La transición de Adriana Barrientos: “Yo venía de la Escuela Militar. Quería ser la primera general de Ejército femenina… Y al año siguiente estaba desfilando con Kenita, con Carlita Ochoa»
“Así es que si usted está deprimido, o no le gusta su vida, créame, lo que yo viví es algo que yo jamás pensé en mi cabecita», afirmó Adriana Barrientos tras contar cómo en un año pasó en de ser cadete en la Escuela Militar a modelo.
La comunicadora del ámbito de la farándula relató lo siguiente en Zona de Estrellas, programa del cual es panelista:
“Cuando estaba en el colegio me decían ‘la modelo’. No trabajaba de modelo, estaba en colegio de monjas y en tercero medio hicimos un desfile chiquitito. Y años más tarde me encontré con unas niñas que eran más chicas que yo, que me dijeron ‘Adri, nosotros en el colegio siempre te decíamos ‘la modelo’’.
“Y para cuarto medio, la despedida, con mis compañeras, todas teníamos que decidir en qué veían trabajando a la otra. Y todas las niñas dijeron ‘la Adriana va a terminar haciendo comerciales o algo así’. Y justo, terminé trabajando finalmente de modelo.
“Yo venía de la Escuela Militar y era loco que mis compañeras dijeran eso. Obvio, con mi fusil a la Escuela Militar. Quería ser la primera general de Ejército femenina. Imagínate lo que era eso. Si cuando me accidenté me estaba preparando para hacer el curso de paracaidista. Quería ser boina negra.
“Y mis compañeros diciéndome ‘te veo haciendo comerciales’. Y yo ‘¿cómo? Si estoy postulando a la Escuela Militar. ¿De qué estamos hablando?’”
Muestran una imagen de ella desfilando como cadete.
“Era bien divertido. Una vez estando dentro de la escuela había ido a acompañar a una compañera que se había lesionado.
“Estaba esperando ahí y tenían la tele encendida. De repente veo y salía desfilando, nunca me voy a olvidar, Carlita Ochoa, Kenita Larraín, en el desfile de Roberto Giordano. Y yo estaba con la cara llena de mimetismo y con mi fusil y mi uniforme, mi tenida de campaña, ni siquiera ese uniforme bonito, y toda embarrada.
“Miro eso y en febrero del año siguiente estaba yo desfilando con Kenita, con Carlita Ochoa, en la pasarela de Roberto Giordano.
“Fue muy raro, las cosas de la vida. Pesaba 67 kilos y de ahí desfilaba con 49 kilos en Giordano. Estamos hablando de casi 20 kilos menos. Es impresionante las vueltas que tiene la vida.
“Así es que si usted está deprimido, o no le gusta su vida, créame, lo que yo viví es algo que yo jamás pensé en mi cabecita. Imagínese, señora, estar en medio de una campaña militar y al año siguiente encontrarte con una de las pasarelas más glamorosas de toda Sudamérica y yo siendo una de las principales modelos.
“Ese es el mensaje para toda la gente. Hay que tenerse fe. La vida es bonita y ocurren cosas muy lindas”.