«Boleros de Luis Miguel, ‘oye, bailemos’, y empezamos (a besarnos con Paulina Nin). Ahí nació el romance…», recuerda Emeterio Ureta
“Yo estaba enamorado de ella. La quería mucho”, afirma Emeterio Ureta sobre su romance con Paulina Nin.
El contratista de la construcción que en 2004 comenzó a aparecer en diversos programas y se convirtió en figura televisiva conversó con Raquel Argandoña en Raquel Forever, el espacio que la comunicadora emite por Instagram.
Esto fue parte del diálogo sobre Paulina Nin:
Raquel Argandoña: “Tú tuviste dos Paulinas en tu vida, una que quisiste mucho, que yo creo que estás enamorado hasta el día de hoy, que fue tu señora, y la otra Paulina que es del espectáculo”
Emeterio Ureta: “Sí, pero no la nombremos. Ella me niega”
Argandoña: “Sí, ella te niega, Pero yo me acuerdo perfecto que tú te fuiste a París a verla. La Paulina Nin. ¿Por qué te fuiste tú para allá?”
Ureta: “Yo estaba enamorado de ella. La quería mucho”
Argandoña: “Tú eras amigo del Canuto Errázuriz, su ex marido”
Ureta: “No. La manera en que la conocí es muy simpática. Yo tenía departamento en Reñaca y ella estaba un poco más allá en un departamento, nos mirábamos en el desayuno”
Argandoña: “¿Se miraban por la terraza?”
Ureta: “Claro. Entonces los dos cabros, el Canutito y la Paulinita, se hicieron amigos del Emeterio y la Tita, y jugaban en la arena y todo. Y una noche manda a decir ella, por el teléfono escucho yo, ‘pucha, dile al Emeterio que venga a comer aquí poh, que está solo allá’.
“Y la Tita le dice ‘no. Al papá le gusta estar solo, se entretiene con su música’, qué sé yo. Cuento corto, me llamó: ‘Oye, ¿qué te crees weón?’. ‘No. No es que me crea nada, pero es tu casa, convídame tú poh’”
Argandoña: “¿Te invitó a comer?”
Ureta: “Claro, a picar unas cosas. Y al día siguiente yo no la vi y el domingo en la noche, era febrero me acuerdo…”
Argandoña: “¿Pero qué te pareció?”
Ureta: “Me encantó. Comimos ahí en la casa de ella”
Argandoña: “¿Y cómo nació este romance?”
Ureta: “El romance nació de una manera muy simpática: estábamos los dos ahí una semana, no sé por qué, y yo me quedé esa semana ahí. Y el día lunes un amigo mío, canchero, bien divertido, me dice ‘vienen unas amigas mías, tú tienes que venir, vamos a hacer una tallarinata’.
“Llegué allá y no tenía idea quién iba, a todo esto con la Paulina no habíamos hablado nada. Y estaba la Paulina con cuatro amigas. De nuevo nos vimos, entonces este gallo puso unos boleros de Luis Miguel, ‘oye, bailemos’, y en los boleros empezamos (sonido de besos). Y ahí nació el romance”.
