«El me decía madre a mí… A veces se iba a mi casa a tomar onces, me llevaba el halcón y lo dejaba apoyadito en una sillita, y ahí estaba el halcón», recuerda Anita Reeves sobre Felipe Camiroaga
«El me decía madre a mí», contó Anita Reeves.
La actriz de 73 años recordó su vínculo con Felipe Camiroaga, el cual cual comenzó, según afirma, cuando TVN le pidió que le diera clases de actuación al animador en 1992, previo a grabar Jaque Mate, la primera de las dos teleseries que hizo.
Reeves relató su relación con el querido comunicador fallecido en 2011 durante una entrevista en el late del canal público Buenas Noches a Todos:
«Yo conocí a Felipe antes de esa teleserie, porque el canal me pidió que le diera algunas clases, porque iba a entrar. Y ahí ya nos hicimos yuntas, por el sentido del humor, los dos leseábamos mucho, más que clases yo creo que nos reíamos juntos.
“Y de ahí quedó esa relación linda con él. Teníamos cosas en común y cosas que no teníamos nada que ver los dos. Por ejemplo, las cosas en común que siempre nos unieron fue el amor por los animales. Siempre.
“Incluso quedó pendiente, que habíamos pensando nosotros, como vivíamos al lado, hacer una especie… No era un asilo de animalitos, sino que era un lugar de encuentro de animalitos. Pero no solo de perros y gatos. De recibirlos, cuidarlos, tener veterinarios y entregarlos y donarlos. Hacernos un espacio para tener aquello.
“Y por otro lado, a mí no me gustaban los personajes cómicos que Felipe hacía, que fueron los que a todo el mundo le gustaban. Yo se los encontraba rasca, le decía ‘tan rasca esos personajes y esos dientes que te pusiste, pero que cosa tan charcha’.
«Yo le decía ‘Felipe, sí tú puedes hacer…’ Al final me gustaban. En el fondo me gustaban. Lo que pasa es que los encontraba rascas, porque yo encontraba que Felipe podía hacer otras cosas. Y él era chacotero y era así, y le gustaba hacer eso. Siempre andaba haciendo tonteras en todos lados. En el campo no te diré.
“Yo lo llevé a él (a vivir al campo). Pero no lo llevé a Chicureo, yo lo llevé a Lo Arcaya, a Colina, porque Chicureo era un fundo que quedaba muy para dentro. ‘Qué bonito suena’, dijo alguien, y le puso Chicureo a esa zona. Por eso yo le decía, en broma, ‘tú eres ‘el halcón de Chicureo’ y yo soy ‘la ameba de Lo Arcaya’’
“Era muy gracioso. Todos los fines de semana nos veíamos, siempre que estaba él allá nos veíamos y cuando hacía sus partidos de polo en su canchita yo le veía desde mi casa. A veces se iba a mi casa a tomar once, me llevaba el halcón y lo dejaba apoyadito en una sillita, y ahí estaba el halcón.
«Yo estaba en el momento de apagar mi celular para entrar a actuar en una obra, estaba en el camarín, suena el celular, me llama una amiga y me dice ‘Anita, hay una noticia de última hora que dice que un avión en el que iba Felipe capotó’.
“‘¿Qué quiere decir eso?’. ‘Que el avión capotó, que están desaparecidos’. Yo sabía que Felipe se iba, porque me había contado que se iba a Juan Fernández. Algo íbamos a hacer y me dijo ‘no, porque me voy a Juan Fernández’. ‘Ahora entro a escena y después veo’, corté el teléfono e hice la función.
“Por supuesto que durante la función no pensé en Felipe, porque cuando estás actuando estás en otro mundo. Y después empecé a averiguar y era la noticia. Pero a mí me costó mucho asumirlo o digerirlo.
“Yo siempre pensé ‘conociendo a Felipe, debe haber nadado, se debe haber metido a algún lugar, debe haber encontrado una cueva y debe estar llevando gente de ahí para allá’. Por como era él, de una generosidad que te la regaló. Poca gente debe saber lo generoso que era Felipe.
“Y lo solidario. Era muy solidario. Estaba siempre pendiente de que tú estuvieras bien, incluso en el mismo campo, pendiente de que no te fuera a pasar algo. Entonces yo me lo imaginé siempre salvando gente y llevándola a algún lado, ejerciendo ese trabajo.
“Me costó y me insistía a mí misma, me inventé que Felipe estaba haciendo eso. Y me lo inventé para poder sobrellevar esta pérdida, hasta que definitivamente no hubo vuelta y fue lo que fue”.