«Adopté a una perrita. Y esa fue mi compañía y mi entrega de amor. Con ella hablaba y conversaba. Cuando me dio el primer lengüetazo creí que me moría…»: Mauricio Israel y su soledad en Estados Unidos
“Viví en cuatro países en 14 años, conocí cuatro culturas distintas, cuatro realidades distintas, voy para mi cuarta ciudadanía, y nada fue fácil. Lo más difícil es la soledad», afirma Mauricio Israel sobre su vida fuera del país.
El comunicador de 61 años abandonó Chile en diciembre de 2008 huyendo de sus deudas y regresó el año pasado. Actualmente trabaja en el programa Círculo Central, del canal TV+.
La última etapa de su estada en el extranjero la pasó en Ventura, en la ciudad de La Florida, Estados Unidos, donde arrendaba un departamento de dos dormitorios, el cual habitaba junto a una perrita.
En Buenos Noches a Todos, en TVN, habló de esa mascota:
Eduardo Fuentes, conductor del programa: “¿Quién te acompañó en Estados Unidos cuando estuviste (internado, grave) con covid?”
Mauricio Israel: “Nadie. Esa es la señal. Tuve que aprender a estar conmigo. No había tele, no había ni una cuestión, era estar con uno, pensar. Y una de las cosas que me di cuenta era que yo era afectivamente muy dependiente en esa época, y decidí estar solo.
“Y cuando salí adopté a una perrita. Y esa fue mi compañía y mi entrega de amor. Yo con ella hablaba y conversaba. Yo hablaba solo, ella yo creo que me miraba y decía ‘a este weón qué le pasa’, pero llegamos a tener una relación tan linda. Fue muy bueno para mí”
Fuentes: “¿Cómo se llamaba la perrita?”
Israel: “Mimi”
Fuentes: “¿Y qué fue de Mimi?”
Israel: “Se murió antes de venir”
Fuentes: “Doloroso me imagino”
Israel: “Estados Unidos es un país espectacular, la vida es muy fácil, pero en todas partes se cuecen habas. Yo adopté a Mini, allá hacen operaciones de adopción, y fui al Miami Pet Adoption Center.
«Y fui muchas veces, hasta que la encontré, porque en el departamento que vivía tenía ciertas instrucciones para los animales, hasta que encontré a esta perra, que la encontré un desastre.
“Y me dijeron que tenía dos años, que estaba sana. Oye, tú llegas al lugar y es como ir a Disney, huesos en el edificio, una cosa fantástica, muy bonito todo, pero me engrupieron con todo. No tenía dos años, tenía once.
“No estaba sana, tenía problemas de cadera, le faltaban dientes, le tuve que operar los dientes. Tuvo un problema al corazón gravísimo, no se podía operar, tuve que gastar 600 dólares en un remedio para ella para el corazón. O sea, tenía más problemas que yo.
“Pero también esas cosas ayudan a que uno se dedique en cuerpo y alma a que ella tenga una vida lo mejor posible. Era un ser muy dulce. A ella le costaba dar cariño, pero al final se dio y cuando me dio el primer lengüetazo yo creí que me moría, porque no me daba lengüetazos, y yo quería que me lengüeteara”.