“Hubo preocupaciones sobre lo oscura que podría ser su piel (de su hijo) cuando naciera…”: Meghan Markle acusó de racismo a la familia real británica
«Una bomba tras otra durante dos horas». Así califica el diario español El País la entrevista que el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle dieron a la estadounidense Oprah Winfrey.
En la primera parte de la conversación, emitida anoche en Estados Unidos por la cadena CBS, Markle acusó de racismo a la familia real británica y que en un momento lo estaba pasando tan mal que tuvo «pensamientos suicidas constantes».
En tanto, Harry confirmó los dichos de su esposa y aseguró que “tenía miedo de que se repitiera la historia de mi madre”, refiriéndose a lo que vivió Diana de Gales, quien murió en un choque mientras era perseguida por los paparazzi en 1997.
Este lunes los titulares sobre la entrevista abundan alrededor del mundo mientras se repiten las columnas de opinión sobre los dichos del hijo menor del príncipe Carlos y Lady Di, de 36 años, nieto de la reina Isabel II; y su señora la actriz estadounidense de 39, hija de madre afroamericana y de padre de ascendencia europea.
Los Duques de Sussex renunciaron a sus obligaciones como integrantes de la familia real hace un año, perdieron sus títulos y se «exiliaron» en una mansión de 14 millones de dólares en Montecito, Los Angeles, California.
Allí tienen de vecinos a estrellas de la industria de Hollywood, entre ellos a Oprah Winfrey, magnate de las comunicaciones que recibe halagos por la «humanidad» de su entrevista.
Markle contó que, cuando estaba embarazada de Archie, su primogénito de un año y diez meses, “hubo preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera”.
Declaró que el tema del color de la piel que tendría la guagua fue abordado varias veces y, ante la consulta sobre qué integrantes de la familia real efectuaron estas observaciones, la pareja prefirió guardar silencio ya que «sería demasiado perjudicial para ellos».
La duquesa agregó que antes del nacimiento de su hijo “nos dijeron que no se le otorgaría seguridad y ni se le daría un título de príncipe”. Para los padres contar con protección era necesario debido a la intensa persecución de la cual eran objeto por parte de la prensa amarilla inglesa.
Desde un comienzo la pareja fue acosada por los medios sensacionalistas de su país, que no dieron tregua a las publicaciones con cierto tono hacia la novia, referidas a escándalos familiares, rencillas y otros temas en donde Markle no quedaba bien parada.
Su matrimonio, en 2018, fue una fiesta nacional y un especial televisivo transmitido alrededor del mundo, con cientos de millones en ganancias para canales, publicaciones impresas y el turismo en Inglaterra.
La actriz dijo que el acoso mediático durante los años que sirvió a la corona fue tal y tan negativo, que su salud mental se deterioró mucho. “Tuve pensamientos suicidas constantes y claros”, confesó. Finalmente le contó a su esposo, porque si no lo hacía sintió que «no iba a querer seguir viviendo».
El matrimonio afirmó que pidió ayuda a la institución monárquica para que Markle recibiera tratamiento en una institución, lo cual les fue negado por la imagen que esto podría generar. Situaciones como esta -entre varias otras expuestas en la entrevista-, aseguraron, gatillaron su renuncia y exilio.