Cristián Sánchez se quiebra al confesar fuerte depresión: “Es la falta de aire… ‘No puedo respirar’”
La depresión de Andrés Caniulef debido al quiebre con su pololo de dos años –MIRE AQUI LA NOTA-, y su salida de pantalla para tratársela, gatilló una sensible conversación en Muy Buenos Días.
Los rostros del matinal de TVN confesaron experiencias similares. El testimonio de Cristián Sánchez fue el más fuerte.
Al animador se le quebró la voz, y apenas podía seguir, cuando recordó la depresión que se le gatilló hace algún tiempo.
Sánchez contó que no tenía motivos para sentir la angustia que le apretaba el pecho y no lo dejaba respirar. Que estaba feliz en su trabajo y en su familia, con su esposa Diana Bolocco y sus hijos.
Pero que, gracias a que Diana le dijo que no lo veía bien, que fuera a un especialista, pudo tomar cartas en el asunto y tratarse:
Cristián Sánchez: “Es la falta de aire. La sensación de un pecho apretado, que te limita. Y más allá del por qué te pasa, porque muchas veces uno no le encuentra mucho explicación, es ‘no puedo respirar’. Es un peso enorme”
Godoy: “¿Eso es permanente, o puede haber momentos de felicidad?”
Sánchez: “Yo creo que sí, hay momentos de felicidad”
Gutiérrez: “Yo creo que hay minutos de risa, más que de felicidad”
Sánchez: “Sí. Como que lo visualizo y lo primero que se me viene a la cabeza es con la Gracia jugando”
Gutiérrez: “Con tu hija”
Sánchez: “Eso es bonito… Pero son momentitos”
En este momento de relato, al conductor se le quiebra la voz. Le cuesta seguir hablando.
Gutiérrez: “¿Pero no hay nadie que te pueda decir algo alegre? Nada sirve”
Sánchez: “Es el pecho apretado”
Gutiérrez: “Yo me acuerdo de un minuto de tanta desesperación y de no poder respirar y decir ‘¿quién me alivia?’
«Me acuerdo de haber visto a mi mamá al lado, la cara desesperada de mi mamá. Como cuando que la mamá, en este caso la Diana, no te puede ayuda, y se desesperan más. Era como ‘¡¿qué hago, a dónde voy?!’. Veía la cara de ella desesperada”
Sánchez: “Sí. Porque justamente son los que más te quieren, y no hay respuesta, y uno tampoco tiene las respuestas. Porque uno dice ‘¿tuve alguna pérdida importante?’. ‘No’. ‘¿Haces lo que te gusta?’. ‘Sí’. ‘¿Tienes la familia que quieres?’. ‘Sí’.
«Es ahí cuando uno se da cuenta que es un algo, así como cualquier enfermedad, que se te mete un bicho, algo.
“Y ahí es cuando uno tiene que empezar a buscar cuál es el origen, buscarle algún tipo de explicación. Pero es difícil”
Godoy: “¿Tú la tienes? ¿O a veces no tiene la explicación?”
Sánchez: “No sé. Aún la estoy buscando. Pero muchas veces uno la tiene, como que te llega. Y no sé, como siempre he sido un tipo que va pa’ delante, como que tengo la misión de mantener bien alegres y entretenidos a mi círculo cercano”
Gutiérrez: “Eso te lo planteas tú”
Sánchez: “Me lo he planteado desde chico. Siempre fui el divertido, el apoyador, el formador de mi hermano. No es una misión impuesta por algo, por alguien, sino que es autoimpuesta, y le he dado vueltas con los años.
«Quizás por ese ‘vamos pa’ delante’, en algún punto no me revisé y se gatilló en este momento. Porque efectivamente uno empieza a barrer todo debajo de la alfombra y sigamos pa’ delante, pero en algún punto pasa la cuenta. Seguramente a muchas personas le pasa».
Continúa la conversación, luego:
Godoy: “En cierto lo que tú dices, cuántos testimonios cuando uno escucha ‘¿pero cómo? Tan positivo, tan exitoso… No nos dimos cuenta’. Incluso tu mujer puede no haberse dado cuenta”
Sánchez: “Yo te diría que por la Diana yo fui a preguntar, porque seguramente si ella no me lo hubiera dicho, yo hubiera seguido. Me vio distinto”
Gutiérrez: ¿Qué te servía en ese camino, que es como del terror?”
Sánchez: “Obviamente uno agradece las muestras de cariño y todo, pero cuando uno dice ‘veo todo oscuro’, y te pasa una cuestión física. En ese momento veía todo, desde la levantada dos o tres tonos más oscuros que lo que realmente es, en la vida.
“Me decían ‘¿puedes tal cosa?’, algo menor, y ‘ah, te juro que no’. O sea, la angustia aumentaba por mil”
Godoy: “Esas muestras de cariño son un apoyo, ¿o se pueden transformar en una carga y en culpa?”
Sánchez: “Lo que pasa es que cuando uno está en silencio, es culpa, porque el resto no sabe y te ven más o menos y te apoyan. Ahí uno siente culpa. Una vez que ya tu entorno lo conoce, obviamente uno lo agradece. Insisto, los momentos de alegría son pocos, son cortos y yo los defino en mi casa” –MIRE AQUI EL VIDEO-.