«Yo me salté la parte sexo-sexo… Porque siempre he dicho que mi pechuga no sabe actuar», cuenta Francisca Imboden sobre las teleseries nocturnas
«Cuando empezaron a ponerse más policiales era súper interesante porque empezó un nuevo género, un género que no estaba. Lo policial como gore, que le encanta la cosa de la sangre, pero estaba súper bien tratado», cuenta Francisca Imboden sobre las teleseries nocturnas en Chile y su participación en ellas.
La actriz de 49 años se refirió a hitos de su carrera y del género de las telenovelas durante una conversación en el espacio Reyes del Drama, que se emite por redes sociales.
«Antes del boom de las teleseries de Sabatini se usaba mucho meter chiquilla modelo y lolo modelo… Algunos sí tenían un talento, pero era el 0,01%», fue uno de sus recuerdos sobre los años ’90.
“Estuvimos cuatro meses trabajando con las gitanas, armamos una carpa… Cada una se hermanó con alguna», dijo sobre las grabaciones de Romané, donde participó y la cual hoy repite TVN.
En tanto, este fue su relato sobre las «nocturnas»:
“Yo me salté la parte sexo-sexo, que fue corta, fue un destape. A mí me dijeron ‘no te vamos a llamar’, porque yo siempre he dicho que mi pechuga no sabe actuar. Yo sí te puedo hacer una escena pero no tienes para qué ver la pechuga, porque vas a entender perfecto que es una escena de sexo sin ver ningún pedazo de nada.
“Pero cuando empezaron a ponerse más policiales era súper interesante, porque empezó un nuevo género, un género que no estaba. Lo policial como gore, que le encanta la cosa de la sangre, pero estaba súper bien tratado.
“Alguien Te Mira (en TVN en 2007) era súper divertido de hacer. Me decían ‘tú no poh, tú no vas a ser la posible asesina’. Yo les decía ‘pero yo podría ser, podría matar en honor a la religión o a la no sé qué’. Y todo eso era muy entretenido porque también estabas armando un lenguaje. Al tener este lenguaje en común de quién será, estamos todos unidos en tirarnos la pelotita.
“Nunca nos revelaron quién era el asesino, por esto todos actuábamos como ‘mmm… Yo podría ser’. De repente cachabas que le pasaban una escena a alguien y era como ‘oh, ya no me tocó’.
“Habían escenas confidenciales que no sabían los otros actores, entonces se creaba el ambiente de suspenso en la misma cuestión y éramos súper rigurosos con eso, súper ordenados, nadie soltaba la pepa, se volvía un juego dentro del juego que tú estabas presentando para el público.
“Eso fue súper bonito, porque son quiebres que hacen que tu profesión se vaya enriqueciendo, cosas que tú dices ‘nunca me hubiera imaginado jugarlo así’. Son puras cosas bonitas que van sumando”.