«Toda mi familia necesita tratamiento, somos una familia de mier…»: Raquel Argandoña rompió el silencio
«Toda mi familia necesita tratamiento», afirma Raquel Argandoña, quien rompió el silencio luego de que su hijo Nano fue formalizado por intentar en dos ocasiones matar a su padre, Hernán Calderón Salinas.
La figura televisiva dio una entrevista a Amaro Gómez-Pablos en Bienvenidos donde se mostró desconsolada y abordó todos los aspectos del drama familiar.
También aseveró que “si mi hijo se mata, yo me mato”. Esto refiriéndose a los problemas sicológicos que, cuenta, tiene su hijo.
El joven de 23 años fue internado en una clínica siquiátrica previo a la formalización y luego volvió al mismo centro de La Reina donde permanacerá hasta que se compensado. Luego cumplirá la medida cautelar de prisión preventiva dictada por el tribunal en la cárcel Santiago Uno.
Argandoña expresó que toda su familia necesita tratamiento en frases como las siguientes:
“Somos una familia muy extraña, los cuatro que integran mi familia. El pelao, como le digo yo, que es mi hijo, Hernán y yo somos de personalidad muy fuerte. Cuando discutimos, discutimos fuerte. Pero nunca estuve al tanto de que era normal la relación padre e hijo con esa agresividad que para ellos era normal, que hoy me enteré en el tribunal. Porque lo vi por Internet. Sola».
«Mi hijo nunca… Te lo digo por mi vida, por la vida de mi madre, mi hijo nunca pensó asesinar a su papá. Nunca. Toda mi familia necesita tratamiento, somos una familia de mierda, tanto Hernán como mi hijo, mi hija y yo obvio que necesitamos tratamientos. Somos una familia muy expuesta y es por mi trabajo, que mis hijos también se ven expuestos. Pero tengo que asumirlo, soy valiente y lo asumo».
En tanto, en la tercera y última parte de la entrevista, la panelista del matinal de Canal 13 se refirió al quiebre con su hija Kel y contó como su madre de 93 años ha recibido el drama familiar. Esta es la transcripción de sus dichos:
“La voy a ver (a su madre). Le hablo otra cosa… Pero por eso me gusta venirme a mi casa, porque no es solo el golpe y el dolor de Hernán, sino también mi hija como se refiere a su hermano. Y yo pienso, nos vamos a ir los dos. Yo me tengo que morir, Hernán también se tiene que morir, la Kel es su hermana mayor. ¿Qué va a ser de nuestros hijos después?”
Amaro Gómez-Pablos: “¿Nano alcanzó a ser diagnosticado en esta clínica?”
Raquel Argandoña: “Según los abogados, sí, lo que escuché hoy día en el juicio. Él necesita tratamiento. Y si tú me dices hoy día…”
Gómez-Pablos: “¿Y nunca antes en su vida tuvo ningún tipo de diagnóstico?”
Argandoña: “Yo lo traté de llevar muchas veces. Lo que pasa es que yo, cuando empecé con la terapia familiar, antes de separarme de Hernán, porque siempre recurrí a profesionales, yo creo que los sicólogos y los siquiatras… Hernán siempre decía, cuando éramos familia, en ese entonces pensábamos que era normal, él nunca creía en los sicólogos. Él decía que los sicólogos lo único que hacían era sacar plata a la gente que tenían más problemas que cualquier persona.
“Después, con el tiempo, él encontró que sí necesitaba tratamiento sicológico. Yo le prometí a Hernán, ‘Hernán, lo voy a llevar. Pedí ayuda a muchos colegas de televisión, ‘¿este es bueno, es bueno?’. Y traté, traté, traté. Pero cuando un hijo es mayor de edad, no lo puedes obligar, a menos que internarlo.
“Yo le decía a Hernán ‘tenemos que llevar a nuestro hijo’, en realidad todos, a los dos, nosotros también. Pero cuando son mayores de edad tú no los puedes obligar, a menos que lo decidan interdicto, lo declaren interdicto, una cosa así”
Gómez-Pablos: “¿Cómo termina, entonces, Nano Calderón en una clínica?
Argandoña: “Por el hecho de que lo demandó el padre”
Gómez-Pablos: “Él va por voluntad propia…”
Argandoña: “¿A dónde?”
Amaro Gómez-Pablos: “A la clínica”
Argandoña: “No, no sé cómo llega a la clínica”
Gómez-Pablos: “¿Cómo crees tú que reaccionará eventualmente tu hijo privado de libertad? Sea como sea, bien con arresto domiciliario, o quizás, eventualmente, en una cárcel”
Argandoña: “No es que esté feliz, peor creo que Dios nos ha ayudado como familia, porque creo que donde mejor puede estar en este momento es en una clínica siquiátrica, atendido por profesionales, porque él lo necesita. Y después que vayamos entrando de a uno, porque todos lo necesitamos en esta familia”
Gómez-Pablos: “Tú siempre has reclamado, y lo he visto en este último tiempo, la igualdad de condiciones para todos los chilenos en distintos ámbitos. ¿Va a haber igualdad en el trato?”
Argandoña: “Yo creo que sí. De hecho, ya lo ha habido. Ha sido una desventaja, porque hacen como una medida ejemplificadora y los hechos los debe determinar la justicia. La jueza debe determinar el castigo de mi hijo. Pero lo único que le pido es que mi hijo necesita ayuda.
“Y lo único que te puedo decir es que, si mi hijo están viendo, mi hijo no puede ver televisión en la clínica, nada, ni tampoco puedo verlo. Pero si la Kel está al lado de su padre, que ha sido la vocera últimamente de él, pedirle perdón… Pensé que era la mejor mamá… Y perdóname…”
Gómez-Pablos: “Estás usando la televisión porque no puedes hablar con ella”
Argandoña: “Yo con la Kel no puedo hablar. Ella no quiere hablar desde que pasó esto. Por eso, yo sé que ellos ven mucha televisión, el papá y la Kel, sobre todo este caso, que lo deben ver y repetir varias veces, pero como no te puedo ver, hija, y Hernán papá, que tampoco ahora ya me recibe los mensajes, no pudras a tu hijo en la cárcel. Él necesita ayuda y tú lo sabes. Hernán, el error fue nuestro como papás. Y a la Kel, perdóname…”
Gómez-Pablos: “Kel solidariza con su padre, tú solidarizas con Nano. ¿Proteger a Nano en qué se traduce para ti hoy?”
Argandoña: “En estar fuerte, en conseguir un buen abogado que lo defienda. No puedo dejar a mi hijo solo, ¿cómo voy a dejar a mi hijo solo, si el padre lo único que quiere es encerrarlo de por vida en la cárcel? Si no lo fue a asesinar, no lo fue a matar, fue un impulso al saber que su padre le habría proporcionado tocaciones a su polola”
Gómez-Pablos: “Hay una imagen muy fuerte de tu hijo sacándose una selfie en el ascensor, después del incidente”
Argandoña: “No la he visto. Mi hijo está enfermo, mi hijo necesita ayuda. Una persona enferma no está, no tiene los cinco sentidos. Yo quiero que entiendas que yo no lo justifico, por ningún motivo de la vida lo justifico, pero lo que yo no puedo entender es que un padre quiera meterlo de por vida a una cárcel. Y él sabe perfectamente, porque también conoce a su hijo, que esa no era la intención.
“A mí me dolió mucho cuando vi los WhatsApp (que supuestamente Hernán padre le enviaba a Rebeca Naranjo, polola de Nano Calderón que se querelló por abuso sexual en contra de su suegro), tienen fecha de marzo. Estamos a agosto. Yo vi los WhatsApp con fecha, las fechas tienen marzo y esto fue ahora, en agosto. Cuando los hombres ven eso, hay una intención.
“Te juro que es una pesadilla que no me gustaría despertar, porque creo que cuando despierte voy a decir ‘chuta, fue realidad’. Y cada minuto que pasa yo no puedo entender lo que pasó. No puedo entender. No puedo entender en qué fallamos, como alguien de nuestro entorno no nos dijo ‘están mal como papás, están mal’”
Gómez-Pablos: “Entonces tú dices que el arrebato de tu hijo es consecuencia de esas tocaciones”
Argandoña: “Absolutamente. Y de los WhatsApp que él vio. Mi hijo lo supo ahora. Ella no quiso decirlo porque…”
Gómez-Pablos: “¿Pero te calza a ti con lo que tú sabes de la personalidad de Hernán padre?”
Argandoña: “Yo con Hernán no vivo hace quince años, la gente cambia. Fue un dolor muy grande, créeme. Porque dicen que las mujeres de los hijos son como hombres, o sea tú no puedes tocar. Eso es parte de la base. Hernancito pensaba que su papá era su superhéroe y de repente que el papá le hizo tocaciones a su polola y que la quería jotear. No sé si la palabra es esa, la jóvenes usan esa, pero es terrible. Y yo cuando vi eso me costó mucho creerlo, pero no te puedo mentir, las fechas son de marzo y estamos en agosto”
Gómez-Pablos: “¿Y tú crees que esto ha ocurrido antes con otras pololas?”
Argandoña: “No sé”
Gómez-Pablos: “Tu hijo no te ha dicho nada?”
Argandoña: “Yo no puedo hablar con mi hijo. ¿Tú crees que no quiero abrazarlo? ¿Tú crees que cuando lo sacan de la clínica una mamá no quiere abrazar a su hijo? Pienso en cuando yo tenía el régimen de visitas, él tenía cuatro años y Hernán se lo tenía que llevar a las siete de la tarde. Hernán siempre lo iba a buscar y yo le decía ‘pucha, déjamelo más tarde, déjamelo hasta las 7.30’. Pero Hernán llegaba diez para las siete y esperaba abajo, como diciendo ‘ya, bájamelo’.
“Yo lo baja en brazos, se lo entregaba y mi hijo me decía ‘mamá, no me entregues’, y se lo tenía que pasar. Hoy día lo vi esposado, lo vi tan abandonado, tan solo. Yo creo que Hernán también tiene… Hernán es papá y ojalá decante todo, pero él tiene que saber que tiene la misma responsabilidad que yo estoy diciendo que tengo en cámara como mamá”
“Mi mamá en pocos días más cumple 93 años, lo que más me gustaría es que si mamá parte de aquí nos viera unidos. Pero es imposible. Ella se va a ir de aquí y va a ver a sus nietos peleados. No puede ser que los hermanos se odien.
“Mi mamá siempre ha dicho que ella escucha, no opina. Solamente me dice ‘aquí estoy’. Es una viejita amorosa que está clever. Ha visto todo, toda la masacre en los otros matinales y solamente dice ‘la reacción de mi nieto fue por algo’. Que la no la justifica tampoco, pero una abuelita es como una mamá.
“Daría todo, daría todo lo que tengo porque tuviéramos una reunión los cuatro y no sé, decirnos todo en lo que fallamos, que ellos nos dijeran en qué fallamos, ‘mamá, papá’. Que estuviéramos los cuatro y yo y Hernán pedirles perdón. Ojalá no sea tarde. Pero lo veo difícil.
“Yo tengo que trabajar, tengo que dar la cara, mañana tengo que volver a trabajar y mi obligación como personaje público, que siempre da la cara, no solamente cuando la gente está feliz. La gente quiere saber cómo estoy, les he contado mi verdad. No se lo doy a nadie, es terrible lo que yo he pasado, lo que yo he escuchado por parte del padre, es terrible”
Gómez-Pablos: “¿Y a ti quién te sostiene?”
Argandoña: “Nadie, ¿sabes por qué? Porque siempre he pasado sola. Prefiero estar sola. Tengo mi Virgen de Lourdes, a quien le he prendido muchas velitas, rezo y pido perdón. Y solamente le dije ‘te lo entrego, haz lo que tú quieras’. Eso, nada más. No me gusta que me llamen. Yo sé que varia gente me ha mandado muchos mensajes, pero en este momento es mejor estar sola”