regalarles un auto, porque en las preparatorias ya incluso te tienen los estacionamientos, porque tienes que pasar tarjetas de crédito. Y ahí viene la decisión de uno. Si uno es con una mentalidad súper abierta, de mundo, lo que quieren tus hijos, te quedas allá. Y tienes que esperar a ver si les gusta estudiar en Boston o en Nueva York”.