«Siempre me gustó actuar. Venía desde antes, mi abuela quería ser actriz. No la dejaron porque era como ser put…», cuenta Geraldine Neary, figura de Matriarcas y La Jauría
«Estaba rayada con ser actriz. Venía desde antes, mi abuela quería ser actriz. No la dejaron porque era como ser puta», fueron parte de las palabras de Geraldine Neary sobre su vocación por la actuación.
La actriz y cantante, que también usa el seudónimo «Dindi Jane», se hizo conocida en la teleserie Matriarcas, en TVN en 2015. Ha estado en las series Los Prisioneros y La Jauría.
Neary, de 34 años, participó en un capítulo de La Divina Comida emitido hace una semana por CHV, junto a Raquel Argandoña, Pato Sotomayor y Leo Rey:
Geraldine Neary: “Heredé esa cuestión y siempre quise ser actriz. En el colegio, en la primera obra, estaba ahí viendo quién hablaba más. Yo quería ser la que hablara más”
Pato Sotomayor: “Nunca quisiste ser ‘árbol 2’”
Neary: “No. Hicimos La Casa de Bernarda Alba y yo era Bernarda Alba. Pero nadie me dijo ‘podrías ser actriz’, ‘podrías estudiar teatro’. No”
Sotomayor: “Si, porque además estudiaste Derecho”
Neary: “Y tenía amigas, me iba bien y pasaba los ramos. Entonces estaba todo bien, hasta que tuve un ataque de colon, colon espástico, y eso me avisó. ‘Estoy mal. No me estoy queriendo ver’. Y me di cuenta y dije…”
Sotomayor: “Espérate. ¿De Derecho altiro a teatro?”
Neary: “No, estudié Sicología. Como el punto medio entre el deber ser y lo que me gustaba. Me gustaba mucho Sicología. Tenía Sicología en el colegio.
“La ayudante de sicoanálisis era una galla súper observadora. Me dijo ‘tú no quieres estar acá. Hay algo en ti. No estás bien, no estás feliz’. Y ahí le dije ‘sí, de verdad quiero ser actriz y cantante’. Y esa fue la primera persona que me dijo, en verdad, que era lo que yo quería”
Raquel Argandoña: “¿Y cómo le dijiste a tus papás?”
Neary: “En ese tiempo mi hermano estudiaba Arte. Entonces le dije a mi papá ‘¿por qué mi hermano puede ser artista y yo no?’. Y le dije ‘si me va bien en las cosas que no me gustan, ¿cómo no me va a ir bien en las cosas que sí me gustan?’”
Argandoña, fuera de la mesa: “Uno siempre quiere para los hijos una seguridad. A uno le cuesta. Prefiere el cartón a que los hijos sean felices. Y de repente los hijos te dicen ‘no. No quiero seguir estudiando esta carrera’, aunque vayan en cuarto año, quinto año, recibirse o dar el examen de grado. ‘No soy feliz'».
