CRITICA: Don Francisco dio clase magistral de buena televisión en su tremendo regreso a Canal 13
Grande. Maestro. Genio de las comunicaciones. Todos los adjetivos valen para Don Francisco, que anoche regresó a la pantalla a la que le hace tanta falta. Lo llora a gritos la televisión de la conversación, de la entretención con altura de miras, amena, alegre, sensible, amable, emotiva y con nervio.
En poco más de una hora y media, en Estamos Invitados de Canal 13, hizo reír, llorar, confidenciar y compartir a un grupo de personajes de absoluta primera línea. Y junto con ellos, a los televidentes.
Jorge Zabaleta contó el sensible distanciamiento de su hijo adolescente con los ojos llenos de lágrimas. Jhendelyn Núñez habló, con la voz quebrada, del bullying que sufrió en el colegio. El diputado Gabriel Boric se dejó tratar como un nieto por Kreutzberger. Amaro Gómez-Pablos expresó las primeras palabras sobre el divorcio de Amaya Forch, una gema por la que han luchado todos los programas de farándula.
Todos estuvieron a merced de Kreutzberger, con un respeto y una disposición que no consigue ningún otro animador. Sólo Felipe Camiroaga en sus mejores días.
Los convidados hablaron con ansia y sinceridad de la madre, los amigos, las parejas y ex parejas; de triunfos, sufrimientos, traumas, anécdotas, secretos y dolores. De todo, porque todos confían en el creador de Sábados Gigantes. Y él responde con la misma moneda.
Don Francisco es una máquina del timing televisivo; una batería de gestos y lenguaje escénico; dueño de una voz y entonación única que se despliega en mil variaciones.
Para qué mencionar su carisma, chispa y una personalidad que convierte en un gran momento en pantalla hasta la pregunta más básica. Lo que diga, suena de manera diferente a lo que digan todos los Martines Cárcamos, Julianes Elfenbein, Kikes Morandés o Rafas Araneda. Lo que pregunte o comente Kreuztberger parece más importante, trascendente e interesante, aunque sea una lesera.
Aparte del traje impecable, los modales y la picardía justa, es un trabajólico y estudioso que se aprende de memoria todo. Desde las teleseries de Zabaleta, hasta cómo es la casa de la familia de Boric en Punta Arenas. Un ejemplo para animadores que no tienen vergüenza en decir en pantalla «ah, no tenía idea», «¿cuándo fue?», o «este… ¿cómo se llamaba esa película?». Una lección para panelistas impresentables a los que sus compañeros tienen que explicarle en pantalla de qué se está hablando.
En sólo su primer capítulo Estamos Invitados tuvo más aporte y trabajo de producción que en toda la temporada de cualquier estelar del Mundial de Brasil 2014.
El equipo de producción a cargo del experimentado Bibiano Castelló consiguió todo. Saludo del hermano de Boric que nunca habla y presencia en el estudio de otros parlamentarios y amigos del diputado. Saludo de la mamá y la hermana de Gómez-Pablos que vive en Australia, y del profesor que le aconsejó que nunca perdiera el acento español.
La abuelita de 97 años amada por Jorge Zabaleta estuvo en el set, y su papá, Antonio, le cantó. Hubo decenas de pequeños reportajes. Tal vez algunos no tan necesarios, porque detenían el flujo de la conversación, que es el gran capital de un programa, que tenga el rating que tenga, ya es el mejor estelar del año.
