«Dije ‘yo sería feliz con un guatón parrillero’… Y al poco tiempo conozco a Bernardo», manifiesta Carmen Gloria Arroyo
«Hay que tener cuidado con lo que uno pide», comenta Carmen Gloria Arroyo, refiriéndose lo que dijo, cuando estaba soltera, sobre lo que le gustaría en una pareja.
La abogada de 58 años mantiene una relación desde hace más de una década con Bernardo Borgeat, ex modelo argentino de 52, experto en asados, quien se hizo conocido en el dating show de Canal 13 40 ó 20.
Esta semana la figura del programa Carmen Gloria a tu Servicio, en TVN, fue entrevista en Instagram por Angelica Castro, donde se dio el siguiente diálogo:
Angélica Castro: “Estás constantemente encima de todo. Eres productora, conductora, persona en terreno. ¿A qué hora te desconectas y qué te gusta hacer?”
Carmen Gloria Arroyo: “Soy súper prendida. ‘Palito en el poto’, como decía mi mamá. Duermo poco, me muevo harto. Amo lo que hago. Amo mi programa.
“Tengo la suerte de tener un equipo de lujo, una productora ejecutiva y un productor general que llevo 16 años trabajando con ellos. Son mis partners, mis amigos, mi familia, y tenemos la misma pasión por el programa. Hablamos hasta las tres de la mañana, los fines de semana.
“Tratamos de que el ambiente sea cálido, donde haya participación y donde haya cariño por el programa… Yo soy súper práctica. Cuando siento que puedo aportar en algo digo ‘¿hasta dónde soy útil?’.
«Porque no saco nada con traerme el asunto y andar llorando en los rincones. No. Es lo que yo puedo hacer y eso es lo que hago. Y si hay que derivar, derivo, y hasta ahí corto.
«Para relajarme soy bastante simple. Hace muchos años, cuando estaba soltera, una vez Julio César en una entrevista me dice ‘¿por qué estás soltera? ¿Será que eres muy complicada?’.
«Y yo, hay que tener cuidado con lo que uno pide, le dije ‘yo considero que no. Yo sería feliz con un guatón parrillero y una botella de vino en mi casa’. Y al poco tiempo conozco a Bernardo.
«No era precisamente un guatón parrillero, sino un rico parrillero, pero parrillero. Y eso es lo que hacemos hasta el día de hoy.
“Soy feliz llegando a mi casa, prendiendo la parrilla, abriendo un vino o un espumante, con mis amigos. No soy de mucho ambiente televisivo, mis amigos son amigos de toda la vida, que no tienen nada que ver la tele. Ni siquiera te preguntan. Hablamos de tonteras de jóvenes, de los niños, de la familia, de la casa. Eso me permite desconectarme absolutamente del trabajo que hago en pantalla”.