«El se había cortado la mano con una patente del auto, lavando el auto… Esto fue un jueves y al otro jueves murió», relata Marilú Cuevas sobre la muerte de su primer marido
«Me acuerdo de una de esas lluvias antiguas, a morir, y me voy a un parque, mojada como diuca, y lloraba, lloraba. Y llovía, llovía», recuerda Marilú Cuevas sobre el día en que falleció su primer marido, siendo ella una veinteañera y estando embarazada.
La comediante de 71 años que se hizo conocida en los años ’80 como «La Monona» en los sketches de Sábados Gigantes y luego en El Jappening con Já, recordó la historia en un capítulo de Te Paso a Buscar emitido por Canal 13 hace un par de semanas:
Pancho Saavedra, conductor del espacio: “¿A qué edad te casaste?”
Marilú Cuevas: “Como a los 20 y algo”
Saavedra: “Tú conociste a un camarógrafo en Canal 13”
Cuevas: “Sí, el papá de Coco”
Saavedra: “Te casaste con un camarógrafo. Fue tu primer novio”
Cuevas: “Era camarógrafo y periodista”
Saavedra: “Jorge Navarrete, tu primer amor”
Cuevas: “Gran amor, un bonito amor y hombre maravilloso. Yo he tenido mucha cuea. Tengo buen ojo. Los observo a los hombres, por aquí, por acá. Fui feliz, lo pasé regio, lo amé, él me amó. Y cuando se enfermó a mí se me acabó el mundo. Me sentí una hormiga”
Saavedra: “Se enferma y tú estabas embarazada ¿Y cómo se dieron cuenta?”
Cuevas: “Una noche yo desperté toda mojada. Y él se había cortado la mano con una patente del auto, lavando el auto. Y desperté, estaba la cama roja como el auto, de sangre, desangrándose.
“Llamé a mi suegro y le dije ‘pasa esto y esto otro’. Lo llevaron a la Clínica Alemana. Esto fue un jueves y al otro jueves murió. Es una leucemia galopante, como se llama, que le da a la gente joven”
Saavedra: “¿Estabas embarazada de cuántos meses?”
Cuevas: “A punto de tenerlo. Y después lo tuve”
Saavedra: “¿Cuánto tiempo alcanzaron a estar juntos? Porque quedaste viuda muy joven”
Cuevas: “Estuve como seis años. A mí me mintieron, me dijeron que tenía anemia y yo ‘tanto color que le ponen con la anemia…’”
Saavedra: “Y él no volvió más a la casa”
Cuevas: “No, nunca más”
Saavedra: «Desde que lo llevaron, porque se cortó la mano, no vuelve más a la casa… Y tú en la casa”
Cuevas: “Sí. Además yo con tifus. No, si ese año fue…”
Saavedra: “Tú, con tifus, en la casa, embarazada, y tu marido en una clínica con una leucemia y muere a la semana”
Cuevas: “Exacto”
Saavedra: “¿Quién te dice? ¿Quién te va a avisar?”
Cuevas: “Yo fui a la clínica y me dijeron que estaba muy mal. Ahí hablé, pero los reté, porque nadie me dijo que se estaba muriendo. Nadie me decía que tenía leucemia. Ahí los reté. ‘Ah, qué le ponen color, si lo único que tiene es anemia. Le van a poner fierro, hierro, y para la casa’. Y eso fue lo que hablamos.
“Y me quedé sentada. A las once de la noche el doctor nos dijo que ‘no había nada que hacer, que nos fuéramos a la casa y que, cualquier cosa, nos avisaba’. Y nos avisaron a su madre, a mí, nos avisaron que había fallecido”
Saavedra: “¿Tú eres una mujer de fe?”
Cuevas: “Extraordinariamente de fe. Yo tengo a mi compadre arriba”
Saavedra: “Pero yo me imagino que te enojaste»
Cuevas: “Me enojé con el compadre”
Saavedra: “¿Por qué?”
Cuevas: “Me enojé. Me acuerdo de una de esas lluvias antiguas, a morir, y me voy a un parque, mojada como diuca, y lloraba, lloraba. Y llovía, llovía. Y dije ‘no voy nunca más a una iglesia hasta que yo no te mire a los ojos y no te reproche nada’.
“Y el tiempo se encarga de que tú entiendas muchas cosas. Entiendo que me hizo muy grande. Entendí que era muy mimada. Yo fui mimada por mis padres, ellos tenían buena situación, me cuidaron siempre. Después tuve la suerte de conocer a Jorge, que también me mimó, que fui muy regalona.
“Y me di cuenta ahí que me tenía que hacer mujercita y ganar la plata para pagarle el alimento a mis hijos. Y Diosito fue tan maravilloso que me dio éxito tras éxito. Todo lo que he hecho en mi vida a mí me va la raja”.
