Glamorama
Jorge Zabaleta en una imagen de archivo tomada de la web.

“Lo mandábamos a la botillería a comprar copete…»: Jorge Zabaleta y su fantástica historia con el perro «Guarisapo»

Autor: C. Z. / 24 mayo, 2021

«¡Me estai webiando!», repetía Pancho Saavedra mientras Jorge Zabaleta le relataba una extensa historia durante la última transmisión por Instagram que realizaron de su espacio Cuento Corto.

El actor de 51 años que ha afirmado que sus historias “son 80% verdad y 20% ficción”, esta vez optó por la ficción y compartió el cuento de «Guarisapo».

Explicó que la mascota «nos ayudaba a carretear» y que «lo mandábamos a la botillería a comprar copete» y también «pitos»:

Jorge Zabaleta: “El cuento corto tiene que ver con las visitas que hacía en los veranos a la Cuarta Región. No vamos a decir dónde está, en qué parte exactamente, el lugar exacto, para comprometer a la gente.

“Voy un verano y conozco a una flaca pero alucinante, diferente a todo lo que había conocido anteriormente. Una cabra espectacular, relajada, media hippie, no se depilaba, me hacía ‘hola’ y estaba el Muppet. Era una weá impresionante. Le ponías unos ojos y era Plaza Sésamo. Te lo juro…

“Igual era algo que yo nunca había experimentado. Esta cosa más salvaje y todo. Y todos los que estaban ahí me decían ‘compadre, ¿qué onda?, ¿andai con la ‘Pablo Escobar’?’. Y yo, ‘¿qué pasó?, ¿cómo la ‘Pablo Escobar’?’. ‘La ‘Pablo Escobar’’. Todos le decían la ‘Pablo Escobar. Y yo agarro a uno de estos y le digo ‘¿por qué le dicen la ‘Pablo Escobar’ a esta flaca?’. ‘Es que esta cabra tiene mucha movida’. Claro, tenía conexiones con el narcotráfico, pero de droga blanda, no de duras. Marihuana. A lo más prensa con neoprén.

“Y yo me preocupé poh. Un día estábamos en la playita, buena onda, métale poncho, conversando. Era simpática, hippie a cagarse. Escuchaba pura música Illapu, cosas que mi papá no me dejaba escuchar.

“Y de repente le digo, no voy a decir nombre porque esto puede involucrar… Le voy a decir ‘flaquita’. Y le dije ‘¿sabí Flaquita? Estaba el otro día conversando con un loco acá, de la zona, nos estábamos comiendo una empanada camarón-queso.

“Le digo ‘Flaca, hay algo que me está perturbando demasiado. Cada vez que ando contigo me dicen la ‘andai con la ‘Pablo Escobar’. Y la Flaca dice ‘pucha que son hocicones’. De partida me dice ‘yo no tengo nada que ver con eso… Yo consumo. Soy consumidora de repente, una hierbita, ¿quién no?’.

“Y de repente me dice ‘¿sabí quién está metido en esto? Mi hermano’. ‘¿Cómo?’, le digo yo. ‘Mi hermano… Mira, te voy a contar. Mi hermano fue un cabro que vive acá. Nosotros vivíamos en Viña. Y de repente nos vinimos a la Cuarta Región y mi hermano empezó a mover ciertas hierbas. Pero como este es un pueblo chico, a mi hermano lo sapearon y se lo llevaban en cana cada cierto tiempo.

“Dice ‘mi hermano’, el Paul, pero apellido Paul. ‘Mi hermano, el que está metido en la cuestión, es un cabro bueno. Lo que pasa es que es súper pavo, porque se lo han llevado preso ocho veces. De repente era la cagá, iba caminando por la calle, pasaban los pacos y ¡pah!, lo pescaban. Y empezaban a vaciarle los bolsillos y le encontraban algo, una cagá, menos que a Diego Muñoz cuando le encontraron en el aeropuerto. Y lo dejaban un día adentro’.

“El tema es que, a este cabro, el Paul, le regalan los mismos policías, Carabineros de Chile, en el día de los Carabineros de Chile, le regalan un cachorrito. Un perrito chiquitito. Pero este perro era medio flaitongo. ]

“Llega este cabro con este cachorrito, yo lo conocí más grande al perrito, y lo empieza a cuidar y lo cría. Y de repente dice ‘lo voy a adiestrar’. Y empezó en vez de ir él, porque este cabro era sociólogo, y empezó a adiestrar de a poco al perrito. Iba donde estaba esta cosita y volvía con la hierbita, el perro, solo.

“El perro se llamaba Guarisapo. Era como flaco y tenía los ojos grandes, como los ojos saltones. El perro no era muy bonito, pero era inteligente. Quiltro inteligente a cagarse. Y al principio este perro era medio tímido. Tú le decías al perrito ‘pito, pito…’ y sabía exactamente. Tenía un collar como un banano. Y volvía con la weá”

Pancho Saavedra: “¡No! ¡Me estas webiando!”

Zabaleta: “Y pasaba piola. Tenía como un banano, una carterita. Bueno, el perro empezó a crecer y resulta que se empezó a poner seco para el narcotráfico…”

Saavedra: “¿Cómo ‘seco para el narcotráfico’?”

Zabaleta: “El perro empezó a cachar todas las movidas. Perro inteligente. Es más, ya no usaba el collar de cuello. No le gustaba el collar de cuero. Usaba uno como dorado, una weá como de fierro, cadena”

Saavedra: “Como esposa de narcotraficante”

Zabaleta: “No, olvídate. Le encantó. Lo mandábamos a la botillería a comprar copete”

Saavedra: “¡No! ¡¿Cómo van a mandar al perro a comprar copete?!”

Zabaleta: «Si iba, si sabía todo. Era espectacular. Cacha que un día le decíamos ‘ya, Guarisapo, fuiste a la botillería a comprar piscola. ¡Piscola, piscola, Guarisapo, piscola!’, le decíamos. Y le pusimos cinco lucas en la cosita. Y el perro parado. No quería ir. ‘Ya poh, Guarisapo, vamos, piscola’. Y de repente ‘¿cuánto le pasaste?’. ‘Cinco lucas’, ‘No, son seis quinientos’. Weón, ¡sabía contar! ¡No se movía!

“Le poníamos luquita y media y partía y llegaba de vuelta con las piscolas. El perro era maravilloso. Y el perro salvaba a este otro weón de no irse preso… Lo mandabas con un billete de 10, lo mandábamos a comprar y volvía con el vuelto»

Saavedra: “¡Me estás webiando!”

Zabaleta: “La cagó el perro. Una vez estaba con alergia y lo mandé a comprar antihistamínico. El weón fue a la farmacia”

Saavedra: “¡Mentiroso, weón!”

Zabaleta: “¿Para qué te voy a mentir? Yo sabía que me ibas a decir ‘mentiroso, mentiroso’. No, si la cagó.

“Un día estábamos en un carrete, medio carrete, y de repente decimos ‘¡Guarisapo, Guarisapo!’, y llegaba el Guarisapo. ‘Ya, Guarisapo, vamos a comprar piscola, piscola’. Y el perro cachaba todo. Le pusimos la plata y voh cachai que los perros ven como en blanco y negro. Y fue a comprar piscola y trajo una Fanta, ¿me vai a creer?”

Saavedra: “Ya, ¡me estai webiando!”

Zabaleta: “Y le decíamos ‘pero Guarisapo, si la weá es Pepsi. ¿Cómo traes Fanta? Ná que ver’. Y Guarisapo nos queda mirando… Y le decía ‘si la weá es con Pepsi, no con Fanta’. Y el weón al fue a cambiar. Oye, Guarisapo seco… Te juro. El perro buena onda. Un perro grande, bien quilterrier, no un perro fino, medio quemado con el sol. Pero le gustaban las perritas finas. Le gustaba una poodle”

Saavedra: “¡Me estai webiando!”

Zabaleta: “¿Por qué te estoy webiando? Si lo encontraba increíble”

Saavedra: “Lo que pasa es que me estai hablando como de un perro supersónico”

Zabaleta: “No, era un perro que conocía el pueblo. Y como este weón se paseaba tanto, que cachaba todo y tú le decías y el weón… Un día le decimos  ‘Guarisapo, pitito’. Y parte Guarisapo’. Se va Guarisapo caminando. Y no llegaba, no llegaba Guarisapo. Y nosotros ‘¿qué le habrá pasado a Guarisapo? Le hicieron una mexicana a Guarisapo».

Saavedra: “¿Qué es una mexicana?”

Zabaleta: “Le quitaron la droga. Olvídate. Le hicieron la media mexicana. Y Guarisapo estuvo súper cagado. Y nosotros lo agarramos y lo llevamos al veterinario. Llegamos al veterinario con Guarisapo y dijimos ‘tení que salvarlo’, y el veterinario más nervioso… Estaba más nervioso que Orrego.

“Y lo empiezan a operar. Estuvieron como cinco horas operándolo. Finalmente Guarisapo con un tajo en el ojo, perdió un colmillo, le sacaron la cresta. Y cuando se recuperó y todo, como que escupía por el colmillo, te juro.

“Y Guarisapo cambió de estilo. Ya no era un perro tímido. Ahora llegaba y le faltaba el colmillo, el tajo en el ojo, y andaba con un collar de fierro, medio bling-bling. Y de repente estábamos en la media fiesta en la playa.

“Y no se dejan caer los que te dije. Olvídate. Las sirenas, empieza a quedar la cagá, todos cagados. Y Guarisapo estaba acá y ‘¡ouch, ouch!’. ‘¡Oiga, no le pegue al perrito!’. ‘Si no le estamos pegando al perrito’. ‘Oigan, Carabineros, no le hagan nada al perrito’, y el perro gritando. El perro actuaba la raja, increíble, mejor que el Chico Muñoz. Le querían cambiar el nombre. Le quería poner ‘Alfredo Castro’.

“Cuento corto. Un día llega un amigo medio bueno pal copete. Se va medio guasqueado para la casa. Cruza la calle, viene un auto, llega Guarisapo, lo salva con un empujón y atropellan a Guarisapo”

Saavedra: “Pobrecito. Me imagino cómo estaban todos para la cagá, obvio»

Zabaleta: «Una camioneta grande. Guarisapo quedó súper mal. Ya tenía sus años. Cuento corto. Cayó al veterinario, no resistió y murió.

“Murió Guarisapo y quedó la cagá en el pueblo, si es un pueblo chico, todo el mundo conocía al perrito. No movía droga. Era un perrito que nos ayudaba a carretear, ayudaba a su dueño a que no pasara más noches en el calabozo.

“Funeral del ‘Guarisapo’. Olvídate. Toda la gente del pueblo en el funeral. Llegaron varios perritos, tres gatos, para que cachí la buena onda. Tiraron fuegos artificiales, hasta balazos hubo. Incluso muchos pensaron que era comunista y le cantaron la Internacional…»